Empate de aspirante del Tenerife en el Ciudad de Valencia

El equipo blanquiazul suma en el campo del Levante (0-0) dando una buena imagen y siendo superior por momentos, sobre todo en una segunda parte en la que remata al palo y sufre la expulsión de José León.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Santa Cruz de Tenerife

Como ocurrió en el Heliodoro Rodríguez López a finales de octubre, Tenerife y Levante empataron a cero en el Ciudad de Valencia. Al igual que en el encuentro de la primera vuelta, el equipo de Asier Garitano tuvo claras opciones para imponerse, pero le faltó el golpe de fortuna necesario para marcar. Hace tres meses, aquel 0-0 dio paso a una pésima racha de resultados. La esperanza de los blanquiazules pasa ahora justo por lo contrario, por dar continuidad a la buena imagen mostrada en el estadio granota y volver a levantar el vuelo para no quedarse en el camino como candidatos al ascenso a Primera División. La parte positiva es que, esta vez, el Tenerife sí estuvo a la altura de un aspirante a subir. Fue competitivo y ambicioso ante un adversario con el que comparte ese mismo objetivo. El problema está en que el punto sumado parece poca cosa después de las dos derrotas seguidas con las que el representativo había comenzado 2024 en Liga. El balance desde que el Tenerife fue líder es de once puntos de 42.

De entrada, el equipo de Asier Garitano hizo lo que debía: salir activado e impedir que el Levante desarrollara con comodidad su plan. Enseguida se estableció una lucha de poder entre dos equipos similares en intensidad. El resultado, un partido concentrado en la franja central, con muy poco acercamiento a las áreas. El control iba por fases. Pocos espacios, posesiones cortas y una mezcla de imprecisiones y prisas en el momento de intentar salir del atasco por parte de los dos equipos. Aún así, el Levante fue el que tuvo las ocasiones más claras en el primer tiempo. Dos para ser exactos, y en cada caso, con dos saques de esquina en contra como punto de partida. En el 26’, Soriano evitó el 1-0 al ganarle un mano a mano a Bouldini tras una acción que había empezado en un córner ejecutado en corto por el Tenerife. Álvaro Jiménez perdió el balón y propició un contragolpe conducido por Dani Gómez, sin consecuencias para los blanquiazules, gracias al guardameta sevillano. Doce minutos más tarde pasó algo similar. La jugada a balón parado favorable a los tinerfeños se convirtió en una veloz transición de los valencianos. Esta vez, fue Pablo Martínez quien resolvió de manera horrible la ventaja de los locales. Su pase a Gómez no encontró destinatario.

El Levante, tan enchufado como el Tenerife al partido, había dado más problemas jugando con espacios que en estático. La respuesta defensiva de los blanquiazules, con José León atrás mandando junto a Sipcic, estaba siendo impecable. Lo mismo que la de un Levante que apenas había pasado algún apuro con un ensayo desviado de Álvaro Jiménez, tras una dejada de Enric Gallego (26’),  y un remate de cabeza del ariete barcelonés en el 40’, con la misma puntería que su compañero.

El 0-0 al descanso fue un fiel reflejo de lo que había sucedido en el césped. El Tenerife había llegado al intermedio con la oportunidad de dar un paso al frente y conquistar a la victoria en un estadio que, como club, se le ha dado mal. Y así fue. Los de Garitano volvieron al campo con decisión y personalidad, dispuestos a ocupar el terreno contrario. El balón fue suyo durante un rato en el que reclamaron un penalti por manos de Capa –muy claras, pero con la interpretación del árbitro de que no habían sido para pitar falta– y llegaron a estrellar la pelota contra los palos dos veces. La primera, tras un potente remate de Corredera desde la frontal del área, fue invalidada por falta en ataque (55’). La siguiente, después de una volea de Roberto López. El zaragozano quiso ajustar su chut a media altura y se encontró con el único obstáculo del poste izquierdo de la portería de un resignado Andrés Fernández. Álvaro Jiménez cazó el rebote, pero no pudo culminar la jugada con éxito. Un doble golpe para un Levante desbordado y lleno de dudas. El público local apretó a los suyos con una pitada, síntoma de que el partido estaba dando un vuelco en contra de los intereses del equipo de Javi Calleja, que buscó una solución de emergencia con dos cambios, Lozano y Andrés García por Algobia y Pablo Martínez. Algo tenía que hacer para compensar la superioridad creciente de un Tenerife nada conforme con el empate.

La frescura de los sustitutos le dio algo de aire a un Levante que pudo soltarse con un ataque aislado que finalizó en los guantes deJuan Soriano, tras un remate seco de Lozano a pase de Dani Gómez.

Pero el Tenerife no levantó el pie del acelerador y fue a por un gol que se le estaba resistiendo. Lo tuvo muy cerca en el minuto 73. De hecho, los blanquiazules llegaron a ver el balón dentro de la portería cuando Enric puso la puntera, después de un pase atrás de Nacho, y superó por alto a Andrés Fernández, que tuvo la habilidad suficiente para rectificar a contrapié y sacar la pelota justo a tiempo, sobre la línea (73’). La revisión del VAR confirmó ese desenlace.

Al Tenerife solo le estaba faltando el gol, pero seis minutos después terminó faltándole algo más, un jugador. El destino quiso nivelar las fuerzas y dejar al equipo insular con un futbolista menos por la expulsión de José León, que vio la segunda tarjeta amarilla en el 79’ por una supuesta falta a Bouldini. López Toca lo vio claro, pero el central aseguró que ni siquiera había rozado al delantero granota.

Este giro obligó al Tenerife a tomarse el tramo final del encuentro de otra manera. Y como una cosa lleva a la otra, el Levante se agarró a esa situación favorable para lanzarse a por la victoria, ahora con el exblanquiazul Iván Romero como agitador. El manchego rozó el gol en el 83, pero su remate tocó en el palo de la portería tinerfeña. La jugada continuó y acabó con la pelota en el fondo de la portería, pero había sido interrumpida por López Toca como consecuencia de un fuera de juego de Bouldini.

No hubo más sobresaltos de ahí al final. Mérito de un Tenerife que supo contener a un envalentonado rival y que no renunció a estirarse. Los blanquiazules no redujeron su nivel competitivo y bajaron al barro para proteger un punto que podía saber a poco, pero que, a esas alturas, era el premio al que podían acceder, dadas las circunstancias. Garitano fue ajustando con las sustituciones que le quedaban –ya había relevado a Medrano y a Corredera por Nacho y Bodiger, y acabó poniendo en el campo a Löic Williams, Teto y Luismi–, y manejó los tiempos para amarrar un empate de aspirante, un resultado que debe dar confianza para continuar en la pelea.

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