El Tenerife gana en El Molinón y da motivos para la esperanza
El equipo blanquiazul logra su primer triunfo a domicilio. Remonta ante el Sporting con goles de Sergio González, Waldo y Enric Gallego. Se pone a ocho puntos del Eldense, que se sitúa en el decimoctavo puesto a falta del partido Zaragoza-Mirandés

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No había enlazado dos victorias y lo hizo superando al Cádiz y al Granada en el Heliodoro. Le faltaba ganar fuera de casa y lo consiguió en El Molinón alargando así la racha a tres triunfos seguidos. La imagen del Tenerife de ahora, el de Álvaro Cervera, está muy lejos de ser la de un equipo metido en el problema de ocupar el antepenúltimo puesto de la clasificación, con una distancia con el decimoctavo de la tabla que, a falta del partido de este domingo del Zaragoza con el Mirandés en La Romareda, es de ocho puntos –en el peor de los casos, aumentará en una unidad–. De momento, la referencia actualizada es la de un Eldense que también venció; en su caso, en Cartagena.
El sprint final sigue estando muy cuesta arriba, pero la dinámica de los blanquiazules en el tramo de marzo y el inicio de abril, da para seguir haciendo cálculos y para pensar que la permanencia en Segunda no es imposible. Para llegar a los salvadores 50 puntos –no siempre son una garantía–, el Tenerife tendrá que sumar 19 más, y quedan 24 en juego. Los tres próximos, en el Rodríguez López contra el Burgos de Luis Miguel Ramis.
Entre las señales de la fortaleza de este renacido Tenerife, están las remontadas. Son un indicio de lo vivo y comprometido que está el equipo, de lo mucho que ha cambiado respecto a una primera vuelta que es su verdadero lastre. Ya le dio la vuelta a un resultado adverso en el encuentro con el Granada (2-1) y repitió en El Molinón, un estadio que se ha ganado el derecho de ser considerado como talismán. Porque el Sporting logró adelantarse en el arranque de la segunda parte gracias a un penalti cometido por Bodiger y transformado en gol por Otero, pero se vio desbordado por un Tenerife impulsado por la necesidad. En un par de minutos, el 1-0 se transformó en 1-2 gracias a los tantos de Sergio González y Waldo Rubio. Y para cerrar a lo grande, Enric Gallego amplió la diferencia.
De entrada, el Sporting escenificó enseguida sus intenciones. Responsabilizado por una serie de ocho jornadas seguidas sin ganar y el temor de enredarse en la lucha por no bajar, el equipo de Rubén Albés salió activado, anticipándose, ganando duelos y procurando ser vertical. Pero nada de eso intimidó a un Tenerife que fue domando poco a poco a su rival para que el control comenzara a ser cosa de dos. Y una vez establecido el equilibrio, fueron los blanquiazules los que empezaron a meter algo de miedo. Porque el Sporting pisaba el campo contrario a ráfagas, pero se encontraba con un adversario que, con Álvaro Cervera, ha conseguido que le generen pocas ocasiones de gol. Dubasin, bien vigilado por David, y Juan Otero, lo intentaban, pero no terminaban de romper barreras. Tardaron 42 minutos en hacerlo. Cerca del descanso, el colombiano pudo dejar en ventaja a su compañero, que quiso regalarle un gol a Rosas, pero ahí apareció César para despejar. El canterano había entrado como novedad en un once en el que coincidieron tres laterales derechos, César en su puesto, David en el contrario y Mellot como central para sustituir a Landázuri, que fue baja. Antes del descanso, la producción local no fue mucho más allá. Un quiero y no puedo de un equipo con falta de contundencia.
En cambio, en ese mismo tramo, el Tenerife sí inquietó de verdad al Sporting. Al principio, volcándose hacia el costado de un vertical Waldo. Luego, con la variante de Luismi Cruz en el otro lado. Entre unos y otros fueron consiguiendo que la sensación de peligro se notara realmente en el área gijonesa. Por ejemplo, en una aproximación de César, que no llegó a recibir un pase filtrado de Luismi por la intervención de la defensa (12’). Más tarde, con una volea de Waldo imaginada antes por el delantero Maikel y anulada por Yáñez con un paradón (24’). Y al rato, con un cabezazo de Sergio en un saque de esquina lanzado por Cruz (33’). En definitiva, el Tenerife estaba creciendo en el medio y, lo más relevante, era mejor en las dos áreas, en la propia y en la ajena. Solo le estaba faltando un poco de acierto en la finalización.
El intermedio no alteró esa tendencia. De hecho, el Tenerife siguió a lo suyo con un remate de cabeza de Diarra para enriquecer una falta lanzada por Luismi (47’). El partido estaba donde querían los blanquiazules. Aparentemente, solo un giro inesperado, un golpe de mala suerte, podía alejar a los de Cervera de una imprescindible victoria. Y el revés llegó a modo de penalti. Uno más en una temporada dañina en casi todo. Ya son diez. Lo cometió Bodiger con el brazo al aire, al desviar con la mano un intento de centro de Otero. Nada que protestar. Quedaba el recurso de Badia, un especialista en estas acciones. Y se lanzó bien, pero no llegó a tocar la pelota pegada a su palo izquierdo, a media altura. La fortuna le había echado una mano al Sporting:1-0, Otero, en el 49’.
El tanto animó a los locales, que quisieron aprovechar el momento y volvieron a poner a prueba a Badia, esta vez con un potente chut de Dubasin desde la línea frontal del área. Pero al Tenerife no le duró la fase de aturdimiento. Consciente de que no le valía el empate y mucho menos la derrota, pisó el acelerador en un doble o nada. Cervera agitó al equipo con un triple cambio en el minuto 58: Aarón, Cantero y Enric Gallego por Yann Bodiger, Yussi Diarra y Maikel Mesa. Por delante, poco más de media hora para no quedar desconectado de la carrera por la permanencia.
El Tenerife no solo no se descompuso, sino que se metió de lleno en el partido. Y de qué manera. El 1-1 llegó en el 68’ con un toque limpio con la frente de un mal defendido Sergio, en un córner ejecutado por Waldo. Trayectoria cruzada, imposible para Yáñez.
El Tenerife, lanzado a por la remontada, seguro, superior y ambicioso, volteó el resultado dos minutos después. El origen estuvo en una voraz recuperación de David en campo rival. El balón pasó por Cantero y por Aarón, rebotó en la defensa y fue a parar a Waldo, que, sin pensarlo dos veces, armó un enérgico golpeo desde fuera del área que no pudo atajar Yáñez. 1-2 en el 70’, pitada de la grada, miedo en el Sporting y fe en el Tenerife.
En ese escenario, pasó lo que tenía que pasar, un desenlace justo que coronó Gallego con el tercer tanto, estirando la pierna y tocando con la punta de la bota el balón para adelantarse a Yáñez, después de recibir un pase raso de Sergio.
El Sporting, con más corazón que cabeza, no pudo evitar el tercer triunfo seguido de un Tenerife que va a por el cuarto y sigue dando motivos para la esperanza.
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