El Tenerife encuentra el camino y derrota al Castellón
El equipo blanquiazul logra el tercer triunfo de la temporada, el primero con Cervera, en el inicio de la segunda vuelta del calendario. Se impone con justicia al Castellón con goles de Cantero y Gallego (2-0).
Por fin un triunfo. Y con la puerta a cero. La combinación ideal para no perder la fe. Porque el problema no ha desaparecido. El Tenerife sigue siendo colista de Segunda y está lejos de la salida de los puestos de descenso –a nueve puntos, a falta de lo que haga el Cádiz, y con el partido pendiente ante el Deportivo–. Pero por algo había que empezar. Es una victoria de las muchas que le quedan para llegar a la puntuación de permanencia. Ya es una menos. Ahora se trata de repetir cuanto antes, a ser posible el próximo domingo en Zaragoza. Es cuestión de bajar la mirada y avanzar. Ya habrá tiempo para saber si da o no para recorrer todo el camino. El valor está en el resultado, pero también en la manera de conseguirlo. El Tenerife necesitaba una identidad, saber a qué jugar, ser práctico, no andarse con rodeos. Y Álvaro Cervera ya ha sentado unas bases en apenas 10 días. Sin contar la eliminatoria de Copa con el Osasuna, el método no fue del todo eficaz ante un Levante superior, pero sí funcionó para derrotar con justicia a un Castellón que cayó en la trampa del técnico.
Casualidad o no, la mejor versión de los blanquiazules en una temporada tan problemática –al menos en continuidad y sensaciones–, coincidió con el debut de Aitor Sanz. El capitán no solo fue titular por primera vez en este curso, sino que jugó 85 minutos –ovación en su sustitución–. Seguramente con dolor por la lesión que sufrió a finales de la Liga pasada, aportó presencia, liderazgo, oficio... Esencial para Cervera, para un Tenerife más equilibrado, con la pareja de centrales más fiable –Sergio y León–, con David cubriendo el vacío en el lateral izquierdo, con un pletórico Mellot, con Bodiger recuperado para la causa y con un frente de ataque trabajador, solidario y afilado: Diarra, Cantero,Waldo y Enric.
El Tenerife comprobó pronto que la llave iba a estar en el daño que pudiera provocarle al Castellón ahogando su salida con el balón controlado desde la defensa. Porque el de Dick Schreuder es de esos equipos que evolucionan con la posesión más que con un fútbol directo, aunque tampoco renuncian a esa alternativa. De entrada, a los blanquiazules les funcionó ese plan. Los visitantes trataban de llevar a cabo el suyo, pero se quedaban a medias en la construcción desde su área. Las segundas jugadas y los duelos eran para los tinerfeños. Era el paso previo a la segunda fase, la finalización rápida. Así, Cantero avisó tras un centro de Waldo, que había aprovechado una pérdida del majorero Alberto Jiménez. Poco después, otro error en la salida abrió la vía de acceso de los locales por la banda de Mellot y Waldo. Los de Álvaro Cervera habían empezado con las ideas claras, apretando y tratando de que el balón rodara cerca del portero Gonzalo Crettaz. Solo le faltó finalizar alguna de esas jugadas con el premio del gol.
Una vez pasado ese tramo y a base de insistencia, el Castellón supo llevar el encuentro a su terreno. Comenzó a tener más tiempo el balón y a alejar la línea de presión de un Tenerife que se fue replegando para esperar en su campo. Y con la pelota, el de Castalia es un conjunto peligroso. Lo demostró con un contragolpe que fue invalidado por fuera de juego, pero que dejó una respuesta plena de reflejos de Badia ante Camara (11’). De ahí en adelante, como si a los blanquiazules les hubieran entrado las dudas o se hubieran dado una tregua, el duelo se volcó hacia el campo local. El siguiente intento fue de Salva Ruiz, una volea sin consecuencias después de que Badia despejara de puños un saque de esquina (14’). En pleno dominio castellonense, Mamah pidió con poca convicción un penalti por un empujón de José León. Muñiz Muñoz abrió los brazos dando a entender que no había sido suficiente para castigar a los tinerfeños. Poco a poco, la preocupación empezó a aumentar en la grada por el crecimiento en el campo del Castellón y la reducción de los de Cervera a su versión más defensiva, sin apenas llegada al área rival. Pero en una de esas excepciones, Cantero, el más incisivo de los tinerfeños, logró poner en apuros a Crettaz con un golpeo desde fuera del área que cogió portería tras tocar en un defensa (21’). El madrileño dejó claro que el Tenerife necesitaba probar suerte con más frecuencia, tirar a puerta, rematar.
Ese arreón liberó a los locales y acobardó a un Castellón que dejó de tener el balón. Y el Tenerife lo aprovechó para pisar el acelerador de camino al descanso y anotar el 1-0 –no marcaba en Liga desde el 30 de noviembre, al Elche–. Como anticipo, Waldo desperdició una clarísima ocasión en el minuto 32. Gallego se las arregló para llevarse la pelota y ponerla en la frontal del área pequeña, donde apareció el extremeño, que no acertó a enganchar el disparo con todo a favor.
A la siguiente, no hubo error ni mala suerte. Diarra encendió la mecha con una galopada por el costado izquierdo. Una vez dentro del área, se encontró con la oposición de Alberto, que rozó el balón para dejarlo suelto al alcance de Cantero, que levantó la mirada y puso la pelota en el palo más alejado, imposible para Crettaz (34’). Explosión de júbilo dentro y fuera del campo, en clave blanquiazul, ante una oportunidad valiosa para acabar la sequía y cumplir con la obligación de empezar a acumular triunfos:ventaja en el marcador, el escenario ideal para el desarrollo del juego con el sello de Cervera.
Y pasó lo que tenía que pasar –cuando el equipo en cuestión no se ve arrastrado por una dinámica negativa–. El Castellón se vio obligado a arriesgar y a abrirse todavía más para dejar espacios a su espalda, una invitación para que el Tenerife sentenciara al contragolpe. Y después de desperdiciar dos, uno resuelto por Waldo (50’) y el siguiente enviado a la grada por Gallego (53’), se aferró al tercero para ampliar su renta. Fue una transición perfecta. Arrancada de Mellot desde su posición de lateral, pared con Waldo y centro al segundo palo para que Enric colara el balón (57’): 2-0 y fiesta en un Heliodoro que gritó el sí se puede. Así de sencillo, así de contundente.
Con más de media hora por delante, el Tenerife no tuvo grandes dificultades para cerrar el triunfo, incluso dando la impresión de que disfrutaba en el campo. Ya era hora. Domó con solvencia a un Castellón entregado, resignado. Fue más que suficiente, pero pudo resultar incluso mejor, porque Chirino evitó el 3-0 en un remate de Maikel, ya en el alargue, y Ángel se quedó a las puertas de celebrar un tanto que fue invalidado por un ajustado fuera de juego, tras un pase de Yann Bodiger.
Misión cumplida en una 'final' que dará paso a otra. El tiempo dirá. Al menos, ya hay un camino a seguir. Visto así, se puede llegar a pensar que tampoco era tan difícil.
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