El CD Tenerife empata en Riazor y se queda sin margen de error

El 0-0 en Riazor deja la lectura de que el Tenerife se ha quedado sin margen de error. Tendrá que ganar los seis partidos que le restan para alcanzar –y superar por poco– la cifra de 50 puntos, que es la que suele garantizar la permanencia en Segunda –habrá que ver si hacen falta tantos–. De La Coruña salió con 33 y a lo máximo que podrá llegar es a 51. Para eso tendrá que derrotar al Eibar, Levante, Racing de Ferrol, Cartagena, Oviedo y Almería. Sin espacio para el fallo.

Si no fuera por la necesidad que condiciona al equipo, no sería un mal resultado. Entre otras cosas, esta X alarga a cinco la serie de partidos sin perder, iniciada con tres victorias consecutivas y empeorada con dos igualadas. Pero como pasó en la jornada anterior, con idéntico desenlace ante el Burgos (0-0), empatar era perder.

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Y también como en el encuentro de la semana pasada, el equipo de Álvaro Cervera mereció más. Contó con ocasiones claras para marcar en la segunda parte, con Cantero y Enric Gallego como ejecutores, y no tuvo a su favor un par de decisiones arbitrales en las que pidió penalti, una por un empujón del portero a Diarra y otra por una aparente zancadilla a Luismi Cruz.

Sin Sergio ni Aitor

En la cuenta atrás, la noticia estuvo en una alineación en la que no pudieron entrar dos habituales titulares, los sancionados Sergio González y Aitor Sanz. El equipo se protegió con César y David en los laterales y con Mellot y Landázuri en el eje de la zaga, y fijó el centro de maniobras con Aarón realizando la función del capitán junto a Bodiger, para que Diarra, Luismi y Waldo trataran de enlazar con Maikel, el elegido esta vez para ejercer de delantero. Una alineación inédita que supo llevar a cabo enseguida el plan de partido, principalmente por la solvencia en el bloqueo a un Deportivo al que le costó progresar como le gusta, con la velocidad y la ruptura de un inquietante tridente formado por Mella, Mario Soriano y Yeremay.

Las jugadas polémicas

Con la ventaja de no sufrir atrás ni tener que achicar agua cerca de su área, algo que no es nuevo con Cervera, el Tenerife fue progresando poco a poco, llevando el juego al campo contrario para que empezaran a pasar cosas, como dos acciones polémicas dentro del área en el primer tiempo, una por un empujón del portero Helton Leite a Diarra en su intento de atrapar el balón por alto (11’) y otra por una caída en carrera de Luismi Cruz cuando se había marchado del central Pablo Martínez(38’). Óliver de la Fuente Ramos no pitó penalti en ninguna de las dos. En la primera sin la necesidad de revisar lo sucedido en la pantalla, y en la segunda, tras ver la repetición en el monitor por indicación del árbitro del VAR, Moreno Aragón.

Fueron dos sobresaltos que agitaron una primera mitad sin muchos más relieves y en la que el Tenerife logró que, en gran medida, se jugara a lo que más le interesaba. Eso sí, sin llegar a generar una ocasión limpia. Lo intentó Maikel en el minuto 5 con un remate taponado por la defensa, luego probó suerte Aarón (10’) sin poner en aprietos a Leiton, repitió Maikel con la misma suerte que en primer ensayo (11’), después Bodiger (12’) y más tarde Waldo (25’). Finalizaciones carentes de la pegada o la puntería necesarias.

Casi igual que un Deportivo que solo tuvo un tramo de dominio en esa fase del encuentro. Pasado el cuarto de hora, logró rebasar la densa barrera tinerfeña para que conectaran Soriano, Mella y Yeremay, los portadores del verdadero peligro deportivista. Pero la expansión ofensiva de los locales no dejó ninguna consecuencia y tampoco tuvo continuidad. Zakaria sí fue capaz de acomodar un remate en condiciones después de dejar atrás a Landázuri, pero el balón salió sin que Badia tuviera que intervenir (14’). Poco más de un Deportivo que no tardó en volverse a atascar en la salida, empeñado en elaborar desde Helton y fallón ante una presión tinerfeña funcional desde la colocación más que por su agresividad, que también la tuvo. Los fallos de entrega eran constantes y permitían al conjunto vestido de rosa recuperar cerca del área coruñesa, dando lugar a una presencia creciente en la zona en la que todo se podía resolver a su favor. El camino debía ser ese, a falta de la dosis necesaria de acierto.

La segunda parte

La segunda mitad comenzó con las primeras transiciones, señal de que los dos equipos habían coincidido en arriesgar un poco. Yfue así como el Deportivo se acercó al gol, inicialmente con una jugada con el sello de Yeremay, tras sentar a César y a Mellot y rematar pegado al poste (52’), y a continuación con un cabezazo de Zakaria ganándole el salto a Maikel en un córner (55’). Un par de zarpazos que no desestabilizaron a un Tenerife que siguió a lo suyo con la misma firmeza y también buscando el gol, pero sin filo. Para sacar punta, porque el empate no iba a servir de mucho, Álvaro Cervera introdujo dos cambios en el minuto 67, Cantero y Gallego por Luismi y Maikel.

De ese movimiento surgieron las dos mejores oportunidades hasta el momento, ambas protagonizadas por Cantero. El madrileño entró en escena con un golpeo que despejó Helton cuando la pelota iba directa a la red, cerca de la escuadra. Paradón (70’). Y sin tregua, insistió con un chut desde fuera del área que salió cerca del poste. El Tenerife se lanzó decididamente a por el triunfo y sometió a un Deportivo pitado por su público, a modo de toque de atención. Pero no hubo reacción y Bodiger fue a por más con un disparo a media distancia que agarró el portero.

Ocasión clara de Gallego

La oleada no terminó de cubrir a los coruñeses, que se aplicaron para dar la réplica. Lo hicieron con un par de saques de esquina con los que, por lo menos, pudieron darse un respiro defensivo. Muy breve, porque el partido continuó en la mitad del campo local y con el cronómetro corriendo hacia el 90.

La tuvo Enric. Muy clara. Solo delante de Helton(80’). Pero el ariete estrelló la bola en el guardameta, a esas alturas, el más destacado de un Deportivo minimizado pero con margen para dar un último arreón con el que acarició el triunfo con los remates de Hugo Rama (89’) y Denis Genreau (92’). Ni unos ni otros. Al final, empate. Ya no queda margen de error, pero tampoco hay rendición.