Entre las ideas que transmitió Luis Miguel Ramis en la rueda de prensa previa al partido de vuelta de la semifinal de ascenso a Primera División ante la UD Las Palmas, está la que tiene que ver con la convicción con la que el Tenerife afronta la visita al estadio de Gran Canaria –«nos vamos a dejar el alma»–, o la advertencia de que los blanquiazules no iniciarán este encuentro con la obsesión de defender la ventaja lograda el pasado miércoles en casa, el 1-0.

En un mensaje dirigido por el técnico a la afición, recordó que «unos reirán y otros llorarán», y quiso dejar claro que el Tenerife jugará al «límite» para que el desenlace sea feliz. «Saben que nos vamos a dejar el alma, que estamos muy convencidos y que tenemos mucha confianza», declaró sin olvidar que «esto es un juego y unos reirán y otros llorarán». En esa reflexión, destacó el mérito de haber llegado a este punto de la temporada con opciones de subir a Primera. «Aceptaré todos retos que nos pongan por delante, y los asumo con muchas ganas y con mucha confianza», comentó.

Ramis aclaró que el Tenerife no irá al estadio de Gran Canaria con la idea de «gestionar ningún resultado», porque «el partido del miércoles está terminado» y en la plantilla blanquiazul no se percibe la «sensación» de que vaya a partir con alguna ventaja. «No iremos a Las Palmas a defender ningún resultado, sino a hacer nuestro partido, a sacarlo adelante», advirtió el tarraconense. Es más, opinó que la eliminatoria está ahora tan «igualada» como el martes, porque «estos márgenes no decantan nada en el fútbol profesional». En consecuencia, anunció que el Tenerife no dejará de «hacer nada» por pensar que tiene un resultado favorable. «Tendremos que ir al límite, como hemos hecho toda la temporada, con nuestras características y con nuestras cualidades, sabiendo que tendremos a un rival muy bueno y con un potencial muy grande delante», continuó. El desarrollo del encuentro ya irá matizando los planes iniciales, o no. «Conforme vaya avanzando el tiempo, iremos tomando decisiones sobre la marcha, pero ahora hay un dibujo y una ruta, y lo tenemos clarísimo», subrayó Ramis.

Por si había quedado alguna duda, el entrenador fue un poco más allá y advirtió de que el Tenerife irá «a marcar» en su visita a la Unión Deportiva. Reduciendo los procedimientos, contó que el objetivo pasará por no recibir goles y tratar de anotar, como «siempre»; o sea, conseguir que el equipo sea «fuerte, no conceder y aprovechar» las ocasiones para golpear.

En esta última etapa del juego sí pidió algo más de acierto que en duelo de ida, y puso como ejemplo el remate que Enric Gallego estrelló en el larguero. «¿Cómo trabajas una jugada como esa durante la semana?», se preguntó el técnico. «El balón entra cuando se tiene fe, y no es que él no la tuviera. Muchas veces, ni con eso, pero hay que estar muy metido y muy atento, tener mucha intuición, mucho convencimiento y la sensación de querer hacerle daño al rival», detalló Luis Miguel antes de añadir que el acierto en las dos áreas –en la contraria, en este caso–, «da ventajas» en eliminatorias tan «igualadas», por lo que destacó la conveniencia de que el Tenerife «sea más preciso».

En esta línea, y lejos de calificar el partido del miércoles como perfecto, admitió que detectó algunos defectos de funcionamiento. «Hay cosas que hicimos bien y otras que podemos mejorar. Es difícil hacer un encuentro redondo en cualquier circunstancia, siempre tenemos cosas que mejorar, y lo hemos hablado, lo hemos visto y lo hemos trabajado», reconoció.

En cuanto a la alineación que opondrá hoy a la UD Las Palmas, no dejó espacio a la menor pista. «Podría repetir o no», se limitó a responder al ser consultado por la posibilidad de que elija el mismo once inicial. «Habrá 23 jugadores en la convocatoria y tenemos muy claro lo que necesitamos», señaló.

Poniendo el foco en el factor anímico, se mostró optimista con la respuesta que ofrecerán sus jugadores después de la tensión vivida en el Heliodoro por la relevancia del encuentro. «La cabeza, el corazón y las piernas de este equipo son muchas», aseveró sin dudar de que el Tenerife será «capaz» de ser tan «competitivo e intenso» como el pasado miércoles. «Intentaremos hacerles daño sabiendo cuáles son sus características y su potencial, y que la eliminatoria sigue estando igualada, porque no iremos con la sensación de tener que ir a defender nada, sino a hacer nuestro partido y a tratar de sacarlo adelante», afirmó.

El indispensable ingrediente de la presencia de tanto público en las gradas no faltó en el análisis del preparador blanquiazul. «Estamos encantados de tener un ambiente tan bonito y que sea una fiesta del fútbol canario», manifestó enlazando con su deseo de que «cada uno disfrute de su afición, de su equipo y del buen ambiente, y que todo transcurra con normalidad en el ámbito deportivo». Ramis garantizó que, en este aspecto, el factor visitante no condicionará al Tenerife en el estadio de Gran Canaria. «No será un problema el hecho de jugar en un escenario con una afición volcada con su equipo, no es nada nuevo en el fútbol profesional», finalizó.

Lo que dijo Viera. ¿Molestaron las manifestaciones de Jonathan Viera al término del partido del miércoles? Ramis aseguró que ni siquiera se generó un debate en torno a este asunto. «No nos preocupamos de discutir sobre interpretaciones o declaraciones de jugadores de los rivales», zanjó.

La UD Las Palmas. Ramis espera que la UD Las Palmas se ajuste a su estilo. «Somos dos equipos bastante reconocibles, con personalidades y características de jugadores marcadas, y no creo que se vayan a desviar mucho», dijo.

Posibles cambios. Aunque quisiera, Ramis no podrá utilizar hoy una alineación diferente a la del miércoles. «En tan poco tiempo, alguno tendrá que aguantar», advirtió refiriéndose a jugadores que terminen la semifinal disputando casi todos los minutos. «Pero ahí, los cambios cobrarán una especial importancia», añadió.

Estilo. Al técnico del Tenerife no le enfada que se relacione el tipo de fútbol que practica con un modelo estructurado desde la cohesión. Pero aseguró que el Tenerife es mucho más que eso. «A todos los entrenadores nos gusta que nuestros equipos sean consistentes y duros, que sea difícil que les metan mano, entre otras muchas cosas», comentó.