Los jugadores del Tenerife se sumaron -evidentemente, sin quererlo- a la muy larga lista de damnificados por el caos en los aeropuertos y la oleada de cancelaciones, retrasos y cambios de destino en los vuelos programados durante el fin de semana. Ayer, para alivio de la expedición, pudieron completar el camino de vuelta a casa.

Odisea para volver. La expedición del CD Tenerife arribó ayer por la tarde en la Isla después de permanecer hasta cuatro días lejos de casa. El conjunto blanquiazul se vio condicionado por la situación meteorológica adversa y el consiguiente caos en los aeropuertos del Archipiélago, hasta el punto de que el domingo no pudo aterrizar en Los Rodeos –en primera instancia no se descartó esta opción– pero luego tampoco en la pista del Reina Sofía ni en Gran Canaria.

Desplazada finalmente hasta la isla de Fuerteventura, donde tuvo serios problemas hasta conseguir un hotel donde pernoctar, la plantilla dirigida por Luis Miguel Ramis tuvo que recurrir ayer a la vía marítima para reemprender el viaje de vuelta. La amplitud de la expedición, compuesta por un largo grupo de futbolistas, cuerpo técnico y otros empleados adscritos al primer equipo, convirtió la búsqueda de alojamiento en un auténtico quebradero de cabeza.

Finalmente, el viaje de vuelta se hizo en tres tandas. Primero en avión de Madrid a Fuerteventura –segmento completado el domingo–, a continuación en barco con rumbo a Gran Canaria con salida desde la isla majorera en torno al mediodía; y por último también por vía marítima con un nuevo desplazamiento desde el muelle de Agaete hasta el de Santa Cruz para llegar cada futbolista a su domicilio en torno a las siete de la tarde.

La odisea de volver en barco

Los blanquiazules tendrán que recuperar su perdido día libre más adelante, pues esta semana no hay tiempo que perder. Hoy mismo retoman los entrenamientos en horario matinal en El Mundialito para afrontar el venidero partido del viernes (Heliodoro Rodríguez López, 20:00 horas) con mucho menos descanso y tiempo de preparación que su rival, el Sporting de Gijón, que jugó el viernes y tendrá un plácido y más largo margen para pergeñar el duelo que viene.

Contratiempos

No fue el Tenerife el único club de LaLiga afectado por esta situación de alerta máxima por la tormenta tropical Hermine. En la isla vecina, la plantilla de la UD Las Palmas llegó a entrenarse sin saber si jugaría su partido del domingo (finalmente lo hizo anoche) y el Granada se desplazó hasta Gran Canaria porque su compromiso en Siete Palmas aún no había sido pospuesto, si bien ya para entonces el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, había subrayado en rueda de prensa que no podría disputarse en la fecha inicialmente prevista. Ayer a mediodía, el Cabildo dio luz verde a que se jugase con público.

La odisea de volver en barco

De la odisea blanquiazul se salvaron solo los futbolistas que habían quedado fuera de la convocatoria por lesión, como Elady Zorrilla o Sergio González, que siguen con sus respectivos procesos de rehabilitación sin fecha fija para su regreso. En cuanto a los que sí viajaron, regresa sin haber tenido minutos en El Toralín el delantero Borja Garcés. Según ha explicitado Luis Miguel Ramis, los síntomas que presenta el melillense ya hacen sospechar que esté en la antesala de una rotura muscular, de ahí que optaran por darle descanso en Ponferrada.

Para el representativo han sido cuatro días completos lejos de casa y ahora le esperan otros cuatro de máxima actividad antes de buscar, el viernes y ante su público, la tercera victoria de la temporada tras las logradas –todas en casa– contra Real Racing y Málaga.

Larga lista de afectados


Como suele suceder en este tipo de episodios meteorológicos adversos, el deporte se vio muy condicionado y los eventos que pudieron celebrarse se redujeron a la mínima expresión. Los equipos peor parados fueron aquellos que habían emprendido viaje a la Península para disputar sus respectivos compromisos oficiales y se quedaron sin volver en las fechas y horarios inicialmente previstos. Fue este el caso del Club Atlético Paso, de Segunda RFEF, que ayer seguía retenido en Madrid a la espera de hallar una solución para poder reanudar los entrenamientos e iniciar la preparación de su venidero duelo con el Diocesano. Los de Yurguen tuvieron que conformarse con una sesión en el gimnasio de su hotel en la capital de España tras jugar el domingo frente al Cacereño.En cuanto a la UDG Tenerife, su primer equipo vivió su segundo aplazamiento de la temporada y manejas las fechas del 2 y 30 de noviembre para recuperar los partidos previstos (el anterior fue por la huelga de árbitras). El más previsor fue el Lenovo, que decidió no disputar el amistoso que tenía programado para la mañana del domingo en Getafe y así se ahorró los contratiempos, muy severos, que sufrieron el resto de clubes representativos.