CD Tenerife
CD Tenerife: el pacto da más poder a Juan Guerrero que a Paulino Rivero
Achi, Conrado y Concepción aceptaron dejar al presidente blanquiazul sin ninguna función ejecutiva
El consejero deportivo, en cambio, adquirió plenos poderes para decidir sobre futbolistas y técnicos del primer equipo y la cantera

Paulino Rivero, presidente del CD Tenerife. Sobreimpresionado, uno de los folios del documento que avanza en excxlusiva EL DÍA. / El Día

La «escritura de acuerdo de sindicación de acciones del CD Tenerife», firmada en 2022 y cuyo contenido había permanecido en secreto hasta este lunes, deja sin ningún poder en el área deportiva a Paulino Rivero y además le despoja «de funciones ejecutivas» en cualquier ámbito de decisión. Dicho de otra manera, los empresarios Miguel Concepción, Amid Achi y Conrado González –que le propusieron para la presidencia del representativo– le atribuyeron un papel meramente decorativo, hasta el punto de que solo le permiten un perfil decisorio en situaciones en las que «circunstancialmente» se le realice alguna encomienda por parte del consejo de administración.
El documento de 51 páginas, que obra en poder de EL DÍA y cuya publicación suscitó este lunes un extraordinario interés, confirma hasta qué punto ha sido testimonial el papel de Rivero desde el momento en que se incorporó al consejo de administración y fue investido presidente. En el epígrafe octavo del acuerdo, se subraya que «corresponde al grupo de accionistas sindicados vendedores» (es decir, a Concepción, Achi y a la hermana de Conrado González) la propuesta de nombramiento del presidente del consejo.
Aparte de las atribuciones que le corresponden legal y estatuariamente, tales como convocar a la directiva o rubricar las cuentas anuales, el documento secreto de 2022 destaca que su función desde entonces es solo «representativa e institucional». En cambio, el mismo acuerdo sí refuerza hasta límites inéditos en la historia de la institución la figura del que llaman «consejero para asuntos deportivos», que solo puede ser nombrado y destituido por José Miguel Garrido y su empresa Eolus.
El hombre escogido para tal encomienda ha sido Juan Guerrero Sánchez, director deportivo sin ninguna experiencia de éxito en el objetivo inicialmente propuesto para esta andadura, el ascenso a Primera División. Denostado por una parte mayoritaria de la afición por algunos de sus comportamientos digitales y presenciales, el sevillano tiene plenos poderes en el área deportiva, como así recoge la escritura suscrita en Adeje en septiembre de 2022.
El documento subraya que el consejo de administración «conferirá al citado consejero un acuerdo de atribución tan amplio como sea preciso para desempeñar la gestión deportiva, tanto del primer equipo como de la cantera». Los empresarios hicieron descansar exclusivamente en una persona (Guerrero, a su vez nombrado por Garrido) las responsabilidades de «proponer el nombramiento, cese y contratación» tanto de entrenadores, otros técnicos, director deportivo y jugadores. La redacción del acuerdo deja también como figura meramente ornamental la de Mauro Pérez, quien ha comparecido públicamente como si fuera partícipe o protagonista en la toma de las decisiones.
El acuerdo solo fija un límite a las atribuciones de Guerrero, que «no podrá establecer una política retributiva desproporcionada» entre los jugadores de un mismo equipo. Es atribución de Eolus (la empresa de Garrido) mantener al sevillano en su cargo, que tiene carácter retribuido. «La cantidad es fija y anual», como así se recoge en el artículo 32º de los Estatutos Sociales del CD Tenerife.
Apuntes
El documento que avanzó en primicia EL DÍA desmonta algunas falacias que se propagaron en el tiempo previo a la incorporación de los actuales dirigentes a sus respectivos cargos. Por ejemplo, es falso que Paulino Rivero tenga atribuciones relevantes en la política de cantera. Su gestión deportiva corresponde de forma unipersonal a Juan Guerrero.
En varias ocasiones se ha creído –ahora se demuestra que de forma equivocada– que el consejo de administración debía validar las decisiones adoptadas por la parcela deportiva. En realidad, este acuerdo recoge que a Guerrero le basta solo «con informar». Suyas son las decisiones que, en realidad y de facto, toma Garrido desde su residencia en Londres.
La implantación de este modelo unipersonal supuso una ruptura con el anterior, donde tenía mucha influencia y un rol preminente la figura del director deportivo. Desde que se pactó este acuerdo y supo cuál era su contenido, la persona que ocupaba este cargo (Juan Carlos Cordero) buscó un acuerdo para salir. Ahora trabaja para el Real Zaragoza.
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