El Tenerife pasa de ronda con sufrimiento (0-2)

El equipo blanquiazul supera al Alfaro con dos goles en la segunda parte de la prórroga anotados por Sergio González

El primero, de penalti, poco después de que Enric fallara una pena máxima.

Waldo Rubio, en una jugada del partido.

Waldo Rubio, en una jugada del partido. / LOF

Julio Ruiz

Julio Ruiz

El Tenerife se clasificó con sufrimiento para la segunda eliminatoria de la Copa del Rey –la jugará a comienzos de diciembre contra un rival de inferior categoría y de nuevo a domicilio–. Lo hizo con dos goles de Sergio González anotados en la segunda mitad de la prórroga. El cartagenero desatascó el duelo en el minuto 112 gracias a un penalti, poco después de que Enric Gallego fallara otra pena máxima. Cerca del final, repitió aprovechando una asistencia de Yanis. El encuentro tuvo mucho más, un apagón en la prórroga y tres expulsiones, dos en el Alfaro y una de Enric, con roja directa y por una entrada que debió ahorrarse.

Pepe Mel tuvo que combinar entre los mismos convocados para el partido de Liga ante el Racing Ferrol, del pasado lunes (1-1), para componer la alineación titular en La Molineta. Por una cuestión de número, algunos de los que jugaron de inicio en La Malata, tuvieron que repetir; en concreto, Rubén Alves, Aarón Martín y Yussi Diarra. Se esperaba que rotara en la portería, en beneficio de Tomeu Nadal, que no jugaba desde la visita del 31 de agosto a Cádiz. De ahí en adelante, David Rodríguez y Adrián Guerrero en las bandas y el debutante Adri Pérez y Matías Pezzolesi –los dos, del filial– como acompañantes de Alves. El técnico insistió con una defensa de cinco con el propósito de ir afilando un sistema que, por lo visto, seguirá utilizando en campo contrario.

En las siguientes líneas, Diarra y Aarón con Waldo Rubio y Marlos Moreno en las bandas, y Ángel como única referencia ofensiva.

El primer problema que se encontró el Tenerife –y también el Alfaro– fue el terreno. Hierba alta, superficie húmeda, campo pesado... Un freno para los pases rasos, una ventosa para los botes. El segundo fue un golpe que obligó a Marlos Moreno a pedir el cambio en el minuto 6. El colombiano trató de seguir, pero terminó cayendo al césped y solicitando su sustitución. Mel reaccionó con la entrada de Mellot. El francés ocupó su puesto natural, el de lateral derecho, y de ahí salió David para pasar al extremo zurdo izquierdo. A la larga se notó la presencia de Mellot, que fue de los que mejor leyeron un encuentro espeso y sin un dominador claro en el arranque.

Porque el Tenerife tardó en cogerle el pulso al partido ante un Alfaro que no se dedicó a verlas venir protegiendo a toda costa su portería. Adelantó líneas cuando pudo y presionó en el centro, sin otra intención que forzar alguna acción ofensiva, una jugada a balón parado, un saque de banda cercano al área... Era su recurso más fiable, dadas las circunstancias y la diferencia de niveles. Pero no era poco. Le interesaba que el partido se alargara, que no se rompiera demasiado pronto a favor de un Tenerife que no encontraba el camino para hacer daño, para pisar el área contraria. De hecho, su primer remate llegó en el minuto 15, pero no entre los tres palos. Lo protagonizó Aarón Martín ejecutando una volea desde la frontal del área. Le faltó puntería.

Poco después fue Aguado el que puso la réplica en una maniobra similar a la del orotavense, pero en su caso sí logró que el portero tuviera que intervenir. Tomeu agarró el balón sin dificultades.

Pasada la larga toma de contacto y la adaptación al medio, el Tenerife fue haciéndose con el dominio. Mellot puso mucho de su parte percutiendo por el carril derecho, generando superioridad. En una de sus arrancadas, puso un centro que estuvo a punto de colarse en la portería. La trayectoria se fue cerrando y la pelota, que en teoría iba a ir a un compañero, terminó tocando en el larguero. Pinillos respiró aliviado al comprobar que no se había colado en su meta.

Ese acercamiento dio alas a un Tenerife cada vez más suelto, pero demasiado volcado hacia el carril derecho. Le faltaba equilibrio y más alternativas en su propuesta atacante. Desde el lado bueno nació un córner que acabó con un remate de cabeza de Diarra que detuvo Pinillos (27’). Casi sin respiro, Waldo le puso imaginación al enlazar con Diarra con un taconazo. El de Bamako no pudo finalizar.

La dinámica continuó de camino al descanso. Pero no llegaba el gol. Lo buscó Mellot con otro centro lateral que agarró Pinillos, y también Waldo con una volea en carrera que no cogió portería. 0-0 en el intermedio, mucho mejor para el Alfaro que para el Tenerife.

Mel hizo cambios antes de la reanudación. De jugadores y de sistema. Puso a Sergio González y a Yanis y quitó a Diarra y Aarón. Cerró con cuatro defensas y subió a Pezzolesi al medio Un 4-4-2. O algo así. Los retoques no cuajaron. El Tenerife perdió el paso y también la frecuencia de llegadas. Es más, fue el Alfaro el que empezó a crecer, una evolución que, al menos, le dio para no sufrir. Porque el equipo blanquiazul, de rosa en este caso, no era capaz de conectar con sus dos delantero, Ángel y Yanis. En cambio, los locales merodeaban de vez en cuando la zona de influencia, pero sin pegada. Una señal de que algo le estaba fallando a un Tenerife algo perdido.

Hasta el minuto 70 no se registró otro remate visitante. Lo protagonizó Guerrero con una potente volea que iba rumbo a la escuadra y que sacó Aitor con la cabeza. El central quedó un poco mareado. Ese repunte animó a los de Pepe Mel, que apretaron con la sustitución de Ángel por Alassan (72’). Pero sin claridad de ideas, sin la precisión suficiente. Arreones, o un intento de ello, discontinuos.

A esas alturas, al partido ya se le había empezado a poner cara de prórroga. Casi lo impide el Alfaro, en concreto Soeiro con un gesto técnico que sentó a Adri Guerrero y le permitió chutar raso. Tomeu, bien colocado, silenció la fiesta.

La media hora añadida fue inevitable. Un castigo para los tinerfeños, una oportunidad para los riojanos. Mel aprovechó la apertura de una opción de cambio más y apostó por Enric Gallego, que relevó a David Rodríguez, condicionado por un problema en el hombro.

Y por si podía faltar algo, de repente de apagó La Molineta. Oscuridad casi absoluta. Las linternas de los móviles se encendieron y la preocupación por una posible suspensión empezó a coger fuerza. Pero el corte duró cinco minutos y el juego siguió adelante.

La luz iluminó a un Alfaro que volvió a morder. Otra vez Soeiro con un contragolpe en el 95’. El cara a cara estaba abierto y los locales no renunciaban a dar la sorpresa, aunque ya veían la tanda de penaltis como la opción deseada.

No es lo que pensaba el Tenerife, al que ya solo le quedaba echar el resto y hacer valer la diferencia de calidad y de resistencia física.

Esas terminaron siendo claves. Y los dos penaltis que pitó el árbitro en el área local en la segunda mitad de la prórroga. El primero lo falló Enric Gallego, como en el partido de Liga ante el Málaga, pero esta vez con un golpeo demasiado alto (107’). El barcelonés no se lo podía creer. Camiseta a la cara y consuelo de los compañeros. Había que seguir. Lo celebró la afición local, que veía venir cada vez más cerca la lotería de los once metros. La habría firmado desde el minuto uno. Pero el árbitro volvió a castigar al Alfaro de la misma manera. En el minuto 111. Esta vez no lo lanzó Gallego. Sergio González asumió la responsabilidad y engañó a Pinillos. 0-1 en el 112.

Las dos acciones tuvieron como artífice a Alassan. Las dos faltas dentro del área fueron cometidas sobre el canterano, una de Mario León y otra de Aitor. Los dos fueron expulsados, de manera que el Alfaro acabó con nueve.

Con el partido roto y manejado por el Tenerife, Sergio selló la clasificación con un segundo gol anotado tras enriquecer un pase de Yanis. Y hubo tiempo para otra roja, en este caso directa y a Enric por una entrada inexplicable. Los de Pepe Mel, al bombo copero.

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