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El tercer intento

Levante y Tenerife buscan estrenar su casillero de victorias tras dos intentos infructuosos y un comienzo liguero plagado de sobresaltos l> Ambos planteles, con fichajes aún por hacer en los últimos días de mercado

El tercer intento

No hay crisis en agosto ni nada que se le parezca, pero Levante y Tenerife –ambos llamados a hacerse un hueco en las posiciones de privilegio– buscan ahuyentar dudas, eludir nervios y ganar autoestima con la conquista de su primer triunfo de la temporada a la mayor brevedad posible. Hoy solo puede ganar –a lo sumo– uno, así que el partido dejará a blanquiazules o granotas tullidos en los bajos fondos de la clasificación a las primeras de cambio; y posiblemente grapados a las primeras urgencias del curso cuando la nueva campaña no ha hecho sino arrancar.

Ambos planteles presentan situaciones similares. Por un lado, las bajas –en el equipo local la de Saracchi y la del no inscrito Bouldini son las más relevantes– y por otro, la expectativa de completar su plantilla en los días que faltan para el cierre del mercado. En el club valenciano reina la inestabilidad, con serias dudas respecto a la continuidad de hombres muy relevantes (Vezo, Campaña y De Frutos, con pretendientes en Primera) y con su principal goleador (Dani Gómez) recién salido de la plantilla.

En el caso del Tenerife es un alivio haber sumado en las últimas fechas a Waldo, que se estrenó nada más bajar del avión frente al Lugo; y Buñuel, que alimenta la competencia en defensa y ofrece una nueva solución de emergencia –si hiciera falta– para la ubicación que en las últimas jornadas ha ocupado Corredera, hoy ausente por sanción. La otra baja importante para Ramis es la de Elady, aunque en las horas previas al partido su principal preocupación tiene que ver con el caudal de minutos que pueda asignar a Borja Garcés, recién salido de lesión; o a Mo Dauda, que frente al Lugo dio un susto mayúsculo que hizo temer por su concurso en Valencia.

El tercer intento

El partido es una golosina. Nadie duda de la capacidad del Levante de Nafti para ubicarse pronto con los mejores, como el año pasado ocurrió con Eibar y Valladolid, que firmaron un inicio errático, para acabar al final entre los tres mejores. Pero en Orriols empieza a haber nerviosismo –el entrenador local lo define como «ruido»– porque aún no se ha disipado el trauma por el descenso y la consiguiente reforma de la plantilla, que va por ocho fichajes y muchas más salidas. En el Tenerife, el problema para Ramis es ver que acumulan muchos más méritos en el verde que puntos en la tabla.

No se prevé que el jefe de los blanquiazules opte por ningún giro drástico en la alineación, mucho menos en el estilo, que no se negocia. Planteará un partido muy semejante al que casi les permite puntuar en Ipurúa, otro feudo difícil; y lo harán desde la certidumbre de que el reto de hoy es de dimensiones mayúsculas. El representativo ha cosechado desgracias en sus últimas nueve visitas al Levante, en 1959 sufrió en Orriols una de las derrotas más abultadas de su historia (8-2) y no gana en estas latitudes desde el histórico año del primer ascenso a Primera, con Heriberto Herrera a los mandos.

Conviene desbloquear hoy el largo maleficio para alimentar la fe, la ilusión y el entusiasmo; y para no alargar la espera por la primera victoria. Que ya toca.

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