CD Tenerife

Una proeza propia de otro siglo

Ya no se estila que un equipo como el Tenerife dispute tres partidos seguidos en casa. El antecedente más reciente en liga fue en 2014, por la huelga de los controladores aéreos; y la última vez que el club despachó con éxito una serie así fue en 1957. Dirigía al representativo José Espada Virgós.

Una proeza propia de otro siglo

Una proeza propia de otro siglo / FOTOTECA ACAN / CD TENERIFE

Manoj Daswani

Manoj Daswani

El CD Tenerife se prepara para intentar firmar una proeza digna de otro siglo: ganar tres partidos consecutivos en el Heliodoro Rodríguez López. El reto es superlativo y supondría sumar nueve puntos en otros tantos días. Además, sin margen para el error porque la situación clasificatoria es absolutamente angustiosa (con la permanencia ahora a 12).

Aunque en el recuerdo colectivo haya un antecedente muy reciente de una serie de tres compromisos seguidos en el coliseo de la calle San Sebastián (fueron ante Osasuna, Levante y Castellón), aquella situación planteaba la peculiaridad de que uno de los tres encuentros era de otra competición, la Copa del Rey. Para hallar un triplete de partidos seguidos en casa en liga hay que remontarse a 2011. Y para encontrar tres triunfos consecutivos, nada menos que a 1957. Tener esta sobrecarga de partidos como local es una rareza, como así demuestra el largo historial de partidos oficiales del representativo a lo largo de su centenaria historia.

«Las estadísticas nos dicen que cuando juegas tantas veces seguidas en casa, es difícil que lo ganes todo», avisa Cervera. «A mí claro que me gusta más jugar en nuestro estadio, pero no creas que esto me hace mucha gracia», añade. Sin ir más lejos, aquel triplete de duelos en el Rodríguez López cuando el nuevo míster no había hecho sino aterrizar se saldó con dos derrotas y un triunfo. Ahora, el reto es canjear cada partido por una conquista. Primero, contra el Eldense de Oltra; luego vendrán Deportivo y Albacete.

La serie de 2011

La última vez que el Tenerife disputó tres partidos ligueros seguidos en su feudo –sin solución de continuidad, sin viajes ni parones de por medio– fue hace ahora 14 temporadas. Dirigía al representativo Antonio Tapia y fue en el contexto de un año para olvidar, el del último descenso a la extinta Segunda B. ¿El motivo? Que la huelga de controladores aéreos impidió al Granada y al trío arbitrar presentarse en la Isla a tiempo. En apenas ocho días, entre el 23 y el 31 de enero, el cuadro blanquiazul tuvo que despachar en su propio estadio a tres rivales de altísima exigencia. Los acabaron en empate: 2-2 contra Las Palmas, 1-1 frente al Granada y 3-3 con el Girona, éste último encuentro con un guion endiablado y un doblete de Nino que no bastó para abrochar el triunfo.

Emular al tenerife del 57

A mediados del siglo pasado, los calendarios se configuraban de modo que los equipos canarios visitasen de una tacada a los rivales geográficamente más cercanos entre sí, para así economizar y despachar varios compromisos de un tirón. Esto propiciaba que hubiese momentos en los que les tocase recibirlos también de forma consecutiva, sin tregua entre un encuentro y el siguiente. Fue lo que ocurrió entre el 27 de octubre y el 10 de noviembre de 1957. Murcia, Hércules y Alicante CF vinieron uno detrás de otro. Los tres perdieron. La proeza de «ganar, ganar y volver a ganar», como enunció Aragonés, sí es posible. Lo demostró aquel equipo que dirigía José Espada.

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