Pase lo que pase en los próximos días, la temporada del CD Tenerife ya es un éxito. Ha logrado devolver a la Isla la ilusión perdida, ha regado la isla de emoción, ha reconquistado la fidelidad hasta de los más descreídos y ya está sembrando entusiasmo blanquiazul entre las nuevas generaciones.

Desde la ya histórica doble victoria contra Las Palmas (1-0 en el Heliodoro y 1-2 en Gran Canaria), las bufandas y banderas del representativo inundan las calles, las bocinas suenan en todos los municipios de la provincia y el optimismo se ha instalado como estado anímico colectivo ante el último cruce que viene.

El Tenerife ya ha triunfado en el año de su Centenario. Ni el mejor de los guionistas podía haber presagiado que se cumpliría para los blanquiazules un guion de película: comunión perfecta entre equipo y afición; veneración creciente a Cordero y Ramis, arquitectos del proyecto; resultados pluscuamperfectos a domicilio (con récord de victorias incluido); y un desenlace cargado de épica.

Fue especialísima la victoria contra el eterno rival e íntimo vecino por quién era el adversario; pero también por el contexto y las circunstancias en las que se produjo. Justo después de la peor racha blanquiazul de toda la temporada (tres derrotas consecutivas, solo un triunfo de siete intentos en casa), logró Ramis descorchar la mejor versión de los suyos el día D y a la hora H. Ocurrió precisamente en la ida del primer envite de la promoción y ante un Heliodoro entregado.

"Lo vamos a hacer", asegura Corredera. "Somos ambiciosos y queremos más", subrayaba Aitor Sanz el pasado sábado en medio de una extraordinaria fiebre blanquiazul y una inesperada apoteosis, que llevó a la afición a la calle como nunca antes había ocurrido en la historia reciente. Fue producirse el triunfo contra Las Palmas y salir la feligresía del Heliodoro a celebrarlo. Primero en Los Rodeos, donde hubo larga y merecida fiesta; y a continuación en el Rodríguez López, donde Ramis salió a saludar envuelto en los colores del representativo.

Tiene ante sí el Tenerife una oportunidad histórica. Pocos clubes en el mundo triunfaron el año de su Centenario. Más bien al contrario, los hubo que encargaron finales (el Madrid para el Bernabéu, la de Copa) y acabaron sucumbiendo ante la presión y la responsabilidad. No ha sido el caso de los blanquiazules, que han tomado el camino largo de la promoción para llegar a la Disneylandia del fútbol, con fecha prevista de aterrizaje el 19 de junio en el Heliodoro. Faltan dos partidos. "Solo dos hojas del libro", diría el entrenador.

Y para que la fiesta sea completa y la celebración centenaria inolvidable, ha querido el destino que la final empiece a domicilio; y que esta vez la traca final sea -en caso de que se abroche la tan anhelada victoria- ante un estadio lleno y una afición enloquecida. No es para menos, después de escribirse para este año histórico un relato heroico y que ha tenido de todo: esfuerzo, trabajo, suspense, intriga, épica y sobre todo, emoción. La de miles de tinerfeños que suspiran por el regreso a Primera, 13 años después, ahora con Ramis como líder y con un equipo que merece subir. Su éxito ya es una realidad; ahora falta la guinda.