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Debilidades y fortalezas

El Tenerife trata de combatir el estado de pesimismo que se ha instalado en el entorno tras las últimas dos derrotas l> Lo que más preocupa, el bajón de algunos futbolistas

Sipcic y Fran Sol se baten en duelo durante el partido del sábado en Ipurua. | | SD EIBAR

Cierto clima de pesimismo se ha instalado en el entorno del CD Tenerife después de las dos últimas derrotas (ante Málaga y Eibar), que comprometen la cuarta plaza del representativo y, por ende, también el factor campo en la primera ronda de la promoción. Éste no es un asunto menor, por cuanto este año no valen doble los goles obtenidos en campo contrario; y en los playoff no hay penaltis, sino que se proclama vencedor al equipo mejor posicionado en la liga regular.

El Tenerife no llega en su mejor momento a las definitivas eliminatorias. Su imagen no fue convincente en su última comparecencia en el Heliodoro ni tampoco en Ipurua, si bien contra el Éibar el entrenador introdujo varias rotaciones y el representativo no jugó con su once de gala. Tampoco desde parámetros óptimos de intensidad y concentración, como así advirtió Luis Miguel Ramis. «Tal vez hubo falta de tensión», diagnosticó después del partido.

Todo apunta a que, una vez en la promoción, la película será bien diferente a la que se vio el sábado pasado en Éibar. Los mensajes desde dentro de la caseta inciden en que el Tenerife llegará física y anímicamente en plenas facultades a la promoción; y nadie quiere ofrecer públicamente sus preferencias respecto al rival que quieren en la promoción. Quizá el único que haya dejado ver lo que piensa sea uno de los capitanes, Carlos Ruiz. «Un derbi sería echar más gasolina al cuerpo», deslizó la pasada semana en relación a un Tenerife-Las Palmas que casi nadie desea. Por un lado, por los efectos que podría tener una derrota contra el eterno y acérrimo enemigo en el marco del año del Centenario; y por otro, porque el cuadro amarillo es el que de menos a más, y el que está trazando una trayectoria más emergente de los 22 que conforman esta temporada la categoría de plata.

Sea como fuere, hay argumentos de sobra para creer en las opciones del representativo. Es el equipo de la liga que más jornadas ha residido en la cuarta posición, esa que quiere blindar este domingo frente al Cartagena; sus guarismos son incuestionables a domicilio, donde Ramis ha pulverizado el récord histórico de Rafa Benítez (10 triunfos) y el equipo ha sumado más puntos que al abrigo del Heliodoro; y los números de goles encajados, porterías a cero y particularmente el alto grado de inspiración de Juan Soriano invitan a pensar que el Tenerife será muy difícil de batir cuando llegue la promoción.

Ese mismo mensaje han ofrecido analistas de muy distinto perfil y procedencia, exentrenadores del club, periodistas especializados y jugadores curtidos en estas lides.

Frente a las fortalezas del Tenerife, las dudas estriban no solo en sus resultados más recientes; también en el bajón en el rendimiento de algunas piezas esenciales, sobre todo Alexandre Corredera y Elady Zorrilla, que han dejado de brillar con el fulgor de la primera parte del campeonato; y el aluvión de malas noticias en la enfermería. La más reciente, la baja de un hombre tan relevante como Pablo Larrea.

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