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Mal menor para un Tenerife en superioridad

El equipo blanquiazul no pasa del empate contra un rival al que le expulsan dos jugadores, en los minutos 19 y 90. Tasende anota el 0-1 en el 52' y Enric Gallego iguala en el alargue

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Partido CD Tenerife-Villarreal B Andrés Gutiérrez

El Tenerife no solo no ganó a un rival que jugó con un futbolista menos desde el minuto 19 y que terminó con nueve en el campo, por una segunda expulsión en el minuto 90, sino que estuvo a un paso de perder tras encajar un gol estando en superioridad numérica.

En ese once contra nueve, el Tenerife logró salvar un punto gracias a un tanto de Gallego (93’) anotado tras cazar por alto un balón que se le había escapado al portero Iker Álvarez, uno de los mejores de un notable Villarreal B. El Tenerife lo había peleado hasta la extenuación, quizás de manera atropellada, con más corazón que cabeza, pero se había vaciado para, al menos, no perder. Y acabó con una mezcla de decepción por el desenlace y alivio porque pudo haber sido peor. De hecho, el triunfo visitante estuvo muy cerca de golpear al Tenerife, no solo por el 0-1 anotado por Tasende en el minuto 52,’ aprovechando un mal balance defensivo local, sino por una clara ocasión que generó el Villarreal B –con nueve– poco antes de que Gallego recibiera el premio a la insistencia.

Se podría hablar de lección, de repaso del único filial de la categoría. No sería injusto sacar esa conclusión por el trabajo realizado de principio a fin por el equipo castellonense, por su capacidad para llevar la iniciativa en el arranque, para hacer daño cuando pudo y para sufrir en el desesperado intento de remontada tinerfeña. Pero también habría que apuntar que los locales estrellaron dos veces el balón en los palos, primero con un acrobático remate de Mellot (58’) y luego con un chut raso de Garcés (64’). Quién sabe, con la ayuda de un centímetro de más o de menos, el resultado habría sido otro. Pero no está siendo una temporada de esas.

Lo que queda es el punto, uno más que se une a los 41 que ya tenían los blanquiazules, ahora a falta de ocho jornadas para el cierre del calendario. El empate no hace sino demorar la llegada a la meta de la permanencia. Al equipo solo le queda seguir apretando para evitar riesgos innecesarios. El viernes en Lugo, después contra el Ibiza...

El intento ante el Villarreal B no marcó el camino a seguir. Hasta el minuto 19, el filial pareció sentirse más cómodo que el Tenerife. Fue como si el plan visitante hubiera cuajado mejor que el local. En ese tramo se fueron notando algunos síntomas de que los blanquiazules no habían conseguido encajar sus piezas: falta de continuidad, duelos individuales perdidos, un goteo de faltas por llegar un segundo antes en cada acción, reacción insuficiente en la presión tras pérdida... Estaba siendo un Tenerife instalado en un bloque medio, en un aparente letargo; un equipo que le concedía espacio a su rival con la intención de que cayera en el error de jugar con fuego a base de pases laterales sin profundidad. Pero el conjunto de Miguel Álvarez fue mucho más que eso. Se mostró seguro con el balón y arriesgó lo justo. No entró en la trampa. Al menor indicio de atasco, recurría a un fútbol más directo, buscando la espalda de Mellot, situado en el carril izquierdo a pierna cambiada, o poniendo el punto de mira en Millán y Niño, delanteros hábiles con espacios.

En definitiva, el filial había empezado mejor un partido lento y carente de ocasiones de gol. En este apartado fue el Tenerife el que se animó antes con un remate raso de Waldo, un jugador que no se lo piensa dos veces en el momento de armar la pierna y disparar (4’).

El contrapunto lo puso Millán con un chut que detuvo Soriano en la siguiente acción. Una baja producción en las dos áreas dentro de un duelo con color amarillo.

Pero a las puertas del minuto 20, una entrada de Collado a Mellot introdujo un factor inesperado, o lo restó, según se mire. El árbitro corrió hacia el extremo y le mostró la tarjeta roja –supuestamente por error, sacó primero la amarilla y corrigió al instante–. Sin verlo venir, el partido le había regalado una valiosa ventaja al Tenerife, que pasó enseguida a tomar el mando en este nuevo escenario ante un rival reordenado con dos líneas de cuatro.

A partir de ahí, la posesión cambió de color y se tiñó de blanquiazul. Y con ella, una mayor presencia tinerfeña en el área contraria. Sin embargo, el Villarreal B no renunció a atacar. Aunque el partido se había inclinado hacia la portería de Iker, Soriano también tuvo que intervenir, inicialmente para evitar el 0-1 en el 41’ en un mano a mano con Millán, que sorprendió en un contragolpe a un Tenerife que ya caminaba en una única dirección, la ofensiva. En esa etapa, el balance tampoco fue muy inquietante:una falta directa de Corredera fácil para Iker (24’), un remate de Gallego detenido por el portero tras una combinación entre Mellot y Waldo (31’) y un chut de Waldo (38’). El descanso le brindó al Tenerife una pausa para resetear y refrescar las ideas con el objetivo de gestionar mejor la ventaja con la que contaba.

Después del descanso

Tras el intermedio, el equipo de Ramis trató de poner una marcha más, encerrar al Villarreal B y perseverar, creyendo que el gol acabaría llegando sí o sí. Pero seguía siendo demasiado previsible, le faltaba filo –remate flojo de Teto en el 51’–. En esa dinámica, el rival emergió para darle otro vuelco al partido. De repente activó un fugaz contragolpe por una izquierda despoblada y Tasende le coló el balón a Soriano: 0-1 en el 52’. Ya no solo era cuestión de marcar para ganar a un rival con nueve, sino para no perder.

Ramis no tardó en agitar a un Tenerife algo espeso y metió en el campo al eléctrico Iván Romero por Teto. Poco después, con el equipo volcado, Mellot se encontró con el único obstáculo del larguero tras estirar la pierna y dar continuidad a un centro de Corredera (58’). La mejor ocasión para terminar de meter a la afición en el partido.

Se abrió así una última media hora frenética, con más oportunidades blanquiazules pero también alguna amarilla. En ese intercambio, Soriano salvó el 0-2 al despejar a córner un tiro de Del Moral. A renglón seguido Garcés fue protagonista por partida doble. El melillense remató a las manos de Iker en el 61’ y al palo en el 64’. Los blanquiazules, más intensos e incisivos por la inercia del juego, seguían apretando en un duelo que empezaba a romperse. Ahí, Ramis renovó piernas con la entrada de Jurado por Aitor. Luego tiró de la cantera –siguen de baja Shashoua, Elady y Mo Dauda– y apostó por David y Cacho.

En ese doble o nada, jugando con nueve por la expulsión de Del Moral por doble amarilla, Forés perdonó el 0-2 tras un contragolpe conducido por el malabarista Iosifov (92’). Y cuando todo indicaba que el Villarreal B ya había hecho lo más difícil, Waldo colgó el balón en el área por ver qué pasaba y propició un error de Iker en su intento de atrapar el balón. Gallego emergió para marcar el 1-1, ya casi sin margen para ir a por más. Mal menor para un Tenerife en superioridad.

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