Los cuatro accionistas que pilotarán los destinos del CD Tenerife durante el próximo quinquenio (2022-27) aglutinan una cuota de poder más que suficiente para investir presidente a Paulino Rivero y garantizarle un quinquenio sin oposición ni sobresaltos en la presidencia. Como ya avanzó EL DÍA el pasado 13 de octubre, el exdirigente del Gobierno de Canarias ha aceptado la encomienda que le han propuesto y asumirá públicamente en próximas fechas el reto de convertirse en el vigésimo segundo máximo mandatario del club blanquiazul, del que es simpatizante, abonado y accionista.

Entretanto, Miguel Concepción Cáceres pone fin hoy al mandato más largo de cualquiera de los 21 presidentes que ha tenido el Tenerife hasta la fecha. Dará paso a su candidato preferido, si bien Rivero tardará aún unos días (48 o 72 horas) en anunciar que concurrirá al proceso de sucesión. Probablemente lo haga mediante un comunicado, pues pretende que la presentación de su proyecto coincida con la celebración -en la primera quincena de diciembre- de la Junta General Extraordinaria en la que se votará su acceso a la presidencia.

Para esta mañana, Concepción tiene preparado un discurso de despedida que pronunciará en el salón Plataneras del hotel Mencey y que pivotará sobre tres ejes fundamentales: el primero, hacer un balance eminentemente satisfactorio de sus casi 17 años en el cargo; el segundo, garantizar la estabilidad y un relevo tranquilo al frente de la entidad insular; y el tercero, subrayar que no concluye su compromiso con el representativo y que se mantendrá en el grupo de accionistas de referencia que controlarán el club a lo largo del próximo lustro.

Entre las misiones de Concepción ante su discurso de este martes figura una muy clara: explicar a la masa social blanquiazul en qué consiste la alianza fraguada en el bautizado como Pacto de Roma, que tuvo como escenario la capital italiana porque fue allí donde se reunieron los grandes accionistas del club con motivo de la visita al Papa Francisco, realizada durante el verano con motivo del Centenario. Fue en el hotel NH Collection de la Ciudad Eterna donde se comprometieron los cuatro, el uno con el otro; y lo más importante, todos con el CD Tenerife. Desde ahora y durante los próximos años, gobernará el club un «sindicato de acciones», figura que se corresponde con un contrato parasocietario muy común en la vida de las sociedades anónimas, no tanto en las vinculadas con el deporte de alta competición.

En el caso del Tenerife, se trata de una fórmula novedosa por la cual Miguel Concepción, Conrado González Bacallado, Amid Achi y José Miguel Garrido Cristo (nuevo primer accionista) ponen todos sus títulos al servicio de una sola causa: intentar a corto plazo el ascenso del representativo a Primera División de la mano de un nuevo consejo, que presidirá Paulino Rivero. El expresidente del Gobierno tiene asegurados los votos a favor del 37% de las acciones del club, que son las que aúnan los cuatro grandes inversores. Ahora bien, a ellas sumará otras muchas de aficionados y simpatizantes. En la práctica, esto quiere decir que muy probablemente rebase el 97% del capital social que concurra a la próxima asamblea y sea proclamado casi por unanimidad.

Control total

El club tiene dividido su capital social entre más de 34.000 personas, pero como se demostró en las últimas elecciones (las de 2016), la realidad es que se impone siempre el criterio de tres o cuatro, que aglutinan grandes paquetes accionariales. Con el 37% de los suscriptores del Pacto de Roma, cualquier intento opositor lo tendría imposible; e incluso hay cláusulas de penalización millonarias si alguno de los cuatro se saliese del carril y se desmarcase del criterio de los otros tres. Todos votarán lo mismo en las próximas juntas. En cuanto al nuevo consejo, Rivero se reunirá de cinco voces cualificadas por diferentes motivos.

En el caso de Conrado González Bacallado, por su probado tinerfeñismo y su vinculación al club -como directivo- de los dos mandatarios más longevos de la historia blanquiazul: Miguel Concepción y Javier Pérez. También estará en el consejo Samuel Gómez Abril, que se ocupará de la faceta económica y que en los últimos tiempos ha asumido la portavocía de la institución. Lo hizo por vez primera en la presentación de la campaña de abonados y, por última, el pasado domingo para manifestar la posición del club ante el conflicto que puede desembocar en un parón de LaLiga.Al principal órgano directivo se sumará dos hombres de la plena confianza de Garrido, que sale fortalecido de la alianza, se convierte en primer accionista y, de facto, en la persona que mayor control tendrá sobre el Tenerife. Lo hará por mediación del nuevo director general, el experimentado Santiago Pozas (ex de Betis, Cádiz y Albacete); y del nuevo consejero del área deportiva, Juan Guerrero.