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Juan Soriano, de niño a mayor

El portero del Tenerife relata su evolución y mejoría desde que hizo su primera prueba con el Betis hasta que se ha asentado en el fútbol profesional con el representativo

Juan Soriano. E. D.

Cuando Juan Soriano Oropesa decidió que quería ser portero e hizo sus primeras pruebas con el Betis, ni se le pasaba por la cabeza que algún día tendría a su alcance tantos recursos y herramientas para perfeccionar y modelar su trabajo. «Vemos vídeos del rival, analizamos cómo juega, nos fijamos en los lanzamientos de penalti, de falta, cómo definen los puntas, dónde tienen más tendencia a definir, si a un palo o al otro, si se quedan mano a mano contigo... No es definitorio, pero te puede ayudar», explica el arquero profesional, que accede a contar la historia de su vocación de niño en conversación con EL DÍA.

Ha sido la suya una historia de constante progresión y mucha meticulosidad en el cuidado del detalle. Según cuenta, todo empezó de casualidad: «Yo era muy pequeño y ya jugaba con mis hermanos y mis primos. Jugábamos en casa y cuando ya tuve siete años me apunté a la escuela de fútbol del pueblo. Éramos todos muy pequeñitos y el entrenador preguntó quién quería ser el portero. Yo ya lo había hecho en familia, así que levanté la mano. Dije que no me importaba, ahí empezó todo».

Juan Soriano, de niño a mayor

Desconocía Juan que aquel gesto de «echado pa’lante» –como dirían en su Andalucía natal– marcaría una carrera deportiva de éxito, en la que el Tenerife ha sido crucial y le ha proporcionado toda la confianza y continuidad que antes echó en falta. No obstante, la primera demostración de fe se la dio el Betis. «Fui a probar, les gusté, me firmaron y ese fue el primer impulso», subraya.

Niño de talento y reflejos, Soriano no tardó en incrustar su nombre en las categorías inferiores de la selección andaluza y también acudió a la llamada de La Rojita cuando era Sub 16. «Ya eso fue buena señal. Aunque el momento clave seguramente fuera cuando ganamos la Copa del Rey de juveniles. Fue lo más cercano al fútbol profesional que yo he vivido y ya eso me valió para hacer pretemporada con el primer equipo [del otro gran club de la ciudad, el Sevilla] y tener la ocasión de subir con el filial». Lo demás, ya se conoce.

Ahora lo analizamos todo: cómo juega el rival, cómo definen, a qué palo, los penaltis, las faltas...

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Portero hecho a sí mismo pero también bajo el influjo «de muchos buenos preparadores», entiende que un futbolista de esta demarcación «nunca llega a su techo». «Hasta los que juegan Champions tienen fallos y detalles por pulir. A veces cometen equivocaciones que al espectador le parecen increíbles, pero el error forma parte del juego», asegura el arquero blanquiazul, providencial durante el curso anterior (con el casi ascenso a Primera) y también durante el pasaje más benigno –en juego y resultados– que ha tenido el Tenerife a principios de año.

«¿Mejorar? Quiero mejorar en todo», verbaliza, ambicioso. Pero llegados a este punto donde las diferencias entre porteros se reducen a la mínima expresión –porque todo se decide «en décimas de segundo», sentencia– considera que el factor diferencial no está en el físico, sino en la cabeza.

En sus partidos en familia ya jugaba de portero, así que su vocación le viene desde muy pequeño

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Seguidor acérrimo primero de Palop y luego de Iker Casillas, cree que un guardameta siempre juega «condicionado por la secuela del error», de ahí que cada vez más se trabaje la fortaleza mental. Sorprende en la conversación que –sin que se le pregunte por ello– rescate del baúl de los recuerdos un error de bulto que cometió contra el Amorebieta el año pasado. «Nos costó un gol», lamenta. Y remarca que al portero se le juzga solo por un par de secuencias o tres durante el conjunto de los 90 minutos. «Hay partidos que, por el buen trabajo de los demás, el rival ni te llega. Pero lo hacen solo una vez y ahí tienes que responder», contesta. «La profesión ha cambiado», razona. «Todo evoluciona y los entrenadores están cada vez más formados. Cuando yo empecé, había un preparador para toda la cantera; ahora, tienes a uno encima de ti. Y una metodología, unos recursos, unas herramientas... Todo al servicio de tu mejoría». Y desde su mejor versión, tiene un sueño: jugar en Primera.

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