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El Tenerife confirma el cambio de dinámica

El equipo blanquiazul se impone con autoridad al Huesca (2-0), gracias a los goles de Waldo Rubio y Teto, y encadena por primera vez dos victorias en Liga, a siete días del derbi

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CD Tenerife - SD Huesca, en imágenes Andrés Gutiérrez

Como en tantas tardes de la temporada pasada, y no fueron pocas, el Tenerife sacó adelante un partido siguiendo su plan paso a paso, madurando cada fase hasta llegar a imponerse con autoridad, en esta ocasión, a un rival de la mitad alta de la clasificación al que miraba desde la distancia de seis puntos, el Huesca –ahora son tres–.

Fue un guion bien interpretado y sin lagunas. El resultado así lo dice. Claro, un golpe de mala suerte o una acción de mérito del oponente lo habría cambiado todo. Pero no. Al igual que en El Plantío (0-1), el equipo de Luis Miguel Ramis hizo lo que debía para evitar un mal desenlace. Con orden, esfuerzo, talento, pegada... Como en tantas tardes de la temporada pasada. Y la comparación ya es una buena noticia. El camino estaba marcado y, quizás, solo era cuestión de no arriesgar con los atajos. Unos ajustes en la hoja de ruta y a continuar. Porque, hasta no hace mucho, el Tenerife parecía algo perdido. Había encadenado tres derrotas y estaba descolgado de su verdadero objetivo. Por lo visto ayer, el rumbo es prometedor. No es por nada, pero los motivos para la incertidumbre estaban justificados. Aunque quedaran tantas jornadas por delante, casi como ahora. La diferencia está en que el presente sitúa a los blanquiazules en una dinámica positiva, ya confirmada y a seis días de la visita a Las Palmas. El tiempo dirá si será suficiente o no para llegar lejos.

Sin grandes alardes, el Tenerife sumó su quinta victoria de manera convincente. Muy a su estilo. El de Luis Miguel Ramis. Compitió y no fue inferior en una primera parte más igualada, y completó la obra tras el descanso con los goles de Waldo Rubio (50’) y Teto (80’). Es más, el resultado pudo quedarse corto. Gallego rozó el tercero, pero su disparo se estrelló en el larguero, con el Huesca entregado.

Como punto de partida, se enfrentaron dos equipos con la etiqueta de ser más prácticos que artesanos en la interpretación de la teoría, de sentirse más cómodos contrarrestando que elaborando. Según se mire. En los metros de verdadera influencia había calidad e intención suficientes en cada lado para romper clichés. Por ejemplo, cuando aparecía Waldo, uno de los más influyentes hasta que le duraron las fuerzas –volvió de una lesión–. Fue un problema constante para la defensa del Huesca. Estaba en todas partes, rápido y con mala (o buena) idea. Si a esa ventaja se le unían la potencia de Iván Romero, la presencia de Enric Gallego, la chispa de Teto... De entrada quedó mas o menos claro que partido podía estar ahí, en la capacidad para pisar el área del Huesca más que en la necesidad de madurar el encuentro en el medio, zona en la que Aitor Sanz quedó condicionado muy pronto por una tarjeta amarilla recibida tras un descarado agarrón a Soko, el futbolista visitante que más daño provocó en el arranque. Porque el carril derecho del Huesca se convirtió en su única vía de acceso durante la primera parte. Por esa banda, el lateral Ratiu y el citado Soko pusieron a prueba más de una vez a Mellot, que volvió a jugar pierna cambiada, con Aitor Buñuel en su lado natural.

Quitando un par de sobresaltos provocados por la sociedad Ratiu-Soko y un remate mal ejecutado de Juan Carlos Real a la altura del punto de penalti a la media hora de juego, apenas pasó nada en el sector protegido por Soriano, con Carlos y Sergio como centrales.

En cambio, el Tenerife fue más constante en el intento de adelantarse. Teniendo a un oponente tan parecido en muchas facetas del juego, con tan pocos goles encajados, los de Ramis tuvieron muy claro que la suerte de marcar el primer gol iba a allanar camino. Y el Tenerife salió decidido, dinámico, con vocación ofensiva... Sin los indicios de inseguridad de otras veces. Prueba de ello, el dato de que llegó a contar con siete saques de esquina en el primer tiempo –diez en total–. Eso sí, ninguno resuelto con una acción de ventaja o un balón enviado entre los palos.

De la manera que fuera, el Tenerife se las arregló para ir apretando a un Huesca firme y disciplinado. Todo un reto. No faltó alguna que otra acción polémica, como cuando Carlos Ruiz y Jurado cayeron en el área en la misma jugada sin que López Toca señalara nada, ni el VAR se animara a intervenir (12’). O en una eléctrica combinación entre Teto y Waldo que no encontró un rematador (15’). Faltaba el último pase, definición, pero, al menos, el espectador miraba más a la portería del Huesca que a la del Tenerife. En esa dinámica, al fin tuvo que intervenir Andrés para sacar un disparo imposible, o un centro chut, de Romero (17’).

Pero esa tendencia se fue atenuando. Pasado el minuto 30, el Huesca consiguió enfriar el partido y empezó a mandar en el centro y a tener más tiempo el balón. La única respuesta antes de intermedio surgió de las botas de Jurado con un remate atajado por Andrés tras un pase de Waldo Rubio.

Después del intermedio, el Tenerife sí logró tener la contundencia que le estaba faltando. Transformó un duelo un poco más blanquiazul que verde –segundo uniforme del Huesca– en un triunfo claro que debió ser más amplio.

Así, sin avisar, los locales estuvieron a punto de adelantarse en el 49’, pero Andrés lo impidió sobre la línea con un paradón con el que despejó un remate de cabeza de Gallego, con el que había conectado Teto. Exhibición de reflejos del excanterano blanquiazul.

A la siguiente, con el Huesca desajustado y sin la solidez de antes, el guardameta no pudo hacer nada. En el 50’, Waldo aprovechó un balón suelto en la frontal del área después de un contragolpe conducido por Teto y Buñuel. El señor Rubio coló la pelota con un potente chut pegado al palo izquierdo, fuera del alcance de Fernández.

Con el 1-0, el Huesca se vio obligado a llevar la iniciativa ante un Tenerife que se aplicó en el trabajo defensivo, cumpliendo con orden y disciplina y reduciendo las opciones visitantes a las jugadas a balón parado. Insuficientes para quebrar la estabilidad tinerfeña. No obstante, los aragoneses tuvieron su momento. Vieron pasar el 1-1 en el minuto 63. Ahí emergió Mellot para cortar un remate de Juan Carlos con pinta de ir a gol.

Mientras tanto, los de Ramis aguardaban el instante de recuperar y atacar. Ya con Javi Alonso, Elady y Dauda en el campo –casi nada–. Así se fabricó el segundo tanto. En el 80’, Teto recogió el premio a un notable partido, otro más, resolviendo con éxito una acción ofensiva impulsada por Dauda y mejorada por Buñuel con un centro al área. El canterano controló, levantó la mirada y puso el balón en el palo derecho de Andrés. El 2-0, a falta de tan poco para el final, sí parecía definitivo.

La renta pudo crecer cerca del 90’ con un remate de Gallego al larguero y una segunda acción que no supo aprovechar Dauda.

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