Kirian une las orillas del derbi

Las dos aficiones comparten el deseo de que el de Candelaria vuelva a los terrenos de juego tras superar el cáncer l «Tuve cinco años muy bonitos en el Tenerife», recuerda

Kirian (derecha) y su propio Ale Rivero, en benjamines.

Kirian (derecha) y su propio Ale Rivero, en benjamines. / El Día

Manoj Daswani

Manoj Daswani

La estampa que descansa en el álbum de fotos familiar ya dibuja la perenne sonrisa de Kirian Rodríguez Concepción, protagonista del último derbi liguero en el Heliodoro (0-1, con gol suyo) y con total seguridad el gran nombre propio del clásico que viene si logra sumar al menos un minuto sobre el verde. Ya solo su presencia en la convocatoria de Las Palmas es la mejor noticia posible. Hace meses, que se recuperase del cáncer y volviese a hallar las sensaciones perdidas («un rondo, un pasillo de collejas, un entrenamiento con los compañeros en Barranco Seco», deseaba el propio jugador) no parecía una quimera pero sí un Everest.

Kirian, todo corazón, fue escalando hacia su meta con altas dosis de paciencia y optimismo. «Cuando no podía dormir, miraba al techo y pensaba en el momento de volver», confiesa. Y ese día está a la vuelta de la esquina y puede ser este sábado. «Sonreír, seguir con las mismas bromas, trasladar a los demás que iba a volver más fuerte. Eso valió para que el apoyo fuera totalmente diferente a una situación distinta, en la que yo hubiese salido con pena o tristeza», subraya.

«Sonreír, seguir con las bromas, decir a los demás que iba a salir más fuerte... Eso hice»

Kirian Rodríguez

— Futbolista de la UD Las Palmas

Juegue o no, el aplauso al oírse su nombre por megafonía multiplicará en decibelios al momento en el que lució su imagen en el videomarcador en el Tenerife-Lugo de la primera vuelta. Entonces fue por un deseo compartido a las dos orillas del Archipiélago y, en realidad, también en todas las esferas, estamentos y clubes de fútbol. No obstante, el afecto que vino del Heliodoro le llenó el doble. «Tuve cinco años muy bonitos en el Tenerife y por circunstancias de la vida tuve que salir y buscarme los garbanzos en otro lado. Creo que eso influyó para que luego la afición dijese:él ha sido agradecido con nosotros;vamos a darle todo el apoyo», aduce. Su forma de tomarse la rivalidad sana entre blanquiazules y amarillos «va en los valores», explica. «No tiene nada que ver con que sea del equipo rival para que trate al otro club con respeto. En el derbi anterior [el de la primera vuelta del curso pasado] marqué y le tuve respeto a mi afición. Tiempo después, creo que eso se ha visto con buenos ojos», sentencia.

En cuanto al reconocimiento y apoyo de la afición del Tenerife, no oculta que «fue algo muy bonito». Porque Rodríguez Concepción, a quien el nuevo presidente ya ha apuntado en su lista de deseos, no renuncia a sus orígenes. Más bien al contrario, presume de ellos. «Yo soy de Tenerife, muchos amigos míos son seguidores del Tenerife y estaban allí aquel día. En esas cosas no hay colores», apunta sobre aquella ovación espontánea que le llenó de energías. «Ese día no pararon de llegarme notificaciones, mensajes de amigos y de compañeros de la época. Estaba viendo el partido con la familia y... recuerdo queunos amigos pasaron por casa antes y nos dijeron que se iban a participar del aplauso del minuto 20. Fue una pasada porque al fin y al cabo, donde juego es en el equipo rival», afirma.

Canario de pura cepa, chicharrero de nacimiento y amarillo de adopción, ofrece en su discurso siete palabras que deberían estar grapadas a fuego en el ADN del clásico. «El pique siempre tiene que ser sano». Si juega, la ovación será infinita. Desbordará la de cualquier asistencia, caño, jugada imposible o gol decisivo. Su triunfo, que es volver, será el de alguien que se hace querer, el de un tipo ejemplar. Una alegría de todos.