Máximo accionista

Garrido se siente el ‘ganador’ de la Junta del martes

«Ahora sí, y lo que queda por venir», presume el máximo accionista del club

Paulino Rivero, durante la Junta General del martes.

Paulino Rivero, durante la Junta General del martes. / MARÍA PISACA

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Santa Cruz de Tenerife

Aunque de la asamblea del pasado martes salió un gobierno liderado por Rayco García Cabrera, segundo máximo accionista del CD Tenerife, quien realmente se siente vencedor de la misma es José Miguel Garrido, cuya voluntad sigue rigiendo los destinos del CD Tenerife. El inversor madrileño ya presume ufano de su triunfo moral, que además le permitió cobrarse la venganza tras lo acontecido en el mes de diciembre con las salidas forzosas de Santiago Pozas y Juan Guerrero, ambos destituidos entonces por los votos de los asambleístas blanquiazules.

En esta ocasión, fueron Samuel García, Paulino Rivero y el ausente Conrado González quienes probaron el sabor de la hiel, si bien para conseguirlo se valió Garrido de la involuntaria colaboración de la Federación de Peñas y el colectivo Unidad Blanquiazul. Fueron ellos quienes –contra todo pronóstico y siguiendo los deseos de Rayco– no solicitaron responsabilidad alguna para los lugartenientes de Garrido. En sus intervenciones públicas, ambos colectivos han querido justificar su extraña posición en la Junta. En realidad, todo apunta a un pacto soterrado entre primer y segundo máximo accionista; y que éste último, a su vez, habría arrastrado a los grupos de animación federados a seguir esta línea.

«A cada cerdo le llega su San Martín. Ahora sí, y lo que queda por venir», verbalizó Garrido en su único mensaje –compartido por la red de mensajería Whatsapp– después del resultado de la Junta. El mismo refrán había utilizado el día de la detención de García Cabrera, cuya causa –tras ser acusado de un delito de coacciones– ha sido archivada, pendiente de que pueda prosperar el recurso presentado por la parte denunciante. El caso es que, aunque gobierne Rayco, quien celebra es el accionista afincado en Londres.

También lo hace en sus perfiles en X y Whatsapp su exconsejero Juan Guerrero. «Y el ganador es...», ironizó el sevillano, ya apartado de cualquier vinculación con el representativo. Según ha contado a algunos agentes de futbolistas, la estrategia pergeñada por Garrido y Rayco salió incluso mejor de lo previsto. En el entorno del madrileño no niegan la alianza, que además supondrá cierta estabilidad si se cumplen los acuerdos. En este sentido, el pacto aleja la infeliz hipótesis de convertir el Tenerife en un bucle de asambleas. Por lo pronto, que se sepa, no hay ninguna más convocada para dentro de dos meses. Y ese sí era uno de los peligros del resultado que se obtuviese de la cita del martes.

Llegados a este punto, con Garrido celebrando y en posición de ventaja, el futuro en las relaciones suyas con el resto de grandes accionistas se dirimirá en los tribunales. De momento, ha cumplido con lo manifestado a los jugadores del club a través de sus respectivos representantes: no tiene vocación de gobierno, sí de venganza. En los juzgados, solicita un total de 14.594.173 euros a los que eran sus aliados en el llamado «sindicado», tal y como ayer informó EL DÍA. Entretanto, hay otra denuncia en el sentido opuesto.

Versiones de defensa

Accionistas que delegaron sus votos a plataformas de minoritarios han expresado cierto arrepentimiento y rabia por las decisiones adoptadas unilateralmente por aquellos que les representaban. Unidad Blanquiazul se explica así: «El problema estriba en que cuando llegamos, uno de los accionistas minoritarios nos comenta que no va a salir ninguna acción social si pedimos también la de Pozas y Guerrero. Y que iba a haber Juntas cada dos meses, o peor aún, Garrido amenazaba con volver al Club a tomar el poder», apuntó su portavoz, José Luis Canal. Aunque la posibilidad de que volviese a gobernar el madrileño pareciera desactivada, toda vez que sus objetivos no están ya en el control efectivo de la institución, sí en cobrarse víctimas como logró el martes con las acciones de responsabilidad civil emprendidas contra sus ahora enemigos. Además, se ubicó a Paulino Rivero en una posición desagradable, privándole de tener una salida amable del club.

«Llevamos tiempo trabajando en esta junta. No queríamos que gobernara ni Garrido ni el sindicado. Quedaba un consejero del sindicado y entendíamos que teníamos que propiciar su cese porque si no el sindicado tendría mayoría en el consejo. Pedimos el cese de Samuel Gómez por el desfase presupuestario que ha habido en el club. Nuestros asesores jurídicos nos aconsejaron que era la mejor forma de sacar a esa persona del consejo de administración. Ahora habrá que investigar», es la versión ofrecida por el presidente de la Federación de Peñas, cuya posición en la asamblea también ha recibido críticas. La Ibérica se desmarcó ayer de este colectivo.

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