El regreso de un referente

Aitor Sanz, un icono para todas las generaciones

Tinerfeñistas de diferentes edades se emocionaron el sábado con el «ejemplo» de templanza, criterio y resiliencia que dio el capitán blanquiazul

Aitor Sanz da un pase durante el partido de su regreso a los terrenos de juego.

Aitor Sanz da un pase durante el partido de su regreso a los terrenos de juego. / ARTURO JIMÉNEZ

Manoj Daswani

Manoj Daswani

El impacto del regreso de Aitor Sanz Martín (San Martín de Guadalix, Madrid, 1984) a los terrenos de juego siete meses después y tras un complejo periodo de recuperación fue mucho mayor y más feliz del que jamás habría imaginado el tinerfeñismo, que celebra su reaparición y sus efectos en el rendimiento colectivo. Con el CD Tenerife, el icónico profesional madrileño conforma desde 2013 el matrimonio perfecto.

Sus amigos Dani Hernández o Carlos Ruiz, excompañeros como Aarón Ñíguez o un emblema del club como Suso Santana testimoniaron el mismo día del partido su afecto y admiración a través de las redes. No obstante, la repercusión de su regreso atrajo la admiración de blanquiazules de todas las generaciones y la resonancia de su actuación individual fue aún mayor entre quienes estaban el sábado en las gradas del Heliodoro.

«Fue emocionante», relata José Juan Gutiérrez, con quien Aitor compartirá cuando se retire un sitio de honor en la galería de históricos del representativo. «Si el Tenerife tuviera tres o cuatro Aitor Sanz en el equipo, las cosas irían de otra manera», verbaliza el exdelantero del club, conmovido ante «el ejemplo total» que dio el madrileño sobre el terreno de juego.

«Es uno de los mejores profesionales que ha venido al club durante toda su centenaria historia. Va a dejar huella por su calidad futbolística y humana», añade Gutiérrez, quien cree que Sanz hizo mejores a sus compañeros durante el partido que puede significar la resurrección del plantel. «Su sola presencia le da categoría al equipo, ilusión a la afición y aire al grupo. Ojalá todos los que viniesen de fuera se integrasen tan rápido y fácil como él. Su actitud es intachable dentro y fuera del terreno de juego. La grada le reconoció con un aplauso y una ovación que compartimos todos», describe.

Para José Juan, cuando Aitor cuelgue las botas va a quedar un vacío enorme en el Tenerife. El mismo que el equipo ha notado durante su largo periodo de ausencia, que hizo temer por que su desaparición de los terrenos de juego fuera definitiva. «Va a ser una persona que va a quedarse con un sitio de honor en la historia del club. De hecho, ya antes de colgar las botas se lo ha ganado con creces. Poco más se puede decir, pero que conste que yo me declaro un gran admirador de Aitor Sanz, no solo como jugador, también como persona», concluye José Juan, que disputó un total de 210 partidos oficiales con el representativo.

Muchos menos rubricó Corredera, pero fueron suficientes para ganarse también el respeto y cariño sincero de la afición local. El sábado, el gerundense tuvo «la suerte» de presenciar el partido desde el palco. Disfrutó del Tenerife, pero especialmente de la actuación imponente de su amigo y referente. «Para hablar de Aitor hay que quitarse el sombrero siempre», apunta. «Había estado con él tras el entrenamiento del viernes pasado y aún me decía que estaba arrancando y que tenía cierta molestia después de mucho tiempo parado», revela. Así que le sorprendió su presencia en el once. «Cuando se supo, fue una noticia que me hizo muchísima ilusión y, visto su rendimiento, tengo poco más que añadir a todo lo ya dicho y comentado: hizo un partidazo», define su compañero de posición.

Para Corredera, la influencia de Aitor no se vio solo con su rendimiento «muy bueno» en la demarcación de pivote sino en otras muchas facetas, algunas invisibles al ojo del espectador. «Me refiero a las cosas intangibles que conocemos los que hemos compartido vestuario y campo con él. Es un jugador que transmite muchísimo; juega su partido y juega el de los demás compañeros. Está todo el rato metido, pendiente de todos los detalles, hablando, pidiendo, exigiendo... Es un baluarte increíble para todo el tinerfeñismo y así se demostró el sábado», indica el centrocampista del Khimki.

«Hemos podido comprobar una vez más cuál es su importancia. Ojalá ahora pueda darle continuidad a su carrera y podamos disfrutarle un tiempo más», agrega Corredera, quien tuvo ocasión de felicitar personalmente al gran protagonista después del partido. «Con la ovación del Heliodoro cuando fue sustituido me emocioné un poco porque sé lo que está sufriendo y lo que se merece, que es todo. Se lo dije después del partido: tengo un gran respeto, un gran cariño y le deseo lo mejor, porque se lo sigue ganando en cada partido y en cada entrenamiento. Y como persona, en cada momento que compartes con él».

La admiración al 16 blanquiazul trasciende a su propia generación y es compartida con futbolistas mucho más jóvenes que él. Borja Bethencourt, capitán del filial durante buena parte de la carrera larga de Aitor con los mayores, asegura que vio siempre en Sanz «un ejemplo total». Y el sábado fue uno más de los miles de blanquiazules que se quedaron prendados con su exhibición de templanza, criterio y sentido común. «¿Qué vamos a decir de Aitor? Tantos meses después aparece, sin apenas rodaje, y se convierte en dueño y señor del centro del campo. Además, junto a un gran Bodiger que ofreció un nivel imperial. Eso se reflejó en el campo y el equipo firmó probablemente su mejor partido de la temporada», analiza Borja desde su actual faceta de comentarista radiofónica.

«Con 40 años llegó a todos los balones. Corta, juega, da seguridad... Ni un reproche al partido de su regreso. No creo que sorprenda porque al final es símbolo e icono del club. Pero es que luego hay detalles que también suman y a los que hay que darle la importancia que tienen: al descanso hizo que los jugadores no se durmiesen con una charla necesaria, diría casi que imprescindible. Es un jugador que contagia: al final, si ellos no creen, no podremos hacerlo los demás».

«Si nunca nadie ha hablado mal de Aitor, por algo será. Aportó sentimiento pero también mucho juego. ¿Por qué no creer en la salvación si está Aitor sobre el terreno de juego?», se pregunta Borja Bethencourt en voz alta. El regreso del gran  capitán es celebrado por todos.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents