Retales de un doble clásico inolvidable

Mollejo y Mario, testigos de la última proeza ante el eterno rival, conservan «recuerdos de oro»

Bermejo consuela al lesionado Viera en la semifinal por el ascenso. | | E.D.

Bermejo consuela al lesionado Viera en la semifinal por el ascenso. | | E.D. / M. D.

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Las Palmas comparecía como favorita tras una gran remontada y el Tenerife llegaba en dinámica gris. En los clásicos de junio ocurrió «lo nunca visto». Fue increíble.

Si grande fue el partido, gigantesca resultó la fiesta. El Tenerife había eliminado a su eterno y acérrimo enemigo en una fase de ascenso a Primera División; y además había volcado los pronósticos. «Cuando nos tocó Las Palmas, no nos gustó», rememora Víctor Mollejo, uno de los protagonistas de aquella promoción. «Ellos venían en dinámica ascendente y pensamos: con lo bien que lo estábamos haciendo, como ahora vengan y nos ganen...». Pero no ocurrió. Así que la sensación final fue «de una alegría inmensa», subraya el delantero Mario González, ya devuelto a su club de origen tras acabar su periodo de cesión en el representativo. Fue un club que le marcó. «Todo fue maravilloso, una experiencia única, aunque la pena fue no haber culminado», explicita el burgalés, que arribó en el mercado de enero.

Mollejo asegura que hay pasajes de aquel doble triunfo contra Las Palmas que aún no se han contado. «Creo que nadie ha publicado vídeos del avión, que casi se cae de la fiesta que armamos. Cantábamos lo que cualquier aficionado, solo que entre nosotros, en familia. Estábamos muy unidos», afirma.

Para el ahora futbolista del Real Zaragoza, el papel de Luis Miguel Ramis y de su segundo entrenador fue crucial para cohesionar al grupo y plantear la batalla de la mejor manera posible. «Jonathan (Viera) hizo esas declaraciones tras la ida con el ánimo de motivar, pero creo que inconscientemente el resultado fue el opuesto», analiza. Porque lo que hizo fue sobreexcitar a la Unión Deportiva. En cambio, el Tenerife salió «muy tranquilo, con las ideas claras y la intención de plasmar sobre el campo lo ensayado días atrás».

Así que a la algarabía final –con foto incluida sobre el conquistado césped de Siete Palmas– siguió una doble celebración en Los Rodeos y luego en el balcón del Heliodoro. «Tengo vídeos guardados en el móvil para que nunca se me olvide», precisa Mario. «De todo, de la salida de hotel, de la afición coreando nuestros nombres...», añade. Entretanto, Mollejo lamenta que la traca final no llegase contra el Girona. «Lo pasé muy mal, incluso ahora si me toca recordarlo. Prefiero quedarme con lo bueno».

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