Teto busca salir del olvido

Dicen sobre los canteranos que el segundo año, el de la consolidación, es casi siempre más difícil que el primero, el de la eclosión. Comprobado en sus carnes que así fue, lo que no esperaba Alberto Martín Díaz (Santa Cruz de Tenerife, 2001) es que su tercer curso en la élite se convirtiese en la peor experiencia que jamás imaginó. No ya solo por sus discretos dígitos, muy por debajo de sus propias expectativas, sino sobre todo por la pesadilla colectiva que tiene al tinerfeñismo al filo del colapso, sin margen para el error y con serias opciones de salir del profesionalismo.

Para Teto, todo está siendo un máster. «Me voy a casa y a veces lo pago con quienes menos culpa tienen», sugería hace muy poco tiempo para referirse a su propio estado anímico. Para el 21 blanquiazul, casi todo son nubarrones. No ayuda sus muy escasas dosis de protagonismo, pero el tinerfeño responde siempre con una sonrisa. «Cuando hace falta una voz de ánimo o un grito, es a Teto de los más se escucha», sugería recientemente Álvaro Cervera, quien confesaba que en sus propios planes había previsto un mucho mayor protagonismo para el futbolista, que soplará 24 velas el próximo mes de septiembre.

«La relación es muy cordial y su comportamiento en los entrenamientos es sensacional», rubrica el míster, que se ha encontrado con cierta superpoblación en la demarcación que le tiene asignada a Teto. «Ahí están Aitor Sanz, Aarón, Diarra... y ninguno se ha caído», explicaba antes de que el madrileño viese una amarilla que acarrea suspensión y que le apartará del once de esta noche en A Coruña. Aún así, no parece que vaya a ser día para Teto, que trata de sobreponerse a la adversidad y no evidencia con sus palabras ni un ápice de malestar. Más bien al contrario, piensa en clave de grupo. «Los malos momentos marcan más, y te hacen más fuerte», exponía hace solo unos días en conversación con EL DÍA.

«Nuestro papel como profesionales es dar la cara y ofrecer nuestro 100%. Ya no solo por el escudo y lo colectivo, sino también por nuestro propio bien. Desde el momento en que bajes los brazos, eso te va a hacer mal», indica. El canario no lo tiene fácil. Atrás quedaron las solicitudes de cesión que le llegaban de otros destinos (Mirandés o Burgos) y los tiempos de mayor lucimiento personal. Ahora, le toca esperar su opción de jugar y aprovecharla como sabe. Y mientras, seguir apoyando y sudando.

A escala personal, sus números evidencian un indeseado retroceso. De los 1.882 minutos de su primer año en la élite, con tres goles y más de una veintena de titularidades; a jugar casi un 33% menos en el que iba a ser el curso de su consolidación. Con Garitano, sus luces se apagaron y pasó a disputar tan solo 1.207 minutos repartidos en 33 partidos. Fue un año de muchas más suplencias que titularidades, pero aún así pudo anotar idéntica cifra de goles, otros tres.

La mejor actitud

Incuestionablemente está siendo el curso presente el más alambicado para el canario, que eligió su dorsal por coincidir con algunos de sus referentes isleños: Valerón, David Silva, Jonathan Viera... El sueño de llegar donde ellos queda lejos, pero ganas no le faltan. Tendrá que ponerse en pie después de haber jugado la raquítica cifra de 457 minutos con solo dos titularidades, la última de ellas en septiembre del año pasado. Difícil o casi imposible haber estrellado su casillero de goles, que sigue a cero a expensas de que surja una oportunidad para volver a brillar y volver a anotar, como en temporadas pretéritas, quién sabe si para acercar el sueño de la permanencia que ahora parece quimera. A corto plazo, el primer propósito ha de ser volver a sumar. Para Teto, su última vez sobre la cancha fue a principios de marzo (media hora ante el Mirandés). En el Heliodoro, ni rastro de él desde mediados de febrero. Demasiado tiempo en barbecho pero con una actitud sobresaliente.

Si bien no parece que hoy vaya a ser titular, su presencia en la convocatoria, la ausencia de futbolistas relevantes que pueden jugar en el medio y las ganas de sorprender por parte de Cervera aún pueden darle margen para lucir. Teto espera para salir del olvido.

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