Sanz se mueve entre la «ilusión» que siente todo el tinerfeñismo y la conveniencia de centrar toda la atención y los esfuerzos en sacar adelante el partido con el Girona.

Trescientos partidos en nueve temporadas, dos finales para subir a Primera, la capitanía en el año del centenario... Aitor Sanz es más que un futbolista del Tenerife. Su visión del momento resulta necesaria a tan poco tiempo de que el equipo blanquiazul se juegue el ascenso a la máxima categoría. 

Ayer reconoció que está viviendo la cuenta atrás con «muchísima ilusión» y con «esa cosa en el estómago que muchas veces no te deja dormir bien», señal que recibe con agrado, ya que «significa que hay algo importante en juego».

Por su experiencia, considera que a los futbolistas les conviene «abstraerse de la euforia que hay alrededor», porque la llave del ascenso solo estará «en lo que pase en el terreno de juego». Sanz reconoce que el ambiente que se está generando en torno al equipo es favorable y «ayuda», pero recuerda que se trata de un partido, de un «once contra once» en el que el desenlace podría ser adverso si el Tenerife no hace bien su trabajo. 

El centrocampista imagina un partido «largo y disputado», un duelo que «empezará siendo cerrado y que se irá abriendo a medida que pasen los minutos». En ese teórico guion, supone que el Girona no arriesgará saliendo en tromba. «Ellos saben que si se exponen demasiado, les podemos hacer daño, porque tenemos un buen contragolpe», indicó el madrileño.

«No echemos las campanas al vuelo. Lo más importante es lo que pasará en el campo»

Aitor Sanz - Futbolista del CD Tenerife

En el análisis previo, no pasó por alto que el Tenerife debería «ofrecer un poco más con el balón» que en la visita a Montilivi del pasado sábado. «Para eso tendremos que mejorar la precisión», advirtió añadiendo el ingrediente del «nerviosismo» que acusan los protagonistas en estas finales. «Es algo que influye mucho, pero estoy seguro de que el equipo lo va a saber manejar bien, porque lo he visto entrenar durante esta semana y todo el mundo está concentrado y metido en el partido de este domingo, así que espero que con el paso de los minutos nos vayamos asentando y tengamos un fútbol más fluido», señaló.

En su mensaje al tinerfeñismo, Aitor se mostró agradecido por el apoyo que ha recibido el Tenerife, un factor «vital» para los deportistas. Sanz desea que se viva «un ambiente bonito y que la afición disfrute» de un acontecimiento que no sucede cada año, pero insistió en separar lo que ocurrirá fuera del campo y lo que pasará dentro. «Hay que jugar el partido. No echemos las campanas al vuelo. Lo más importante es lo que suceda en el terreno de juego, y el equipo está centrado», garantizó. 

Porque no se trata solo de conquistar un ascenso, que ya es mucho, sino de dejar una «huellita» en la historia centenaria del club. 

Aitor estuvo a punto de lograr ese éxito en 2017. Es uno de los tres blanquiazules que siguen en la actual plantilla, junto a Carlos Ruiz y Dani Hernández -Alberto salió cedido al Albacete-, del Tenerife que perdió la promoción con el Getafe. Poniendo las dos versiones en una balanza, se queda con que la de ahora tiene «más solidez» y es «más madura», aunque el paso del tiempo puede haber distorsionado su enfoque.

El capitán se aproxima al que podría ser su primer ascenso a la máxima categoría sin tener claro su futuro profesional a corto plazo. Cumplirá 38 años en septiembre y su contrato se extinguirá el 30 de junio. Pero no le obsesiona saber qué hará después de las vacaciones. «Sinceramente, mi futuro está el domingo a las 20:00; me centro en eso», concluye Sanz.

David

David

Capitán en la 88/89

El Tenerife que emergió a mediados de los 80 y regresó a Primera en 2 de julio de 1989, derrotando al Betis en la promoción, estuvo capitaneado por David Amaral. Después de jugar 284 partidos y de marcar 46 goles en ocho cursos, no pudo disfrutar de la élite como blanquiazul.

Villar

Villar

Capitán en la 60/61

El 30 de abril de 1961, el Tenerife ascendió a Primera  gracias a un empate en Almendralejo. El encargado de coronar la celebración, depositando un ramo de flores en la imagen de la Patrona de Canarias de la Plaza de la Candelaria, fue el capitán del equipo, el tinerfeño Santiago Villar. 

Martí

Martí

Capitán en la 00/01

Rafael Benítez, entrenador que llevó al Tenerife a Primera en 2001, sorprendió al nombrar capitán de la plantilla al recién llegado José Luis Martí, prescindiendo para esa responsabilidad de otros futbolistas más veteranos. Martí asumió los galones y fue esencial en esa temporada.

Cristo

Cristo

Capitán en la 08/09

Cristo Marrero puso fin a su trayectoria en el Tenerife cumpliendo el sueño de participar en un ascenso a Primera con el equipo blanquiazul. En esa Liga, la 2008/2009, fue el capitán de la plantilla, aunque el portador del brazalete en el partido definitivo, el de Montilivi, fue Culebras.