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Paso atrás del Tenerife en Butarque

Fin a la racha de seis jornadas sin perder. El equipo blanquiazul se queda sin sumar en su visita a Butarque. Aitor Sanz neutraliza la ventaja local, pero Qasmi marca el 2-1 en el 90'.

Nacho y Juan Muñoz. LaLiga

El Tenerife estuvo a punto de empatar un partido que no mereció ganar. Lo perdió cuando más duele, con un gol en el minuto 90. Para colmo, cayó en una de esas jugadas que le quitan el sueño a un entrenador, un contragolpe transformado en una transición letal del rival.

No fue la mejor tarde de los blanquiazules. Casualidad o no, siguen sin vencer a domicilio. Ya van seis intentos con el de ayer. El tropiezo en Butarque rompe una racha de seis jornadas puntuando, iniciada con el triunfo ante el Málaga, alargada con cuatro empates seguidos y mejorada con el convincente 2-0 al Granada. Cuando parecía que todo estaba a punto para que el equipo diera el paso que necesitaba en campo ajeno, no solo falló, sino que dio una imagen decepcionante.

De momento, con doce jornadas ya consumidas, cerca de que se cumpla el primer tercio del calendario de Liga, el Tenerife no consigue romper y acercarse a lo que fue en la temporada pasada. Sus 14 puntos no le permiten ser otra cosa que un equipo de mitad de la tabla.

Pero los números no tienen por qué ser tan relevantes ahora. Queda mucho todavía. La cuestión está en las sensaciones, en la respuesta del equipo en el campo. Falta continuidad, se pasa de una actuación notable a otra preocupante como la de Butarque. Con todo, el empate de ayer estuvo cerca de producirse.

Seguramente, si no se logró fue porque los defectos pesaron más que los pocos destellos que emitieron los tinerfeños. Muy pocos.

Para empezar, su presencia ofensiva en la primera parte fue muy pobre. Un equipo con jugadores como Dauda, Romero o Gallego no tiró entre los tres palos. Solo lo pudieron intentar Teto, con un remate tempranero, y Jurado, con otro altísimo al borde del descanso. Una baja producción, por no decir nula.

Por lo visto en esta etapa, el plan inicial era el de asumir más precauciones que riesgos. Se supone que se debe esperar más del Tenerife en un partido como este. O en todos.

Pero si se da por bueno ese plan, que a veces vale, al menos sirvió para que pasaran pocas cosas en las áreas, mucho menos en la local. Tenía pinta de que podía ser un partido largo. Es lo que le convenía a los insulares pensando que el punto asegurado podía multiplicarse por tres con un arreón de los suyos.

En un tibio arranque, los de Ramis llegaron a acumular tres saques de esquina, pero este recurso no está siendo su mejor arma. En el segundo tiempo lanzó cuatro más y tampoco fue capaz de rematar.

El balance ofensivo antes del descanso no dio para mucho más. Por su parte, el Leganés, aprovechando la ventaja de la iniciativa que le dejaba su oponente, fue cocinando su receta a fuego lento, prescindiendo del fútbol directo y tratando de avanzar a base de toques. El cruce de planteamientos hizo que el partido entrara en una fase muy monótona, de posesión sin profundidad de un Leganés que, sin embargo, no dejaba de intentarlo, procurando hacer ancho el campo, primero insistiendo por la banda defendida por Nacho y luego por la de Mellot.No es que el 1-0 se viera venir, pero el conjunto pepinero iba ganando metros y buscaba fisuras en la roca tinerfeña. Ya en el minuto 7, Juan Muñoz remató en semifallo tras recibir un centro desde la banda derecha. Al rato (12’) estuvo a punto de cazar otro de procedente del carril opuesto. Avisos.

Y el Tenerife no progresaba. Su bloque protector funcionaba, pero si era capaz de recuperar el balón, lo hacía demasiado lejos del área contraria. No había efecto sorpresa. Los atacantes se limitaban a ser los primeros defensores. La excepción estuvo en una conexión entre León, José Ángel Jurado y Teto que terminó en saque de esquina (19’).

Con estos argumentos, solo algún error individual podía romper la dinámica. Como la pérdida de Nacho que acabó con un tanto de Muñoz anulado por manos del delantero (21’). Otro aviso más serio.

Y acabó pasando lo mismo que en otros encuentros de esta temporada. Los adversarios no necesitan generar un alto número de ocasiones para batir a Soriano. En el 34’, Nyom colgó el balón desde la banda derecha y Arnaiz se adelantó a Mellot –el lateral rompió el posible fuera de juego– para asistir a Muñoz. El portero sevillano no pudo evitar el gol tras un remate muy cercano. El 0-0 podía ser justo, pero también el 1-0, teniendo en cuenta que el Leganés había hecho más que el Tenerife para marcar.

A los de Ramis les tocaba, como en otras tardes de esta Liga, activar el plan B, el de remontar saliendo de su zona de confort. Tenían toda la segunda parte por delante, iniciada con un cambio en el once, el de Pablo Larrea por Jurado, que había visto una tarjeta amarilla.

En este escenario, el Tenerife volvió a césped queriendo ser más intenso y dando un paso adelante. Pero el Leganés tampoco se arrugó. De hecho, José Arnaiz amenazó con una conducción cortada por Sipcic en una peligrosa falta, lanzada por Durmisi con mala idea (46’).

El ritmo se había alterado. El partido parecía más abierto. Ahí, el Tenerife fue teniendo el balón cada vez más, sin la continuidad necesaria, pero sí con más decisión. Y si los rivales le crean problemas con poco, a los blanquiazules tampoco les hace falta mucho para mostrar sus garras. El lío se lo formaron Miramón y Riesgo al chocar y estar a punto de regalarle el gol a Romero, tras un pase de Gallego (52’). Al Tenerife le vino bien asustar a un Leganés cuyo poder en esta Liga tampoco estaba siendo la seguridad.

Era el momento de pisar el acelerador, de adelantar líneas, de tener más presencia en el otro campo. Al Tenerife le bastó con eso para empatar. Teto le puso un pase al área a Gallego, que descargó para que Aitor Sanz, llegando desde atrás, marcara con un remate raso (62’).

Con el 1-1 todo podía pasar. Ranmis apostó por Garcés para potenciar el juego ofensivo del equipo. Si el partido se había abierto un poco, en los últimos 20 minutos terminó por descoserse, sin que tampoco llegara a convertirse en un intercambio de golpes. Pero sí pasaron cosas. El Leganés vio pasar el 2-1 en un contragolpe iniciado por Cissé y anulado por Soriano con un paradón a Muñoz. Luego fue Teto el que aproximó a los tinerfeños al triunfo. Rápida ejecución del canterano para dirigir el balón a la escuadra. Riesgo sacó la mano a tiempo. De nuevo, turno para Soriano, esta vez para desviar un potente chut de Vico a media distancia.

De camino al 90’, al duelo se le fue poniendo cara de empate, nada malo para el Tenerife. Pero dio un giro cruel –o justo, según se mire– en el momento crucial. El deseo de ganar a última hora le jugó una mala pasada a los blanquiazules. Si hubiera salido bien... Pero no. Garcés no gestionó de la mejor manera un contragolpe y propició otro que sí aprovechó el Leganés. Qasmi se apoyó en Raba y anotó con algo de suspense por la revisión del VAR.

Paso atrás y derrota para reflexionar de un Tenerife que no termina de despegar esta temporada.

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