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Preocupante tropiezo del Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López

El equipo blanquiazul pierde el primer partido de la temporada en casa. Se ve superado por el Real Zaragoza. El exblanquiazul Valentín Vada marca dos goles (0-2).

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Partido de Liga: CD Tenerife - Real Zaragoza Andrés Gutiérrez

El Zaragoza le pasó el problema al Tenerife. Visitó el Heliodoro con su entrenador cuestionado y con muchas incógnitas acerca del rumbo que iba a seguir en la competición, y se marchó con un triunfo reparador. Ahora, las dudas se quedan en la Isla. Ahora es el Tenerife el que, a las puertas del final del primer tercio del calendario, se atasca en su intento de acercarse a lo que esperaba, a lo que fue laLiga pasada, un aspirante al ascenso, y empieza a notar de cerca la amenaza del descenso. Sí, todavía es pronto, pero los números no engañan: 14 puntos en 13 jornadas, ya sin la condición de invicto en casa y con un deficiente bagaje a domicilio. Con este panorama, necesita reaccionar en la doble salida de la próxima semana, en los campos del Mirandés y el Burgos.

Sin señales de lo que terminaría siendo un preocupante tropiezo, lo cierto es que elTenerife no dio malas sensaciones en el inicio. Se supone que el partido empezó según lo previsto, con los locales empujando y dominando y los visitantes centrados en protegerse y no cometer errores. Al plan blanquiazul solo le faltó el acierto en el último pase, en el remate. El visitante se desarrolló de manera satisfactoria, un paso previo a lo que acabaría ocurriendo un poco más tarde. Porque el conjunto de Carcedo fue llevando el juego a su terreno poco a poco, con paciencia y la suerte de marcar en su primer remate, con protagonismo para un influyente Valentín Vada (22’).

Pero antes de ese momento crucial, fue el Tenerife el que más cerca estuvo de decantar el duelo a su favor. No tanto por provocar un acoso insoportable, sino por presencia en el campo contrario. Presencia sin el filo que necesitaba.

Así, con Pablo Larrea como única novedad en la alineación, los tinerfeños salieron despiertos, decididos, mandones... El Zaragoza aceptó su papel de equipo sumiso, sabiendo igualmente que acabaría encontrando la manera de hacer daño. Pero le llevó su tiempo. Los de Ramis, con centros largos dirigidos a Enric Gallego, empezaron a poner en aprietos a la defensa. La posesión era suya gracias a una buena colocación en el campo y la anticipación para recuperar. Su oponente se mostraba nulo en ataque. Lo suyo era no fallar atrás. Pero los insulares tampoco generaron mucho, un remate de Gallego a pase de José León (2’), otro de Romero al lateral de la red (13’)...

Rebasado el cuarto de hora, el Zaragoza decidió estirarse. Lo hizo con un chut a la media vuelta del exblanquiazul Mollejo, tras un saque de banda que encontró una fría respuesta de la zaga tinerfeña. Nacho no estuvo atento al toledano. Una acción sin consecuencias convertida en un primer aviso:el Tenerife no podía dormirse atrás.

Tras este sobresalto, el equipo centenario siguió a lo suyo, procurando salir de la espesura. En una de esas, Gallego rozó el 1-0 con un remate forzado, a pase de Mellot, que paró Cristian. Teto, dinámico y participativo, había encendido la mecha de esta ocasión de gol.

La producción se volcaba por ese costado a falta de un arranque de inspiración de Mo Dauda.

Ya sin el balón en exclusiva para el Tenerife, el Zaragoza golpeó con el 0-1. No le costó demasiado adelantarse. Eso sí, seguramente lo hizo siguiendo el plan de Carcedo, insistió por la banda defendida por Dauda y Nacho con centros de Larrazábal. El lateral fue quien puso el pase que envió Vada a la red para firmar el 0-1. La jugada había puesto de manifiesto algún que otro defecto en el funcionamiento defensivo tinerfeño. Demasiado espacio entre los volantes y los centrales y eficaz conducción de Vada para conectar con su socio y completar el ataque con el gol.

Otra vez con la obligación de remontar. Nada nuevo en este curso. La reacción fue inmediata, pero poco constante. Si dio para que, al fin, el Tenerife transformara un saque de esquina en un remate, de Gallego de cabeza, al cuerpo del guardameta de un Zaragoza que, de repente y no por casualidad, fue ganando en confianza en el manejo del balón. Vada era la brújula y Larra insistía por el carril izquierdo. Sencillo pero eficaz.

El Heliodoro empezó a mostrar su preocupación son silbidos a un Tenerife pasivo ante los toques de balón de un Zaragoza que no tenía la necesidad de arriesgar. De ahí al descanso, Cristian Álvarez volvió a aparecer para despejar una volea de Mo Dauda, sin aportación ofensiva hasta ese momento. En el otro campo fue Mollejo el que bajó la persiana de la primera mitad con un disparo lejano que agarró Juan Soriano en dos tiempos.

El Tenerife tenía toda la segunda mitad para arreglarlo. Pero fue el Zaragoza el que regresó al césped más decidido. Un chut de Vada y un saque de esquina, como advertencia de lo que vendría después. Que no fue otra cosa que una deficiente respuesta del Tenerife en su intento de elaborar y crear, de conseguir que pasaran cosas en el área contraria. Por contra, fue el Zaragoza el que volvió a meter miedo. En concreto, Giuliano Simeone con una galopada plena de potencia con la que dejó atrás a Mellot, algo inusual.

El Tenerife se agarraba a cualquier chispazo para empatar, como el de Dauda, con un contundente chut despejado por Cristian (50’) sin opción a otra jugada.

El partido se fue animando en las áreas. Estaba más abierto. En el turno del Zaragoza, un mal despeje de Soriano, comprometido por Sipcic, fue a parar a Giuliano. El hijo del Cholo, casi sin querer, envió el rebote al larguero. Con lo mínimo, por un error propio más que por otra cosa, la resistencia tinerfeña se había vuelto a tambalear.

Ramis se animó mover piezas. Puso a Jurado y a Garcés y quitó a Aitor y a Romero (60’), que poco antes había pedido penalti por una entrada de Petrovic. Búsqueda de soluciones para un Tenerife bloqueado en su juego horizontal.

Tampoco funcionó este giro. En realidad, fue el Zaragoza el que se lanzó definitivamente a por el triunfo. Tuvo que aparecer Soriano para evitar el 0-2 con un paradón tras un remate de Simeone. A renglón seguido llegó la sentencia. Conducción de Vada y toque al palo más alejado para batir a Soriano. El argentino lo celebró pidiendo disculpas a la que fue en su día su afición, un público cada vez menos paciente con los suyos.

A la desesperada, Ramis lo intentó con Javi Alonso, con el debut del canterano Alassan y con Appiah, pero ya era jugar con más corazón que cabeza, mirando de reojo el cronómetro, contra un Zaragoza cada vez más cómodo. Alonso probó suerte con un par disparo desde fuera del área (74’ y 89’), pero poco más. Prisas, nervios, imprecisiones... Todo lo que le venía bien al rival. Ni el efecto Heliodoro habría impedido este peligroso tropiezo del Tenerife.

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