El Foro Ángel Arocha reunió a tres de los campeones de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, con la selección española de fútbol, vinculados al CD Tenerife. Los jugadores Antonio Pinilla y Rafael Berges y el fisioterapeuta Senén Cortegoso, repasaron aquel éxito. «Hubo una buena representación del club en un momento capital», recuerdan.

Hace casi 30 años, el 8 de agosto de 1992, el fútbol español alcanzó uno de sus mayores éxitos en la era moderna. Con el Camp Nou como escenario, la selección se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Fue un equipo con algo del Tenerife. Desde el entrenador, Vicente Miera, que había pasado justo antes por la entidad blanquiazul, a los jugadores Rafael Berges, Antonio Pinilla –fichó ese verano–, Paqui y Albert Ferrer –cedido por unos meses en la 89/90–, e incluso al fisioterapeuta Senén Cortegoso. Tres de esos amigos para siempre, Berges, Pinilla y Cortegoso, participaron en el Foro Ángel Arocha, desarrollado en las salones del Real Club Náutico de Tenerife.

«Hubo una buena representación blanquiazul en un momento capital para nuestro deporte», destacó Pinilla haciendo alusión a unos Juegos Olímpicos que Senén calificó como el evento «más grande con diferencia». Ya los había vivido en Seúl y repitió en Barcelona. «Es algo inigualable», subrayó.

Todo empezó con una «concentración muy larga» en Cervera de Pisuerga (Palencia), apuntó Rafa. «La misma tarde que le ganamos al Real Madrid en la primera Liga que perdieron en el Heliodoro (7/6/92), me comunicaron que había entrado en la lista, y al día siguiente nos fuimos para hacer dos concentraciones, con un descanso y medio. La preparación fue súper larga, pero la llevamos muy bien», afirmó.

«Había algo de tensión porque aquella lista no era definitiva y había gente que se iba a quedar fuera después de un mes de duro trabajo; y tres o cuatro se llevaron ese palo», añadió Antonio, quien sí formó parte de la convocatoria definitiva. Esos jugadores se instalaron en Valencia y no en Barcelona. «Estuvimos lejos del foco, nos sentimos fuera, no había un gran seguimiento a la selección de fútbol y empezamos a jugar contra Colombia el día anterior a la inauguración», señaló el exdelantero del Tenerife.

«Disfrutamos poco de la Villa Olímpica; solo fuimos a Barcelona para estar en la ceremonia de apertura», introdujo Berges. «Miera no quería ir a la inauguración, sino que descansáramos», aportó Pinilla. «Nos tuvimos que plantar, y éramos chavales, pero había gente con mucha personalidad, como el capitán Roberto Solozábal, así que le dijimos a Vicente que aquello lo íbamos a vivir una vez en la vida y casi obligamos a la Federación a fletar un chárter. Y ahí estuvimos. Casi nos echan. Los únicos locos que nos salimos de la línea fuimos nosotros por querer saludar a Magic Johnson y a Michael Jordan», contó Antonio. «Vicente no fue, tenía un cabreo... Nos pidió que no hiciéramos el cafre y la televisión justo nos enfocó a nosotros», dijo Rafa.

España ya había debutado con un triunfo. «Se hablaba mucho de Asprilla y parecía que íbamos a enfrentarnos a extraterrestes, pero a base de jugar bien y de apretar, ganamos 4-0 a Colombia», indicó el lateral izquierdo cordobés. A continuación, un 2-0 contra Egipto y otro 2-0 ante Catar. Italia iba a ser el oponente en los cuartos de final. «Ese fue el momento clave, porque nos daba la opción de casi tocar la medalla», reconoció Pinilla.

El siguiente paso, un 2-0 sobre Ghana. Ya solo quedaba superar a Polonia en la gran final. En el Camp Nou. Y también se cumplió ese objetivo, por 3-2, con un gol in extremis de Kiko Narváez. «El riesgo era pensar que estaba hecho, que nos podíamos despistar», apuntó Pinilla, pero «el destino» estuvo del lado de la Roja. «Llegó el gol de Kiko, el mago, en un córner que sacó Ferrer», agregó. Fue el premio justo para «un equipazo, un grupo incomparable», según Senén. «Guardiola era el único tiki-taka, los demás éramos de ir la guerra», opinó Berges, uno de blanquiazules de oro. Historias de un centenario.