Empate insuficiente del Tenerife ante el Deportivo en el Heliodoro
El Tenerife no pasa del 0-0 y pierde una oportunidad de recortar diferencias con el decimonoveno. El rival falla un penalti en el minuto 11. Los blanquiazules van de menos a más pero se quedan en el intento.

Partido de Liga CD Tenerife-RC Deportivo / Andrés Gutiérrez
Se apaga enero, el mes con cinco partidos de Liga que iba a aclarar el ya de por sí oscuro futuro deportivo del Tenerife. Cinco encuentros y cuatro como local partiendo de la llegada de Cervera. La serie se completó con un insuficiente empate con el Deportivo en el Heliodoro –el equipo también jugará en casa este domingo, contra el Albacete–. El balance, de cinco puntos de 15, deja a los blanquiazules al filo de lo imposible en su intento de evitar el descenso a Primera RFEF, aunque el verdadero problema está en el déficit arrastrado.
El Tenerife fue de menos a más, creciendo desde la necesidad. Tuvo en sus manos el triunfo, pero también lo rozó un Deportivo que llegó a fallar un penalti en el minuto 11 y perdonó al contragolpe. Fue un tropiezo más, pero un patinazo sin reproches. No faltó actitud ni voluntad, pero sí acierto. No le da con intentarlo o ser competitivo.
Cervera ya había avisado que no iba a insistir con la misma alineación titular de los tres partidos anteriores. Teniendo en cuenta el cansancio físico y mental de algunos jugadores, introdujo tres cambios. Mantuvo el bloque defensivo, a Aitor y también a Diarra y Waldo, y sentó a Bodiger, Cantero y Enric Gallego para que jugaran de inicio Fabio –su primera vez como titular–, Luismi y Ángel Rodríguez.
Fue una bola extra desaprovechada, porque este miércoles solo jugaron Tenerife y Deportivo. El representativo se puso al día en el calendario recuperando el compromiso que tenía pendiente desde el 15 de diciembre, fecha en la que se aplazó el encuentro de la decimonovena jornada de Liga contra el Deportivo después de que se activara una alerta por viento en la Isla.
Una vez en acción, el Deportivo salió mejor. Consiguió desplegar su juego, evolucionando con el balón y amasando la posesión ante un Tenerife que perseguía sombras sin llegar a ajustar la presión. Y con la pelota, el equipo de Óscar Gilsanz sabe generar peligro. Lo demostró en el primer minuto con un pase filtrado de Mario Soriano a Bouldini que no tuvo consecuencias, pero que sí fue un aviso.
El Tenerife necesitaba recuperar y correr, aprovechar los espacios que podía dejar su rival. Pero no conseguía neutralizar a un Deportivo que se desenvolvía con soltura e insistía en la busca del 0-1. Lo tuvo David Mella con un remate cruzado en el minuto 5. Badia no tuvo que intervenir. El campeón de Europa Sub 19 empezó siendo la amenaza que se esperaba, junto al grancanario Yeramay y a Soriano, un tridente de alta escuela capaz de todo. El resultado parecía depender de ellos. Porque al Tenerife le costaba asomarse en el área contraria. Lo hizo, al fin, cerca del minuto 10 con un pase atrás de Waldo que no encontró rematador. Se suponía que debía ser Ángel. En ese mismo ataque, Milla Alvendiz (VAR) alertó a Guzmán Mansilla de que había pasado algo relevante, que tenía que revisar una acción en la pantalla. Y el árbitro principal pidió que no se moviera el balón y se acercó al monitor situado junto a los banquillos. Tenía que decidir si pitaba o no un penalti, pero no a favor de los locales, sino en contra. El motivo, una falta de David Rodríguez por manos dentro del área en la jugada anterior. Lo lanzó Yeremay y estrelló el balón en el larguero (11’). El público lo celebró como si los blanquiazules hubieran marcado un gol. Golpe anímico para el Deportivo y reactivación para un Tenerife al que, para variar, no le había castigado la mala suerte.
La tendencia no se alteró de forma radical. Eso sí, el equipo de Cervera consiguió apretar mejor en el centro y, gracias a ello, pudo desarrollar su fase ofensiva, pero sin un remate. El primero llegó en el minuto 40, una falta lateral que Waldo decidió lanzar directamente. Habría salido bien si el Deportivo no hubiera puesto una barrera. Poco después fue Fabio el que intentó una volea que se enredó en las piernas de los centrales. El balance ofensivo en el primer tiempo no dio para más. Mejores intenciones que producción, poca continuidad y escasos recursos por parte de un Tenerife que solo parecía poder inquietar al Deportivo con transiciones rápidas, pero los contragolpes brillaban por su ausencia o no eran completos. Entretanto, el Deportivo seguía a lo suyo. Le bastaba con conectar con Mario Soriano, Yeremay y David Mella para provocar preocupación. Una dinámica inquietante. El partido se podía romper en cualquier momento, pero los visitantes estaban más cerca de tenerlo controlado.
La segunda mitad arrancó con un sobresalto a modo de contraataque visitante, desencadenado a raíz de una pérdida de Aitor en el medio. Mella no consiguió enlazar con Bouldini para alivio de Badia.
Y el Tenerife respondió. No le valía el empate y se las arregló para decir algo también en ataque. Primero con una conexión entre Luismi, Waldo y David que el canterano no pudo finalizar con un pase. Luego, con una arrancada de Yussi Diarra que no supo aprovechar Ángel. Su remate, mordido, salió a córner (52’). El duelo se había animado. Estaba para los dos.
El descontrol permitido por unos y otros dejó señales para la esperanza –doble remate de Luismi y Waldo en el 59’ tapado por los defensas– y también para la preocupación –paradón de Badia en un mano a mano con Villares en el 60’–. El Tenerife se aferró a ese intercambio para echar el resto. Y Cervera puso de su parte metiendo en el campo a Maikel Mesa y Enric Gallego por Waldo Rubio y Ángel.
Los blanquiazules insistieron ya con el partido inclinado hacia el área gallega. Pero les faltaba precisión e incluso fortuna. El ritmo se paró por una lesión de Mellot. Cervera, que ya iba a quitar a Aitor para poner a Yann Bodiger, relevó al francés por el canterano César.
Al Deportivo empezó a hacérsele largo el partido. Ya no sorprendía a la contra y Yeremay no entraba tanto en juego. En cambio, el Tenerife percutía, una vez con un chut desviado de Gallego, luego con un golpeo de Maikel desviado por un defensa... Se sumó Diarra, con un remate de cabeza limpio, a pase de Luismi, que sacó Leite con apuros. La más clara. Pero no hubo manera. Y pudo ser peor, porque el Deportivo desperdició un claro contragolpe de Gauto en el 91’. n
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