Yann Bodiger, la 'misión' cumplida de Álvaro Cervera

Decepcionante la pasada campaña y sin visos de mejoría con Cano y Mel, el francés ha experimentado una metamorfosis desde el último cambio de entrenador

Yann Bodiger celebra el primer tanto del Tenerife al Granada.

Yann Bodiger celebra el primer tanto del Tenerife al Granada. / María Pisaca

Santa Cruz de Tenerife

«A Yann hay que darle una misión», explicó Álvaro Cervera con algo de extrañeza en el gesto cuando se le preguntó por Bodiger por primera vez. Entrenador y futbolista habían coincidido en el Cádiz, de ahí que Cervera tuviese un conocimiento perfecto de las virtudes del futbolista. Y también de sus defectos. 

Semanas después de aquella primera respuesta, y con el francés ya rindiendo de forma excelente, el míster sonrió al ser requerido para dar una explicación a la metamorfosis del centrocampista. Entonces, Cervera apuntó que, por su pasado común, quizá entendía mejor a Bodiger que Garitano, Cano y Mel –a estos no los nombró directamente–, y desveló una curiosa interioridad. A la vista de las pésimas referencias que manejaba del desempeño de Bodiger en la Isla, decidió incluirlo en su primer once inicial a modo de examen. Todo o nada. Y salió cara. 

Pleno de 17 con Cervera

Desde entonces, el alicaído Yann se ha convertido en el corazón que mantiene el pulso del Tenerife de Cervera. Sin brillo con la pelota –no es precisamente elegante–, apenas pierde balones, mientras que destaca siempre en robos, en duelos ganados y aparece siempre en la lista de futbolistas del equipo con más kilómetros recorridos. Por si fuera poco sus 188 centímetros le convierten en una pieza clave en el balón parado defensivo y una potente amenaza en el ofensivo. 

De hecho, con 16 titularidades y una sola suplencia, Bodiger es el único futbolista de campo que ha participado en todos los partidos desde el relevo en el banquillo insular. Solo Badia le iguala con pleno de 17 intervenciones. De fichaje decepción a pieza clave. De transmitir apatía a celebrar como un poseso el gol de Maikel Mesa al Albacete –la imagen se hizo viral– o el tanto de Waldo en El Molinón. El nuevo Bodiger, misión cumplida para Cervera. 

Más en la lista

Aunque ninguno iguale al pulpo, además de Badia en la portería, un puñado de jugadores destacan entre los predilectos del preparador ecuatoguineano. En el reparto de apariciones desde la marcha de Mel sobresalen un puñado de futbolistas. En segundo lugar, con 16 partidos de 17, se encuentra el también revitalizado Waldo Rubio, que solo se ha perdido una jornada, cuando cumplió sanción frente al Elche (fue expulsado contra el Albacete). Tercero, con 15, es Jeremy Mellot. No es cuestión de técnicos, el francés es dueño indiscutible del carril derecho de la defensa. El galo solo se quedó a cero en Copa y en un duelo liguero que no pudo disputar por acumulación de amarillas. 

En el cuarto peldaño, David Rodríguez y Luismi Cruz igualan con 14 concursos. Con roles radicalmente distintos, uno parece haber encontrado la regularidad que siempre se le había demandado visto su talento. Expulsado con roja directa frente al Levante, y alguna vez con minutos desde el banquillo, Luismi ya no solo deja destellos de calidad. Trabaja más y, sobre todo, ha conseguido tener impacto directo en el resultado con más frecuencia, especialmente en la ejecución del balón parado. Las pone con música. 

David, por otra parte, ese tipo de futbolista que no enamora la vista, pero siempre cumple. Pese a la dificultad de participar en el perfil contrario, se ha adueñado del carril izquierdo. La 24/25 ha sido la campaña de su consagración.

Aitor Sanz, un caso particular

Ni tiene 17, ni 16, ni 15. Ni siquiera 14. No importa, no hay ninguna duda de que Cervera le adora. ¿Y quién no? Aitor Sanz suma 13 participaciones desde el regreso de Álvaro. La afinidad entre el capitán y el técnico es máxima. Todavía lesionado en los dos primeros partidos del técnico, Sanz volvió frente al Castellón, justo en la primera victoria. Con el paso de las semanas, se perdió algún choque debido a una microrrotura muscular, pero acabó regresando al once en cuanto estuvo disponible. Su no tan destaca participación tiene letra pequeña. Aunque se trate de un ejercicio de ficción, de haber estado al cien por cien, hubiese jugado casi siempre. 

Aitor Sanz, en el duelo liguero frente al Burgos.

Aitor Sanz, en el duelo liguero frente al Burgos. / María Pisaca

Cervera, de hecho reconoció hace unos días que no puede ser objetivo con el jugador. Cuestionado por una posible renovación del líder del vestuario, el entrenador adujo que tiene «una historia de lejos» con el centrocampista. «Para mí es una persona que merece la pena que esté en cualquier club», manifestó.

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