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El tinerfeñismo entrena el "sí se puede"

El equipo de Luis Miguel Ramis termina de preparar el partido de este domingo ante el Cartagena (Heliodoro, 19:00 horas) con una sesión de puertas abiertas

Entrenamiento del CD Tenerife a puerta abierta

Entrenamiento del CD Tenerife a puerta abierta El Día

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Entrenamiento del CD Tenerife a puerta abierta Julio Ruiz

10:15 de la mañana del sábado 28 de mayo. Paisaje sonoro de día de partido en el Heliodoro Rodríguez López. Un «sí se puede» por aquí, un «volveremos a Primera» por allá. Todo, a ritmo de bombo. Por la única puerta abierta del estadio, la número 8, van accediendo aficionados, algunos ya avisados, otros atraídos por el ruido futbolero. La parte baja de la grada de Herradura se va llenando poco a poco hasta quedar cubierta a un 60 por ciento. Unas 500 butacas ocupadas. Hacía tiempo, mucho tiempo, que el Tenerife no entrenaba con público. Desde que la pandemia del coronavirus lo paralizó casi todo. En la víspera de la última jornada de Liga –este domingo, 19:00 horas, ante el Cartagena– y a las puertas de las semifinales de la promoción de ascenso a Primera División, el club dio el paso de dejarse querer un poco más. Y el resultado no estuvo nada mal. Como si tanto al equipo como al tinerfeñismo les hiciera falta pasar un rato juntos, en un contexto diferente al de la competición, pero en el escenario habitual. Energía para un playoff que está a la vuelta de la esquina.

Allí estuvo una amplia representación de la peña Frente Blanquiazul –esta vez en el fondo opuesto–, marcando la pauta a golpe de cánticos y percusión; seguidores de todas las edades, más de uno que vivirá unas eliminatorias para subir a la máxima categoría por primera vez, otros más veteranos... «¿Son ellos, no? Los que van a jugar mañana», preguntaba, bastón en mano, uno de los mayores, con cuerpo de 85 años y mirada de 10. Pintando la grada, camisetas del Tenerife –tampoco muchas, la verdad–, algunas de tiempos más lejanos, otras de diseño reciente, como la del centenario. En definitiva, buen ambiente resumido en un mensaje ni escrito ni hablado, pero palpable, algo así como un «estamos con ustedes» que envolvía a los blanquiazules mientras terminaban de preparar el partido de esta tarde, el encuentro que dará paso a la promoción.

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Entrenamiento del CD Tenerife a puerta abierta en el Heliodoro Rodríguez López María Pisaca

Hubo incluso quien dedicó tiempo a elaborar una pancarta. «Padre Ramis, llévanos al Cabildo». La frase tenía su explicación. El 9 de mayo, después de ganar en Montilivi, el entrenador expresó su deseo de que «algún niño le diga a su padre:papá, llévame al Cabildo que acaba de subir el Tenerife». De ahí, el citado letrero.

Después de unos 90 minutos de ejercicios sobre el césped, los blanquiazules pudieron unirse a la fiesta antes de meterse en la ducha. El técnico dio por finalizada la sesión y todos, desde el propio Ramis a los utilleros –ovación para Pablo Larrea, el último en sumarse al grupo tras machacarse en la recuperación de su lesión–, se acercaron a la grada de Herradura, primero para posar para una foto de familia con la afición de fondo, y luego, ya en distancias cortas, para agradecer la presencia de tantos simpatizantes, firmar autógrafos, salir en algún que otro selfie...

Alguien como Aitor Sanz, que lleva nueve temporadas en el club y ha vivido otros momentos de alta trascendencia –el playoff de 2017, permanencias ajustadas, derbis...–, reconoció que «la gente merece que estemos más cerca».

El capitán de la plantilla afirmó que «es un placer trabajar» con espectadores «arropando» al equipo. «Lo echábamos de menos», aseguró el centrocampista. «Es algo que se disfruta mucho, porque ves la felicidad y la ilusión de los aficionados y eso te da más ganas, si cabe, de jugar el partido con el Cartagena y brindarle los tres puntos», comentó Aitor, atendiendo a los medios de comunicación todavía sobre el terreno del estadio.

Para Sanz, no es solo cuestión de ganar el último partido de Liga y acceder a la promoción en el cuarto puesto de la tabla, sino también de mejorar las «sensaciones» después de las derrotas con el Málaga y el Eibar. «Pero veo a este equipo entrenar y me siento ilusionado, porque creo que podemos hacer algo bonito», declaró convencido de que la conexión de ayer con el tinerfeñismo ayudará a «empezar a tener la sensación de que hay algo importante por llegar». Un paso más. Todo suma. Ya en el estadio se empezó a practicar el «sí se puede, sí se puede».

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