Aridane Santana guarda la llave

El Tenerife derrotó por última vez a su rival de este sábado, la SD Eibar, hace nueve años, en el estadio de Ipurua y con un segundo tanto anotado por el delantero grancanario.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

El Tenerife recibirá este sábado a un rival al que no derrota desde el 13 de abril de 2014. No es que hayan coincidido muchas veces desde entonces, pero sí han vuelto a encontrarse; cuatro en concreto, todas con signo favorable a ese equipo en cuestión, el Eibar. Casi nueve años más tarde, los blanquiazules insistirán en la ruptura de una serie vacía de resultados, consistente en tres derrotas en las Ligas 21/22 y 22/23 y otra en la pasada edición de la Copa del Rey.

Aquella alegría frente al conjunto guipuzcoano, entrenado por Gaizka Garitano –igual que ahora– estalló en el césped de Ipurua y tuvo como héroe a Aridane Santana. Suyo fue el gol –golazo, en realidad– que le dio los tres puntos a la escuadra dirigida en ese entonces por Álvaro Cervera. Era la trigésima cuarta jornada de Segunda y un Tenerife situado en la séptima plaza debía visitar al segundo clasificado. El desenlace fue de 1-2. Eneko Bóveda adelantó pronto al Eibar, Bruno González –ahora en el Sporting– anotó el empate en el 52’ y Aridane sorprendió al arquero local, Irureta, con una espectacular volea, de esas que no se piensan dos veces, para cerrar el resultado en el minuto 73, unos pocos después de su entrada al campo como reserva. «Tuve la fortuna de meter un buen gol, fue un día muy bonito para todos», recuerda el delantero fichado el pasado verano por el Atlético Paso.

La alineación estuvo formada por Roberto, Moyano, Carlos Ruiz, Bruno, Ayoze Díaz, Aitor Sanz, Ricardo, Quique Rivero, Édgar Méndez, Nano y Juanjo Expósito. En la segunda mitad participaron Suso Santana, Aridane y Cristo Martín. No pudo estar el máximo anotador del equipo en esa Liga, Ayoze Pérez –actualmente en el Betis–, a causa de una rotura muscular.

Con esa victoria, el Tenerife dio el salto al quinto puesto de la tabla y se situó a solo cuatro puntos de la puerta de acceso la zona de ascenso directo. Y fue a más. En la siguiente fecha se puso cuarto tras vencer al Numancia por 3-2. Los de Cervera, procedentes de la Segunda División B, se habían colado en la lucha por subir a Primera de manera inesperada. Pero cuando todo parecía ideal, cuando lo más difícil se había conseguido, llegó lo que nadie podía imaginar, una racha de siete derrotas seguidas en las siete últimas jornadas de Liga que dejó al equipo a media tabla. Aridane no olvida que el Tenerife estaba en «un buen momento, muy ilusionado por cómo estaba marchando la temporada, pero todos los equipos pasan por tramos positivos y negativos y tocó lo segundo en la recta final de esa campaña». Pasado el tiempo, sostiene que el Tenerife «pudo haber disputado esa promoción». Pero también extrae la lectura constructiva de que venía «de ser un recién ascendido y compitió muy bien en una categoría dura».

Santana se había unido al club en enero de 2012, en la mitad de la campaña del intento frustrado de subir a Segunda División. Aportó seis goles como anticipo a su esencial producción en el definitivo curso posterior:27 tantos para un Tenerife que cruzó la meta tras superar al Hospitalet en el playoff.

Aridane fue blanquiazul durante tres temporadas y media, de enero de 2012 a junio de 2015, período en el que jugó 132 partidos y marcó 44 goles. «Fue la etapa más importante de mi carrera por lo que se logró en lo colectivo y en lo individual. Está en lo más alto de mi trayectoria», afirma.

Aunque conserva a muchos amigos en el club, como Aitor Sanz y Carlos Ruiz, que siguen compitiendo, o Ricardo León y Suso Santana, ahora en otras funciones, su vínculo con el Tenerife va más allá de las relaciones personales. «El cariño que le tengo, por los años que estuve, siempre estará ahí. Cada vez que hablo de esa etapa, lo hago con una sonrisa», asegura dándole «todo el valor» a la conquista del ascenso a Segunda División en 2013. «Los que estamos dentro del mundo del fútbol, sabemos lo importante que fue. No hay sino que fijarse en la cantidad de clubes históricos a los que les está costando tanto salir ahora de la Primera RFEF, así que lo que hicimos tuvo un mérito enorme. Como partícipe, lo valoro mucho porque lo peleé y lo sufrí dentro de un club que ahora es centenario y que, en esos tiempos, había pasado en solo un año de jugar en Primera División a hacerlo en Segunda B; debíamos sacarlo adelante», añade Aridane, el guardián de la llave del último triunfo ante el Eibar.

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