Un Tenerife sin gol no puede con el colista

El equipo blanquiazul no pasa del 0-0 en el campo de un Lugo que no ha ganado en toda la segunda vuelta. Los de Ramis generan ocasiones, pero no aciertan. Nacho remata al larguero.

Borja Garcés, en el Anxo Carro.

Borja Garcés, en el Anxo Carro. / LaLiga

Julio Ruiz

Julio Ruiz

El mensaje ambicioso de Luis Miguel Ramis, ese de «seguir persiguiéndolo» para intentar acabar la jornada a siete puntos del sexto clasificado y la siguiente a solo cuatro, en el mejor de los casos, se quedó en la idea. No estuvo acompañado por el acierto necesario del Tenerife para derrotar a un Lugo que no solo es el colista de LaLiga Smartbank, sino que lleva toda la segunda vuelta sin ganar (0-0).

No es que los blanquiazules se dejaran ir en el Anxo Carro en una temporada que se ha ido quedando sin grandes alicientes, más allá de asegurar una permanencia que no todavía está sellada, pero sí dio la impresión de que les faltó continuidad, un punto más de intensidad y algo más de ritmo y de intención para decantar un duelo que llegaron a tener en sus botas en cuatro o cinco ocasiones claras. Pero la pegada no está siendo la acompañante más fiel del Tenerife, sobre todo en sus visitas. Solo en dos salidas anotó más de un gol –2-2 en Ponferrada y Villarreal– y lleva cinco partidos fuera consecutivos sin marcar –Granada, Sporting, Oviedo, Alavés y Lugo–. La última diana lejos del Heliodoro llevó la firma de Romero en El Sardinero.

Lo cierto es que en el Anxo Carro hizo mucho más que el conjunto gallego para colar el balón en la portería. Borja Garcés remató flojo de cabeza a dos metros de Whalley, Nacho estrelló un remate en el larguero, el guardameta le sacó un mano a mano a Iván Romero, Waldo Rubio no ajustó lo suficiente un disparo cruzado...

Este 0-0 aclara aún más el futuro de un Lugo condenado a jugar la próxima temporada en la Primera RFEF y deja al Tenerife con 43 puntos a falta de siete jornadas.

El equipo blanquiazul empezó, más o menos, con lo esperado. Volvió a su puesto Nacho, después de cumplir un partido de suspensión, pero no para que Mellot, el sustituto del madrileño en la jornada anterior, pasara del lateral izquierdo al suyo, el derecho. Ahí continuó Aitor Buñuel. Esa fue la única sorpresa. El jugador francés empezó en el banquillo. Además, Romero entró por Teto en el extremo derecho. El sevillano había sido suplente ante el Villarreal B. Con todo esto, Ramis se decantó por Soriano; Buñuel, Sergio González, José León, Nacho;Aitor Sanz, Corredera; Waldo, Romero, Borja Garcés y Gallego.

El partido no empezó prometiendo espectáculo. Ritmo lento, interrupciones, fútbol discontinuo y alejado de las áreas... El Lugo sobrevivía a base de saques de esquina –hasta cinco en el primer tiempo–. No es que al colista le faltara voluntad, pero sí recursos. Se las arreglaba para cumplir en defensa, sin verse demasiado exigido, pero carecía de filo en ataque. A todo esto, el Tenerife parecía haber planteado el encuentro con la idea de que el triunfo fuera cayendo por su propio peso. No le importó hacer el partido largo ni arriesgar lo justo para que el Lugo cometiera algún error con valor gol. En esa línea, el tramo inicial transcurrió sin que pasara nada relevante, sin que el fútbol, en este caso, pudiera hacerle competencia a otras opciones de ocio en este viernes de Semana Santa.

Pero la cosa se fue animando a partir del minuto 26, cuando se registró el primer remate entre los tres palos, obra de Enric Gallego. Con esta ocasión se agitó un poco un partido plano. La respuesta la puso poco después Baena con un chut fácil para Juan Soriano. Luego fue Álex Corredera quien lo intentó con una falta directa (31’).

Con esa dinámica, el juego evolucionó hacia oportunidades más claras, siempre a favor del Tenerife. Borja Garcés tuvo el 0-1, tras recibir un centro de Nacho desde el costado izquierdo, pero su remate de cabeza, en ventaja por no tener marcador, inquietó lo justo a Whalley. Balón a sus manos (34’).

El asistente estuvo a un paso de anotar al borde del descanso. La volea de Nacho, desde la frontal del área y con la pierna derecha, se estrelló en el larguero con Óscar Whalley siguiendo la trayectoria con la mirada. Habría sido uno de los goles de la temporada (45’).

El intermedio dejó la lectura de que el Tenerife se había asomado al triunfo más que el Lugo haciendo lo justo, sin la necesidad de pisar el acelerador, o subiendo el ritmo por momentos, cuando pudieron entrar en juego futbolistas como Waldo y Romero, los que más problemas le crearon a la defensa, a la par que un ofensivo Nacho. 

Los dos extremos siguieron asumiendo esa misma responsabilidad tras el intermedio. Fueron los únicos que provocaron algo de ruptura. Con Pablo Larrea en el campo por Aitor Sanz, el Tenerife retomó el partido mostrándose un poco más decidido. La posesión fue suya, al menos hasta una recta final en la que el Lugo, a la desesperada y con piernas frescas por los cambios realizados por Íñigo Vélez, apretó y generó un par de ocasiones, una del exblanquiazul Andoni López, con una falta directa, y otra de Spcepovic, de cabeza. Aunque los locales llegaron a tocar a la puerta del triunfo en esa fase, realmente fue el Tenerife el que puso más de su parte, manejando durante más tiempo el balón ante un rival encerrado.

Whalley, el mejor del Lugo, impedir el 0-1 en el minuto 57 al tapar un remate de Romero, que había combinado con Waldo Rubio para meterse en el área con el balón. El atacante cedido por el Sevilla volvió a aparecer con un disparo raso con el que finalizó una conducción (59’). Esta etapa de clara superioridad tinerfeña se completó con un tiro raso de Waldo que salió fuera por poco, rozando el palo, ante la salida del portero. Como antes, el extremeño se había asociado con Romero (63’).

A partir de ahí ya no hubo tanta continuidad. Fue como si al Tenerife se le hubiera pasado su momento. Los cambios no le dieron al equipo el empujón que estaba pidiendo y el encuentro entró en un tramo final más abierto, un ida y vuelta en el que pudo pasar de todo. El Lugo contó con sus dos ocasiones –Andoni y Scepovic– y el Tenerife se estiró con algún centro venenoso de Nacho. Pero poco más. Las prisas y la precipitación terminaron por apagar un partido que dejó la sensación de ocasión desperdiciada por el Tenerife, una más en una temporada gris.

Aunque la condición de colista descolgado del Lugo tampoco era ninguna garantía para que los de Ramis se hubieran hecho con la victoria –habría sido la tercera a domicilio–, sí se esperaba ver en el Anxo Carro una actuación más convincente y, sobre todo, la conquista de los tres puntos. El Tenerife dio otro paso corto. Se quedó con un punto que sabe a poco y que confirma una tendencia de media tabla: dos puntos de los últimos nueve, seis de los 21 más recientes. La Liga sigue. El próximo domingo, el Ibiza en elHeliodoro.

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