Nunca es fácil recuperarse y ponerse en pie después de un varapalo tan duro como el que sufrió el representativo en junio contra el Girona. Ya le ocurrió en 2017 tras el dramático desenlace contra el Getafe. Una de las causas para explicar tantas lesiones es la corta pretemporada que tuvo el equipo. También influye la fatiga mental.

Borja Garcés, Enric Gallego, José Ángel Jurado, Sergio González, Elady Zorrilla... A estas alturas del campeonato son casi tantos los futbolistas que han pasado por la enfermería que los que permanecen sanos, ajenos a la plaga de lesiones musculares que azota al representativo, influye en los resultados y reduce el margen de elección para Luis Miguel Ramis.

No hay una sola causa que explique el aluvión de contratiempos a los que ha tenido que hacer frente el cuadro técnico, pero una de ellas es la pretemporada exprés a la que se vio abocado el Tenerife. Como ya le ocurrió en 2017 tras el dramático desenlace de la final por el ascenso contra el Getafe, al curso siguiente de una experiencia tan intensa –y aciaga– cuesta poner otra vez el motor en marcha.

El verano exprés pasa factura

«Es un momento bastante sensible para el Tenerife», analiza el especialista en la readaptación Alejandro Pozo Herrera. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Máster en Preparación Física y en Readaptación de Lesiones, el profesional isleño subraya que «en el primer equipo se están dando todas las malas noticias juntas, y no es por falta de trabajo previo».

«Conozco a los que se encargan de la faceta física y sé que lo están haciendo bien. Al final, la prevención de lesiones siempre es una cuestión multifactorial. Va a depender del estado físico del futbolista, de la hidratación, la alimentación, su estado anímico, lo que descanse... y hasta de sus botas. Todo afecta, también la situación clasificatoria del equipo», esgrime el especialista isleño, con más de seis años de experiencia en entrenamientos personales y trabajo con lesionados.

«En el verano de los jugadores, no hay ni un solo factor que favoreciera una buena preparación»

«No hay un solo factor para explicar tantas lesiones. Uno de ellos es que la temporada pasada acabase en junio y de una forma muy intensa, con cuatro partidos de promoción con una carga enorme, no de entrenamientos pero sí en cuanto a lo físico y lo psicológico. El estrés tiene una relevancia extraordinaria en el deporte y por supuesto trae sus consecuencias», comenta Pozo.

Sobre las pretemporadas

Cualquier equipo profesional que esté en condiciones y disposición de hacerlo planificaría para el verano una pretemporada larga, con varios amistosos y antes que todo eso, otorgaría a sus futbolistas «un tiempo de desconexión total para luego ir activándose». Lo que ocurre en el caso de este Tenerife «es que no dio tiempo a todo eso», porque probablemente a los jugadores protagonistas de la final contra el Girona les costase volver a la calma y pasar por todas las etapas que sí tuvieron sus rivales.

«Se recomienda una desconexión total que difícilmente tuvieron tras la final contra el Girona»

«Así que el equipo comenzó con un balance negativo. En el verano de sus futbolistas, no hay ningún factor que haya favorecido a que hubiera una buena preparación. Además, no todos los nuevos fichajes comenzaron la pretemporada desde el inicio, así que imagino que la situación habrá sido intensa para la gente de dentro: quitarse una temporada de encima, además con la forma que acabó; y empezar otra», aduce Pozo.

Al preguntársele por la alta incidencia en la enfermería de las lesiones musculares, la más reciente la de Sergio González (baja para varias semanas), el profesional consultado por EL DÍA remarca que «es ahora cuando se están notando las consecuencias de que haya habido tan poco tiempo entre el final de un curso y el comienzo de otro». ¿Por qué? Porque ya los partidos valen puntos –no como en pretemporada– y los jugadores vuelven a un grado de carga máximo para el que, tal vez, no todos estuviesen preparados.

Respetar los plazos

En cuanto a los jugadores que ya están bajo cuidados de los profesionales del club y bajo supervisión médica, Alejandro Pozo tiene muy claro que «hay que respetar los plazos estándar de recuperación y no forzar para anticipar nada». Esto es, si para una rotura de cuádriceps hay un número determinado de semanas como «tiempo biológico recomendado» para remendarla del todo, no traería felices consecuencias a medio o largo plazo «querer adelantar» la recuperación del jugador, más todavía porque la liga no se encuentra en una fase determinante.

«El trabajo es multidisciplinar para que el jugador se recupere, pero los plazos son estándar. En alto rendimiento buscas que no se amplíen, que no haya un tiempo extra de dos o tres semanas más. Pero muchas veces se comete el error de recortar. Y a veces lo que hacemos es fastidiarlo más», resume. Además, no cree en los preparadores milagro. «Podemos ajustar muchas cosas: la hidratación en entrenamientos, el estado anímico con los psicólogos, la alimentación con los nutricionistas... pero hay cosas que se nos escapan». Imposible controlar todo.

Larrea, el próximo en reaparecer

Si se cumplen los plazos establecidos por el club y verbalizados por Luis Miguel Ramis, hasta la fecha el mejor portavoz posible para hablar de lesiones, el próximo jugador en reaparecer en una lista de convocados será Pablo Larrea. De hecho, desde el cuadro técnico sopesaron la opción de que fuese en Ibiza donde se produjese la vuelta del madrileño, ausente desde el segmento final del curso pasado. No obstante, finalmente se abogó por llevar al canterano Pablo Hernández, de su misma demarcación. En el dique seco continúan hombres como Elady, José León o José Ángel. A ninguno de los tres se les espera para el venidero duelo con el Málaga (lunes, 20:00 horas). Tampoco a Sergio González, que tiene «para varias semanas».