El Girona FC, fundado en 1930, no tiene un recorrido muy largo en las principales categorías del fútbol nacional. Llegó a jugar doce temporadas en Segunda División, entre 1934 y 1959, pero hasta 2008 no probó de verdad el fútbol profesional. Entrenado por Raúl Agné, que más adelante acabaría siendo técnico del Tenerife, consiguió ascender a Segunda División al término de la campaña 08/09, después de superar dos eliminatorias, ante el Barakaldo y el Ceuta. Tras unos primeros años conformándose con no descender, en la Liga 12/13 empezó a acercarse a la plataforma de despegue hacia Primera, salto que logró dar en 2017 con Pablo Machín en el banquillo. Esa conquista sin precedentes le cambió la vida al club catalán.

El equipo de Montilivi no solo pudo estrenarse en la máxima categoría, en la que jugó durante dos temporadas, sino que pasó a ser propiedad de City Football Group y de Girona Football Group, que se hicieron, a partes iguales, con el 88,6 por ciento del capital social de la entidad rojiblanca. El resto siguió perteneciendo a los pequeños accionistas. De esta manera, aquella modesta institución que se había abierto camino en las categorías profesionales nueve años antes sin hacer mucho ruido, pasó a formar parte de una potente familia futbolera repartida por todo el planeta, que tiene al Manchester City como hermano mayor y que también está formada por el New York City (Estados Unidos), Melbourne City (Australia), Yokohama Marinos (Japón), Montevideo City Torque (Uruguay), Sichuan Jiuniu (China), Mumbai City (India), Lommel SK (Bélgica) y Esperance Troyes AC (Francia) y Club Bolívar (Bolivia). Esta es la colección de equipos que ha ido formando la prestigiosa multinacional, cuya operación con el Girona comenzó en 2016 y cristalizó en agosto de 2017, con el equipo recién llegado a Primera División.

Por ese entonces, el club presidido por Delfín Geli anunció que iba a poder beneficiarse de «los conocimientos y la contrastada experiencia del City Football Group, así como de su extensa red de infraestructuras, equipos técnicos, captación de talento, desarrollo de jóvenes jugadores y liderazgo ejecutivo, unidos a sus medios globales, el marketing y el potencial comercial del grupo». De hecho, ese vínculo empezó a dar resultados muy pronto. Por ejemplo, el Girona pudo realizar sus concentraciones de verano en Manchester, con el lujo de la Ciudad Deportiva del City. Además, en el verano de 2017 llegó a enfrentarse al ahora club campeón de la Premier para preparar su estreno en LaLiga Santander.

Pero los primeros refuerzos procedentes de City Football Club no empezaron a llegaron ese año. Ya con las partes preparando el terreno de un posible acuerdo, el Girona pudo incorporar jugadores pertenecientes al Manchester City en 2015: Rubén Sobrino, Florian Lejeune, Nwakali, Pablo Maffeo, Pablo Marí y Angeliño fueron los novatos, todos en calidad de cedidos. Esta fuente de fichajes, y la misma fórmula, siguió siendo fértil después de que City Football Club y Girona Football Group se hicieran con el mando del Girona en 2017. De este modo, para la etapa en Primera se incorporaron a la plantilla Aleix García, Marlos Moreno, Patrick Roberts, Douglas Luiz... Un poco más tarde, desde el verano de 2019, tras el descenso, lo hicieron jugadores como Pablo Moreno, Arijanet Muric, Yan Couto, Aleix García, Nahuel Bustos o Darío Sarmiento, algunos firmando dentro de una segunda etapa.

Mientras tanto, la empresa Girona Football Club, con Pere Guardiola al frente, dio un paso más en febrero de 2020 para controlar la gestión del club. Amplió su paquete accionarial, llegando a un 50,91 por ciento, y rompió la igualdad que mantuvo con City Football Club en el origen. Pere se convirtió en el accionista principal y fue nombrado presidente del consejo de administración. Su hermano Pep, técnico del Manchester City, estuvo en el palco de Montilivi para presenciar el partido de ida de la semifinal de la promoción de ascenso a Primera ante el Eibar.