El ostracismo de Larrea

El mediocampista madrileño ya acumula tres meses seguidos sin una sola titularidad liguera | Este año no suma ni un minuto

Pablo Larrea, durante un entrenamiento.

Pablo Larrea, durante un entrenamiento. / E. D.

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Desde el partido que el representativo empató en la Península contra el filial del Villarreal, no hay noticias de Pablo Larrea. Acaba de cumplir tres meses sin sumar minutos con el Tenerife y busca su redención cuanto antes. Si es posible, mañana mismo.

Sin que se le preguntara por la situación del futbolista madrileño, quiso testimoniar Luis Miguel Ramis en su última rueda de prensa que está muy conforme con el trabajo, el comportamiento y el rigor de Pablo Larrea Gambara. Un jugador que todavía no se ha estrenado en lo que va de nuevo año y no suma ni un solo minuto de competición desde hace más de tres meses, cuando jugó un rato en el duelo a domicilio contra el filial del Villarreal.

Es extraño el caso de Larrea, un mediocampista en el que este cuadro técnico ha confiado mucho (y durante largo tiempo) desde que aterrizó en la Isla. De hecho, esta misma campaña llegó a ser titular durante varias jornadas consecutivas. Ahora, le está saliendo cruz todas las veces. La altísima competencia en su posición, una de las más pobladas; y la demostrada predilección de Ramis por el dueto Aitor Sanz-José Ángel le está dejando casi siempre en el banquillo. Hasta el punto de que hubo clubes que preguntaron por su situación la semana pasada con la firme intención de llevárselo.

Preparado

Larrea no baja el ritmo y sigue trabajando en busca de una oportunidad que se le resiste. Nada tiene que ver su cuota de protagonismo en esta temporada en relación a la pasada, cuando una inoportuna lesión le dejó fuera de juego y sin poder competir «en la parte más bonita», los partidos de la promoción. Mismo motivo le privó de hacer un trabajo veraniego en condiciones y su reaparición no se produjo hasta la sexta fecha del campeonato (en el Tenerife-Málaga). Sumó ese día 22 minutos.

Aparecían brotes verdes para Larrea, que se asomó al once justamente ante la Ponferradina –el equipo que le ha querido en esta ventana invernal– y el Sporting; luego también contra Cartagena y Granada. Pudo parecer que volvía para instalarse definitivamente en las alineaciones, pero fue otro espejismo. No pasa el pivote por su mejor momento y está siendo su etapa de mayor ostracismo –sin contar paréntesis previos por culpa de las lesiones–. Así que en un momento donde ya no hay margen para la especulación sobre una posible salida, mira al futuro con la idea de volver a sentirse importante y con la autoestima alta porque rindió casi siempre que lo eligió el míster. Eso sí, ahora con una dificultad añadida: el fichaje de otro central tal vez haga repensar a Ramis la demarcación para la que quiere a Sergio González, que probablemente alimente la competencia en el medio.