Horas de trayecto y kilómetros de distancia no son excusa para fallar al sentimiento blanquiazul. Como el de Tamara Calatayud, tinerfeña residente en Islandia, pero que desde hace más de un mes compró un pasaje para estar el domingo en el Heliodoro.

Después de dos meses «de vacaciones en la Isla disfrutando con el equipo», Tamara Calatayud tuvo que regresar a Islandia a principios de mayo por motivos laborales. Sin embargo, enseguida una especie de nostalgia pudo con ella, y entre ese buen sabor que le había dejado el equipo de sus amores –encadenaban ahí los blanquiazules seis partidos sin perder y eran cuartos tras superar al Girona– y la posibilidad de no perdonarse no vivir in situ el posible ascenso en el año del centenario, esta chicharrera se lanzó a comprar un billete de vuelta a su tierra natal. La ida, el 16 de junio, apenas tres días antes del que debía ser duelo decisivo por subir a Primera. Sin más referencias ni certezas. Solo una corazonada que por ahora le «está saliendo a las mil maravillas».

Nerviosa con el derbi.

«Empecé a hacer cábalas con eso de que últimamente el que acaba sexto suele subir, por lo que si el Tenerife terminaba cuarto y eliminaba al quinto, el sexto haría lo mismo con el tercero, por lo que el domingo 19 jugaríamos en casa el partido definitivo», explica Tamara sobre su particular puzle al que le dio «mil vueltas». Una combinación que por momentos pudo no encajar al «acabar quintos y tocar contra Las Palmas». «Me puse un poco nerviosa, pero siempre confié en el equipo», asegura.

Tres semanas sin librar.

En su propósito Tamara contó con el beneplácito y «vía libre» de su jefe, al que ya había advertido «desde enero», de su intención de ser partícipe de la posible gesta de los blanquiazules. «Eso si, matándome a trabajar y con tres semanas sin librar porque ya había agotado las vacaciones», descubre sobre un plan que también contemplaba «ir [una vez aterrizada en Tenerife] a Eibar o donde tocara» en caso de que el duelo decisivo hubiera sido a domicilio para los de Ramis.

También en el entreno.

«El pasaje me costó 308 euros», apunta Tamara sobre un viaje cuya ida se inició ayer a las «seis de la mañana saliendo desde Reikiavik» y que concluyó, «previa escala en Londres, casi a las ocho de la tarde». Un trayecto, además, con una condición añadida. «Elegí ese no solo porque era el más rentable, sino porque el sábado quiero estar en el Estadio para el último entrenamiento del equipo», explica al respecto.

Abonada «desde chiquitita».

Abonada en Popular Alta pese a que esta temporada solo ha podido disfrutar de algunos partidos –lleva algo más de un año residiendo en Islandia–, la que ayer se inició es solo una muestra más del tinerfeñismo que corre por las venas de Tamara. «Mi padre me abonó cuando era muy chiquitita y toda la vida he ido a ver el fútbol. No hay recuerdos en los que no esté el Tenerife presente», relata esta isleña, que en su día, y mientras vivía en Londres, ya disfrutó de dos experiencias similares, «aunque no con la importancia de este partido».

Sufrir hasta el final.

Ahora, Tamara tratará de culminar su viaje con un ascenso. «Tengo la esperanza de ganar, creo que he tenido mucha suerte y que este es nuestro año. Quería estar presente con mi familia en un partido así. Somos un equipo sufridor y el partido acabará con un 2-1 sufriendo hasta el final», vaticina Calatayud, que vivirá el encuentro desde su asiento en uno de los fondos del Heliodoro. En caso de derrota, eso sí, no esconde que se irá «a casa a llorar».

Sembrando tinerfeñismo.

Su intención, volver a Islandia el próximo martes con un nuevo sello en el pasaporte. El del ascenso de su Tenerife para poder presumir en un país en el que ha «creado mucha afición». «Donde vivo, en Hellishólar, hay un bar-restaurante en el que me ponen siempre los partidos del equipo. He creado afición porque les gusta mucho el fútbol y la Isla», añade. Tamara ya tiene «alborotados» a los islandeses con su Tete. En caso de ascenso, el tinerfeñismo crecerá aún más por aquellos lares.

Edu Aciego, en Girona. E. D.

Edu, de Munich a Girona

Si Tamara Calatayud viajó ayer desde Islandia para estar presente el domingo en el Heliodoro, algo parecido hizo una semana otro tinerfeño, Edu Aciego. Este chicharrero presenció en directo el duelo de ida celebrado el pasado sábado en Girona. Y lo hizo volando «desde Munich», donde reside, «contento pese al frío», desde hace unos años. «Fui desde el viernes por la tarde hasta el domingo muy temprano», relata Edu, que viajó en avión e hizo escala «en casa de unos buenos amigos en Barcelona».

Para Aciego no fue su primera experiencia de este tipo. «Ya hemos hecho otras escapadas puesto que tenemos un grupo cojonudo y tratamos de juntarnos con la excusa de ver al Tenerife», explica el aficionado blanquiazul, que apunta expediciones a Madrid, Burgos, León, Getafe, Gijón, Málaga o Albacete». Esta última con «Ramis en el banquillo local y victoria del Tenerife por 0-4».

En esta ocasión, a la trascendencia del partido se le unió «la batalla por conseguir una entrada», propósito que se acabó haciendo realidad gracias a que se afilió a la Peña Ibérica.

Reconoce Aciego que es «muy, muy aficionado al Tenerife desde siempre»: Y es que a sus «37 años» presume de haberse «gozado la buena época del Tenerife, la de la UEFA». «Iba al Estadio con mi padre y mis tíos, e incluso jugué en las categorías inferiores» recuerda de una afición a la que también ayudó vivir a escasos cien metros del Heliodoro. Ahora, en la distancia, el cariño por el club de su tierra es aún más grande.