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Cordero traslada a la directiva su intención de dejar el cargo

El profesional blanquiazul pide un acuerdo para dejar la dirección deportiva antes de la Junta General de diciembre | El Zaragoza le quiere, pero ve inasumible su cláusula

Juan Carlos Cordero, director deportivo del representativo. | | CD TENERIFE

La etapa de Juan Carlos Cordero en el CD Tenerife podría a tocar a su fin en las próximas fechas si la directiva blanquiazul se aviene a negociar una posible salida. Ese es el deseo que el profesional cartagenero ha expresado por activa y por pasiva a los jerarcas del representativo, así como también a los nuevos gestores de la institución. El curso de los acontecimientos no ha hecho sino acentuar las intenciones del máximo responsable de la parcela futbolística, de las que informó EL DÍA el pasado mes de octubre. Cordero entiende que no encaja en la nueva estructura.

Un nuevo actor ha entrado en escena en las últimas fechas. Se trata del Real Zaragoza, club que mantiene vacante en su organigrama el puesto de director deportivo tras el cese de Miguel Torrecilla, que vino acompañado de la destitución del que era entrenador de los blanquillos, Juan Carlos Carcedo. Según informaba El Periódico de Aragón el pasado sábado (publicó la noticia minutos después de acabar el derbi en Siete Palmas), el conjunto maño ya tendría un acuerdo cerrado con Cordero, pendiente de que éste último pueda desligarse del Tenerife a lo largo de las próximas fechas.

La situación es espinosa. Y la complica más aún la elevada cuantía de la cláusula de rescisión que habría de abonar el profesional cartagenero o el propio Zaragoza para conseguir su definitiva salida del representativo, con el que recientemente suscribía un nuevo contrato que contempla esta campaña y dos más. Así que solo se vislumbran dos opciones: que el Tenerife acepte negociar; o que Cordero se quede cumpliendo con sus funciones –como está haciendo, aunque sea a disgusto–, ya centrado en la remodelación que experimentará su plantilla en el venidero mercado de invierno.

El director deportivo considera que su posición en el club ha cambiado tras suscribirse el bautizado como Pacto de Roma, una vez se han producido o van a producirse tres sucesos de relevancia capital: José Miguel Garrido se ha convertido en el primer accionista de la institución, llegará a la presidencia Paulino Rivero y saldrá Miguel Concepción, con quien Cordero negoció personalmente su última revisión de contrato. Ocurrió en junio, después del playoff perdido con el Girona, cuando el ejecutivo blanquiazul ya había despertado el interés de otros conjuntos de Segunda. Por decisión del consejo de administración se optó por prolongar la duración de la relación laboral con el arquitecto de la plantilla; y, de paso, se blindó su contrato para evitar la aparición en escena de posibles pretendientes, que ya entonces los había (Zaragoza y Leganés).

Una vez ya era vox pópuli que Cordero no está a gusto y siente que no encaja en el nuevo modelo de gestión del representativo han empezado a surgirle distintas proposiciones. De hecho, el Real Oviedo le llamó hace un mes; y el Zaragoza espera por él. El director general del cuadro blanquillo, Raúl Sanllehí, le habría dado una semana de plazo para resolver su situación en el Tenerife tras alcanzar un acuerdo por los próximos tres años y que incluye el fichaje de sus dos ayudantes, Alberto González y Santos Olmo. La intención del club peninsular es cerrar la operación a primeros de diciembre, a más tardar.

Como ya informó este periódico el mismo día de la comparecencia de Concepción para anunciar su salida, la intención de Cordero era seguir explorando un acuerdo satisfactorio para todas las partes. Desde el deseo de que los nuevos responsables del club tuvieran plena libertad para gobernar los designios de la institución, su primer paso fue poner su cargo a disposición de Garrido. Y lo mismo ha hecho en diversas conversaciones con Concepción y el resto de consejeros, a los que expresó su malestar en un almuerzo en Traysesa, sede del grupo de empresas del presidente. Su opinión respecto a su propio futuro y a la conveniencia de su salida no ha cambiado. El Zaragoza espera; y en las próximas fechas se prevén nuevas conversaciones para explorar un acuerdo. Que parece difícil: las posturas están muy lejanas.

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