La rama cántabra de Álvaro Cervera

El entrenador del Tenerife comenzó su carrera como futbolista profesional a mediados de los 80 vistiendo el uniforme del Racing y dirigió su primer partido en la máxima categoría en marzo de 2012 con el equipo santanderino.

Álvaro Cervera, junto a una maqueta de El Sardinero.

Álvaro Cervera, junto a una maqueta de El Sardinero. / Real Racing Club

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Santa Cruz de Tenerife

El Racing no es un club cualquiera para Álvaro Cervera. Fue con el que inició su carrera como futbolista profesional. Y también donde debutó como técnico en Primera.

La relación del actual entrenador blanquiazul con Cantabria, parte de la rama del árbol genealógico de su madre. Nacido en Guinea Ecuatorial en septiembre de 1965 por ser este país africano el destino laboral de su padre, Álvaro creció en Tenerife después de que su familia se trasladara a la Isla para volver a residir en España. Una vez establecido, pudo empezar a encauzar una carrera deportiva que siempre tuvo muy clara. «Cuando me preguntaban, siempre decía que quería ser futbolista», recuerda en uno de los episodios de la serie Centenario de una pasión, publicada por el Tenerife con motivo de su cumpleaños número 100. Su primer equipo fue el Alegría porque «estaba cerca de casa». Entre otros, tuvo como compañero a Manolo Sanchís, igualmente residente en Santa Cruz por la estancia de su padre en la Isla para ser entrenador del club representativo en la temporada 77/78 y la parte inicial de la siguiente. «El Alegría era filial del Tenerife y a veces jugábamos en el Heliodoro en los descansos de los partidos», destaca Cervera sobre sus días como futbolista alevín.

En esos tiempos, su familia tenía la costumbre de pasar los veranos en Cantabria. Uno de esos periodos estivales, cambió el destino de Álvaro. «Era 1982, el año del Mundial de España. Aquel verano fui a Santander, pero no volví a Tenerife. Por medio de un amigo, me puse a entrenar en un equipo de allí –Atlético Perines–, pero por hobby. La cosa salió bien y como vieron en mí ciertas condiciones, hablaron con mis padres para que siguiera, porque creían que iba a poder ganarme la vida con ello», repasa en una charla con el periodista Luis Padilla. «El primer año fue complicado, pero el mundo del fútbol te absorbe, te vas dedicando a ello, haces amigos y te integras», añade Álvaro, que terminó incorporándose a la cantera del Racing y no tardó en dar el salto al equipo principal. Aunque su estreno en Primera División se produjo el 9 de septiembre de 1984 en una visita al Real Valladolid, Cervera prefiere poner el punto de partida en el Racing-Barcelona del 21 de abril de 1985. El motivo no es otro que los méritos adquiridos. Participó en Pucela, como muchos más juveniles, para que los clubes pudieran sacar adelante una jornada de Liga marcada por una huelga de futbolistas profesionales. En cambio, la segunda vez sí se la tomó como un «pequeño regalo». José María Maguregui le dio la oportunidad a falta de 10 minutos para el final del encuentro contra el Barcelona (0-0) como relevo de Alan Campbell.

 Confirmado como una de las firmes promesas de la cantera del Racing, Álvaro continuó cogiendo experiencia con cinco actuaciones más en Primera en la Liga 85/86. En la posterior sí tuvo más continuidad e influencia. Jugó 26 partidos y marcó cinco goles en un curso que llevó al Racing a Segunda.

El descenso obligó al club cántabro a desprenderse de parte de su patrimonio deportivo. La principal fuente de ingresos iba a ser la venta de Víctor Diego –vivió una etapa en la UDLas Palmas–, pero su traspaso al Real Madrid para que se incorporara al Castilla se difuminó por una lesión que sufrió en un accidente de la guagua en la que viajaba con el Racing tras disputar un encuentro amistoso con el Sestao al final del curso 86/87. Descartada la opción de Víctor, el Racing optó por hacer caja con la inesperada salida de Álvaro. «Estaba de vacaciones en Tenerife y me llamaron para decirme que tenía que ir al Mallorca porque necesitaban dinero y me habían vendido. No lo tuve muy claro, pero me fui asentando», rememora.

El joven extremo zurdo pasó cinco temporadas en el equipo balear, cuatro de ellas en Primera, y en el verano de 1992 dio otro paso más en su carrera al firmar con el Valencia, en el que jugó tres campañas en la máxima categoría, ya con la condición de internacional conquistada como bermellón –dos partidos con la España de Miera y dos con la de Clemente–.

Álvaro tuvo tiempo para regresar al Racing. Lo hizo en los ejercicios 95/96 y 96/97, los dos últimos que pasó en Primera División.

Una vez retirado, pudo abrir una tercera etapa en el club cántabro. Esta vez, como entrenador. El Racing se encontraba en un momento crítico por la amenaza cercana del descenso de Primera en la temporada 11/12 y se puso en manos de Álvaro, que en ese momento estaba en activo como preparador del Recreativo de Huelva en Segunda. En mitad del camino, decidió cambiar de club, pero no le acompañó la suerte, ya que el Racing cerró esa Liga como colista.

No será la primera experiencia de Cervera como entrenador visitante en El Sardinero. En junio de 2016 ganó con el Cádiz (0-1) en la vuelta de las semifinales de la promoción de ascenso a Segunda División, y en septiembre de 2019 repitió con el mismo equipo, pero en un compromiso de Liga.

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