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Ángel lanza al CD Tenerife con un doblete ante el Racing

El delantero lagunero anota los dos primeros tantos en su regreso a casa, uno de penalti y otro en un contragolpe, y resuelve un triunfo justo de los blanquiazules

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Fútbol: CD Tenerife - Racing de Santander Carsten W. Lauritsen

Un futbolista como Ángel Rodríguez, con 124 goles en Primera y Segunda –126 desde ahora–, iba a entrar en escena más pronto que tarde. Había vivido un inicio de curso algo atropellado, por una lesión y una tempranera tarjeta roja. Pero el CD Tenerife le estaba esperando. No todos los clubes cuentan con la ventaja de tener un delantero como él. Yal fin llegó ese día. En la novena jornada, en un partido que avanzaba con un injusto 0-0 para los blanquiazules. El Racing había resistido hasta que, de manera accidental, por un fuerte golpe recibido por Enric Gallego, irrumpió el factor Ángel. Un atacante por otro en el 55’. Dos goles, uno gracias a un penalti provocado por Luismi Cruz y otro en un contragolpe para conquistar la sexta victoria de la temporada.

El equipo tinerfeño salió al césped del Heliodoro –14.773 espectadores un martes por la noche– con la alineación que, visto lo visto, se había ganado la condición de titular. En concreto, la misma elegida por Asier Garitano en la anterior cita en casa, ante el Espanyol (1-0). Después de las seis novedades que introdujo en Eibar (3-0), prefirió asegurar. Esta vez con Mellot, José León, Medrano, Corredera, Waldo y Enric Gallego.

Esa garantía no impidió que el Racing desplegara su juego de combinación en el arranque. Una fórmula de la que ha había hablado Asier unos días antes. Un toque tras otro para ganar metros y superar líneas. Eso sí, sin inquietar a un rival pendiente de ajustar la presión para hacerse con el control. La posesión fue verdinegra en los minutos iniciales, pero toda esa intención fue improductiva. Soriano se limitó a seguir con la mirada lo que pasaba, sin verse obligado a actuar. Buena señal, pese a todo. Además, el Tenerife se encargó de recordar que no le cuesta tanto darle giros a los partidos, sobre todo en casa. Aplicando el recurso del fútbol directo, entró en calor –por decir algo en una noche de temperatura alta– con un envío largo de Mellot a Gallego, todo un especialista en ejercer de pantalla para dar continuidad a las jugadas. Ahí apareció un voraz Waldo Rubio para abrir su repertorio de remates. En realidad, no había sido sino una tarjeta de presentación, pero sirvió para que el partido fuera reposando y acabara teniendo la pinta prevista, la de una actuación del Tenerife en casa, con mayor control, dominio y presencia en el campo contrario.

El equipo de Asier Garitano exploró enseguida otras vías de acceso. Y las más despejadas eran las situadas en los costados, con Waldo corriendo a toda prisa por el carril izquierdo y la ayuda de Mellot en el derecho. Parecía la mejor opción para exigir a un Racing que, poco a poco, fue reduciendo su planteamiento ofensivo a contragolpes ejecutados de manera puntual y sin asustar verdaderamente a Soriano, que tuvo que intervenir por primera vez para atajar un disparo entre los tres palos en el minuto 41, tras una acción de Dani Fernández. Antes, Lago Junior (27'), el citado Dani (37') y Rubén Alves (38') habían asomado con un par de remates fallidos. Poco más. Excepciones en un primer tiempo que se fue deslizando hacia el lado local. Porque después de la efervescencia visitante, el Tenerife fue llevando el partido a su terreno. Empezó a enlazar ocasiones con mayor frecuencia –la más clara:un chut de un afilado Gallego en el 19' tras un saque de esquina –seis antes del descanso– lanzado por Roberto López. Pero la insistencia y el dominio creciente no estaban siendo suficientes. Faltaba la dosis de suerte, de precisión, puede que un punto de velocidad en la circulación, un momento de ruptura... Porque el Racing se había reducido a la fase defensiva y sufría, pero había conseguido que su rival no rematara entre los tres palos. De hecho, Waldo fue el primero en poner a prueba a Ezkieta en el minuto 34.

La idea de perseverar quedó confirmada tras el descanso. El Tenerife salió decidido, dispuesto a resolver pronto. Movía el balón de un lado para otro y progresaba con las ideas claras, buscando un espacio para filtrar un pase, para afinar la puntería. Sin tiempo que perder, Sergio González (46') ensayó una volea que neutralizó Ezkieta. La tendencia pintaba bien para el Tenerife en un partido que se enfrió en el minuto 48 por un violento choque aéreo entre Gallego y Rubén Alves. El peor parado fue el delantero. Trató de seguir jugando, pero no pudo. Aturdido, acabó pidiendo el cambio. Ángel tomó el relevo en el 54' bajo la ovación del público a Enric.

El Tenerife siguió a lo suyo, acelerando hacia un gol que se le resistía. Lo tuvo cerca Roberto López con un punterazo después de una pared con Luismi Cruz. La clave podía estar ahí, en la improvisación, en un toque de genialidad.

Al Racing no le iba nada mal con el 0-0, pero José Alberto López no se quiso conformar y refrescó el frente de ataque con el exblanquiazul Andrés Martín y con el delantero Arana. Dificultad añadida para un Tenerife que vivía sin agobios en el sector defensivo. Casualidad o no, la escuadra cántabra volvió a tener el balón, como en el comienzo del partido. Y con eso le sobraba para tener en tensión a los tinerfeños, ahora algo perdidos tras el percance de Gallego. Y justo cuando el Tenerife había dado un pequeño paso atrás, llegó la acción que disolvió el empate, el penalti sobre Luismi Cruz en un contragolpe dinamizado por Ángel y conducido por el atacante gaditano. El portador del dorsal 9 asumió la responsabilidad y batió al portero (60'). Valor doble por su efecto en el partido y por su significado para Ángel. Al fin, un tanto del tinerfeño en su regreso a casa tras un inicio de Liga irregular.

Ya no hubo vuelta atrás. Ahí se destapó el Tenerife. Yse destapó Ángel. Con el Racing todavía asimilando el golpe, los blanquiazules mordieron con otra fugaz transición. Un mano a mano del lagunero con Ezkieta que el blanquiazul resolvió con maestría (64'). Lo suyo es vivir al borde del fuera de juego y definir. Todo un experto.

El encuentro ya estaba resuelto. El Racing le puso voluntad, pero con argumentos poco convincentes, sin mordiente. Ni el menor daño para el armazón tinerfeño. Con Dauda y Teto en el campo, el Tenerife consumió el cuarto de hora final –y 9 minutos de alargue– dispuesto a ampliar su renta a golpe de velocidad, espacios y pegada. El Rodríguez López rugía cada vez que coincidían los dos primeros factores, a falta de que se añadiera el último ingrediente. No hizo falta. Con los goles Ángel fue suficiente. Es la ventaja de tener a un jugador como él.

Ángel celebra el gol contra el Racing Carsten W. Lauritsen

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