Crueldad innecesaria para el CD Tenerife en El Sardinero
El Tenerife se queda a las puertas de su primer triunfo a domicilio. Con 0-1sufre la injusta expulsión de César. El Racing remonta con un gol polémico por una falta previa a Aitor Sanz, validado tras la revisión en la pantalla (1-2)

Partido entre el Racing y el CD Tenerife /

El destino está siendo cruel con el Tenerife. Más todavía. Como si no fuera suficiente en una temporada que avanza lentamente hacia un descenso a Primera RFEF ya asumido. Ganar en El Sardinero, o puntuar en el peor de los casos, no habría servido de solución, pero sí habría recompensado de manera aislada a los blanquiazules después de realizar una notable actuación en el campo de un Racing que vuelve a ser líder. Notable pero, al fin y al cabo, incompleta.
El equipo de Álvaro Cervera lo estaba haciendo todo bien, ser superior al rival, marcar primero gracias a un remate de cabeza de Landázuri (58’) y no conformarse con el 0-1. Pero cuando mejor estaba, recibió el injusto revés de la expulsión de César al ver una segunda tarjeta amarilla demasiado generosa para el conjunto local, un leve agarrón a Íñigo Vicente en el minuto 70. Ese inconveniente no debió ser tan influyente. Era cuestión de resistir y activar el modo sufridor ante un Racing sometido. Pero con superioridad numérica y volcado en la búsqueda del empate, el rival tuvo el mérito de marcar a balón parado, en un saque de esquina (79’). Luego, el gol de la remontada no fue tan limpio. Lo anotó Andrés antes de que Karrikaburu cometiera una clara falta sobre Aitor, que había intervenido con la intención de recuperar la pelota en la frontal del área. Una falta que no fue señalada inicialmente por Fuentes Molina. Y tampoco cuando fue avisado desde la sala de los monitores de que algo había sucedido en la caída del capitán. Pero no detectó nada punible cuando vio la repetición en el monitor y dio validez al 2-1 con muy poco margen para la reacción.
En el punto de partida, Cervera no se acomodó con la decisión más sencilla de dar continuidad a lo que funciona, es decir, repetir la alineación de la jornada anterior, la del triunfo ante el Huesca. Partido diferente, rival distinto... En Santander sí mantuvo el bloque defensivo, pero modificó el medio añadiendo a Aarón por delante de Aitor Sanz y con Bodiger a su altura. También retocó el frente de ataque. Prescindió de Luismi y de Maikel, puso a Waldo y a Diarra en los interiores –extremos– y dejó a Cantero como único delantero.
La fórmula funcionó enseguida. El Tenerife salió mejor que un Racing reducido a verlas venir en lugar de proponer. La primera impresión fue la de un cambio de papeles. El equipo que había comenzado el encuentro con la oportunidad de ser líder, no pareció el cántabro. Yal revés, porque el que se ha alejado demasiado de la salida de los puestos de descenso, fue el que entró en escena con las ideas más claras y dispuesto a llevar la iniciativa. Una de las claves estuvo en el control del centro, con Aitor barriendo por delante de la defensa y Aarón y Bodiger mordiendo y gestionando en la siguiente línea. En suma, una presión tras pérdida eficaz y coordinada, con solidaridad en los esfuerzos, una receta fundamental visto lo visto. El primer paso estaba dado. El control estaba siendo blanquiazul –rosa–. Un control con sentido ofensivo. Desde el primer minuto, el Tenerife invadió el campo ajeno con la idea de marcar. Lo hizo volcando más de una vez el juego por la banda de César, profundo como lateral derecho, y Waldo –Diarra participa menos pegado a la línea lateral–. Sin llegar a poner a prueba a Ezkieta, la sensación de mayor peligro rondaba el área cántabra. Aunque fue el Racing el que se acercó antes al gol. No necesitó mucho. Un balón parado, un centro aéreo al área y un remate de cabeza de Pablo que sacó Mellot sin opciones para Edgar Badia (9’). Fue un aviso que se produjo tras un error de César al perder la pelota y cometer una falta que le costó la primera amarilla. El sobresalto no descompuso al Tenerife, que trató de seguir a lo suyo, aunque los locales se habían agarrado a su primer remate para coger camino e insistir. Fue entonces cuando emergió Badia para evitar el 1-0 con una acción de reflejos a tiro de Arana (13’). El dominio estaba siendo tinerfeño, pero no las ocasiones y menos la contundencia.
El Racing empezó a sentirse más seguro, pero contestó el Tenerife con un potente chut de Waldo dentro del área (22’) tras recibir un pase de César. Ezkieta despejó a córner, el cuarto isleño en un primer tiempo que finalizó con un justo 0-0 y buena imagen de un Tenerife competitivo y despojado de cualquier complejo relacionado con su posición en la clasificación.
Lejos de bajar la guardia, los tinerfeños fueron a más tras el descanso. Tanto, que se lanzaron a por el 0-1 con decisión y con argumentos, desconcertando a un Racing que no sabía cómo responder. Aitor activó la secuencia ofensiva con una chilena que desvió Ezkieta a córner, Sergio continuó con un cabezazo picado cercano al palo y Landázuri completó la trilogía colando el balón en la meta con un remate aéreo en el 57’. Primer gol del ecuatoriano en su segunda actuación como blanquiazul.
Lejos de dar por bueno el 0-1, el representativo siguió apretando. El Sardinero reaccionó con una pitada a un Racing que continuaba desconcertado, a manos de un Tenerife que rozó el 0-2 con una ocasión protagonizada por Waldo.
Ya nada podía salir mal. O sí. Porque este Tenerife no suele disfrutar de alegrías completas, y menos a domicilio –todavía no ha ganado fuera de casa–. Así llegó la expulsión de César y todo empezó a torcerse. Cervera rellenó la defensa con David y quitó a Waldo, y el equipo, con uno menos, se concentró en no perder su ventaja.
De ahí en adelante, más de lo mismo, lo del perro flaco y las pulgas, el peso de las dinámicas, el golpe de suerte que favorece al que está mejor clasificado y destruye al que mira lo que pasa desde abajo y ya ha perdido la esperanza de salvarse. Lo inexplicable, una crueldad innecesaria. El Racing encontró el resquicio por el que colarse en un partido que tenía perdido y empató a balón parado antes de que el exblanquiazul Andrés Martín remontara con el polémico 2-1.
Cervera se preguntará qué más puede hacer para que el Tenerife gane fuera y enlace, al menos, dos victorias. Más que en El Sardinero, difícil. Cuando la fortuna quiera. Aunque ya vaya a ser muy tarde.
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