En las últimas fechas se han referido a la peliaguda situación de Míchel Herrero hasta tres portavoces distintos del CD Tenerife. Por orden cronológico, Juan Carlos Cordero, luego Luis Miguel Ramis –en entrevista publicada el lunes por EL DÍA– y por último, Miguel Concepción. Todos han procurado ser absolutamente respetuosos con el ex del Valladolid porque saben que tiene la sartén por el mango: un contrato por una temporada más, con unos emolumentos altos y la intención de obtener la mayor indemnización posible en caso de una ruptura de la relación entre las partes.
Con todo, en el club hace días que sospechan que Míchel ya tiene un acuerdo con otro equipo (de Primera RFEF o del extranjero) para continuar su carrera fuera del Tenerife a partir del próximo mes de septiembre. El representativo y el mediocampista, que no cuenta para el cuadro técnico, están jugando una partida de ajedrez en defensa de sus respectivos intereses. Por un lado, la entidad insular quiere ahorrarse una buena porción de la ficha que le correspondería para este curso, a sabiendas de que en el peor de los casos tendrá igualmente que poner de su parte y pagarle parte del salario pactado en su día; y en cuanto al jugador, con un presunto acuerdo para cambiar de colores, está esperando por el acuerdo más beneficioso posible para irse de Tenerife en las mejores condiciones que pueda.
En la concentración de San Pedro del Pinatar fue descartado para los tres amistosos programados por el primer equipo. Antes, tampoco jugó ante Tenisca ni Paso.
