Sin suerte y sin puntos: el Tenerife pierde en Elche

Dos decisiones de pantalla en contra, un penalti repetido a favor del Elche y un gol de Maikel anulado por fuera de juego, condicionan al Tenerife en el Martínez Valero

Los blanquiazules merecen más pero vuelven a perder fuera de casa

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Santa Cruz de Tenerife

Un gol del Elche gracias a un penalti evitable por manos de José León que el árbitro ordenó que se repitiera después de que Edgar Badia despejara el primer lanzamiento de Kaba, un tanto de Maikel anulado en la pantalla por fuera de juego con 1-0 y en el primer tiempo... Ni los detalles de peso ni la respuesta de un Tenerife superior en la segunda parte, premiaron a los blanquiazules en el estadio Martínez Valero y se esfumó otra oportunidad de sumar y dar un paso en la empinada cuesta que conduce a la permanencia. No hay manera de enlazar dos triunfos ni de ganar a domicilio. Puede que no fuera la salida más propicia, pero el corto margen de error no permite elegir ni cuándo ni dónde.

Sin el lesionado Aitor ni los sancionados Waldo y Gallego, Cervera se decantó por un cambio de sistema. La novedad fue Juande, que no jugaba desde el 8 de diciembre. El cordobés se incrustó en la defensa habitual, con lo que la línea de protección quedó formada por cinco jugadores. A continuación, Bodiger y Fabio, con Diarra por delante y dos atacantes, Maikel y Cantero, sin un 9 de referencia.

No fue un planteamiento conservador. El Tenerife no salió a verlas venir. Lo demostró con una incursión de David como carrilero zurdo que terminó con un remate de Cantero detenido por Dituro, con Maikel como enlace. El aviso se descontó por fuera de juego.

A grandes rasgos, la idea era bloquear a un Elche que suele progresar con la posesión del balón y apretar en el medio para sorprender con los recursos de Maikel y Alejandro Cantero, libres para moverse por todo el frente de ataque.

Pero los planes son eso, planes. Y se alteran con cualquier inconveniente, con una acción puntual como un brazo demasiado estirado en el área propia, un balón colgado, la mano de un defensa que toca la pelota. O lo que es lo mismo, un penalti. Lo cometió José León. Una falta evitable, absurda –como ante el Albacete–. La pena máxima se ejecutó dos veces. La primera la detuvo Edgar Badia. Adivinó la intención de Kaba y sacó el golpeo raso cerca del poste derecho. Con los blanquiazules celebrando el acierto del portero, el árbitro ordenó que se repitiera, aparentemente por la entrada en el área de jugadores del Tenerife antes de tiempo. El delantero cedido por Las Palmas cambió la fórmula y lanzó alto, por el centro, sin opciones para Badia. 0-1 en el minuto 13 sin que el Elche hubiera tenido que emplearse a fondo para marcar.

Pese a este revés, enseguida quedó claro que no estaba todo perdido para el Tenerife. Porque los de Cervera volvieron a encontrar la vía de acceso al área del Elche con un pase al hueco de Álex Cantero que dejó a Maikel solo delante de Dituro. El guardameta le ganó el mano a mano al lagunero antes de que el asistente levantara la bandera y anulara la ofensiva.

El problema añadido estuvo en la falta de continuidad, en que el juego empezó a desarrollarse más en el terreno tinerfeño. Con la mínima ventaja en el resultado, el Elche se fue sintiendo cada vez más cómodo y seguro. Activó el modo automático de un modelo engrasado –combinaciones para generar superioridad por los costados y meter centros al área– y sacó del partido a un Tenerife que se limitó a mantenerse en pie y no recibir un segundo gol. En esa etapa de supervivencia, al menos consiguió que el Elche no finalizara sus ataques con remates limpios. Edgar Badia apenas tuvo que intervenir.

Ycuando peor parecía estar el Tenerife, emergió la pegada de Maikel, su toque de distinción, para sacudir un encuentro que se estaba jugando en una única dirección. Capturó un centro procedente de Juande desde la defensa y, sin pensarlo dos veces, coló el balón en el portería con un potente chut pegado al palo más cercano (32’). Como en el festejo de la parada de Edgar en el penalti, la alegría de los blanquiazules duró muy poco. El VAR entró en escena para avisar que el tanto no debía valer. El goleador había arrancado en fuera de juego. Nada terminaba de salir bien.

En realidad, el primer remate a puerta del Tenerife se registró al borde del descanso tras un saque de esquina regalado por el Elche que, después de un par de rebotes, canalizó Maikel con una volea que despejó Dituro. Antes del descanso hubo margen para que los blanquiazules utilizaran la pizarra para poner en apuros a su rival con una apertura a Sergio y un centro al área pequeña que no pudo dirigir Maikel –el Tenerife pidió córner–. Esta secuencia ofensiva alimentó la esperanza con vistas a una segunda mitad que comenzó con un par de cambios: César y Luismi por Juande Rivas –Mellot ejerció de central por la derecha– y Cantero.

La apuesta reforzó la voluntad del Tenerife de ganarse el derecho a puntuar en el Valero. El partido fue suyo en la reanudación. Maikel pidió penalti por un supuesto desplazamiento de Dituro –nada– y Luismi Cruz se encargó de ejecutar una falta directa de esas que escogería cualquier lanzador–arriba–.

El Elche tuvo una oportunidad similar poco después. Nico tocó el balón y superó la barrera, pero la bola voló por encima del larguero en el 56’. Cerca de la hora de juego, el duelo volvió a equilibrarse: Kaba desperdició una clara ocasión tras una indecisión de Badia. Y Sarabia apuntaló la banda izquierda con Jairo, uno de sus fichajes de enero.

Cervera también movió piezas. Quitó a Maikel y puso Jorge, el refuerzo de invierno ofensivo procedente del filial. Llevaba sin jugar con el primer equipo desde mayo de 2021.

Con este último retoque, el Tenerife siguió a lo suyo, buscando un gol que tuvo en sus botas César. Recibió de Diarra dentro del área y recortó al defensa: solo le faltó embocar (73’). La siguiente también fue tinerfeña, una falta lateral lanzada por Luismi que David desvió sin acierto (75’). El defensa repitió a raíz una acción de coraje de Jorge: recuperó en la línea de fondo y conectó con su compañero, que cabeceó en ventaja pero se encontró con el obstáculo del central. A esas alturas, el Tenerife había hecho méritos de sobra para no perder ante un Elche más pendiente de que corrieran los segundos que de sentenciar con otro gol.

Ya en la recta final, los locales, que son el equipo menos goleado de Segunda, fueron capaces de ir apagando el ímpetu tinerfeño y aprovecharon el desgaste de su oponente para abrochar el triunfo con un segundo tanto, obra de Adam, llegando desde atrás. Al Elche le da para seguir en la carrera por subir. El Tenerife se queda con unos insuficientes 19 puntos y la obligación de vencer el sábado al Córdoba en el Rodríguez López.

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