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El ‘playoff’ no se le escapa al CD Tenerife

El Tenerife logra su undécimo triunfo a domicilio y sella de manera virtual su presencia en la promoción de ascenso l Mario González marca el único gol blanquiazul en otra demostración de solidez defensiva y pegada

Reflejo de la actitud defensiva del Tenerife, con Mollejo, Aitor Sanz, José León y Elady atentos a la recuperación del balón. Diari de Girona

El Tenerife de Ramis no deja de superarse. Ayer logró en Montilivi, nada menos, la undécima victoria a domicilio de la temporada, estableciendo un nuevo récord y batiendo la marca de puntuación fuera de casa que había dejado el equipo que subió a Primera División en 2001 con Rafa Benítez. De los 35 puntos de entonces a los 37 de ahora. Con este resultado, a falta de tres jornadas para el final, le saca seis al séptimo, la Ponferradina, de manera que su clasificación para el playoff podría ser matemática la próxima jornada. Le bastará con vencer al Málaga, sin depender de otros resultados. De todos modos, el Tenerife estará en las eliminatorias por el ascenso. Con 69 puntos, ya no se le escaparán.

Queda por saber si lo hará como cuarto clasificado –el puesto que ha ocupado durante más de media temporada–, si le dará para adelantar a un Valladolid al que tiene a la distancia de un triunfo... Porque la vía directa sigue lejos y resta muy poco tiempo. La plaza más cercana la ocupa un Eibar que tiene cinco puntos más y al que el Tenerife todavía tiene que visitar. Quién sabe, de aquí a ese día...

Ayer, en el campo de un rival directo –si la Liga terminara ahora, una de las semifinales enfrentaría al conjunto insular y al Girona–, el Tenerife volvió a ganar a su manera, llevando al extremo su capacidad para ejercer un control del juego desde su seguridad, golpeando y conservando su ventaja. Ramis ha conseguido que la actitud defensiva de Mollejo, por ejemplo, sea la misma que de la Carlos Ruiz. Y no es algo nuevo. Lleva así desde el inicio. La confianza del grupo en su potencial es tan alta, que no solo sabe sufrir para contrarrestar a un rival con tantos recursos como el Girona; también parece que disfruta con ese trabajo. Y si no, está Soriano, otra vez crucial para mantener a su equipo en el partido. O la suerte, esencial también para los equipos ganadores como el Tenerife. Un ejemplo claro. Minuto 75. En pleno acoso del Girona, porque los blanquiazules se vieron sometidos ayer a una de las pruebas más exigentes del curso en el plano defensivo, un remate de Stuani no entró por completo en la portería por cuestión de milímetros. Lo sacó Mellot, salvador en esa acción y en alguna que otra más. Si el Girona no pudo marcar así, no lo iba a hacer en ningún otro intento. Le puso empeño y aplicó su fútbol, pero no pudo derribar la fortaleza tinerfeña, cada vez más consistente; esta vez, con la misma alineación de Lugo –esa es otra, dos salidas seguidas y dos triunfos–.

El Tenerife entró bien, dando la sensación de estar más entero y de tener las ideas más claras que un Girona impreciso e incómodo sin el balón. Y lo aprovechó para estirarse pronto y pisar el área contraria con frecuencia, una vez tras una recuperación de Larrea con posterior conexión con Elady y centro dirigido a Mario que acabó en córner (3’); y poco después con un remate raso de Mario fuera del área que paró Juan Carlos (5’).

Al equipo de Míchel le costó encontrarse, pero consiguió inclinar el partido por su idea de fútbol y también por la de un Tenerife que, poco a poco, se fue dejando dominar; o porque no pudo frenar a un oponente que fue creciendo, sobre todo con sus entradas por los costados, con un Juncá incisivo. El primer aviso, una diagonal del carrilero que paró Mellot con una falta al borde del área. En el disparo, Baena no ajustó el golpeo.

De repente, el Girona empezó a carburar. Y este es un equipo temible, no solo por tener al especialista Stuani –19 goles en esta Liga–, sino por su variado repertorio, en el que se hacían notar una y otra vez los citados Juncá y Baena. Precisamente, el segundo rompió la sólida barrera blanquiazul en una fugaz internada y puso a prueba con un centro-chut a Soriano, que no tuvo tiempo para respirar, pues el rebote fue a parar a Iván Martín, quien apuntó al fondo de la portería, pero se encontró con el obstáculo de los reflejos del sevillano. Una vez más, y ya son unas cuantas, había salvado al Tenerife.

A esas alturas, el encuentro ya había dado un vuelco. El Girona mandaba –63 por ciento de posesión– ante un oponente con una actitud más pasiva en la presión, pero sin perder el orden, tratando de pasar el chaparrón. Y eso es algo que también sabe hacer el Tenerife de Ramis. Como suelen decir los propios protagonistas, están preparados para resistir, y hacerlo ante un rival como el Girona, tiene su mérito. Sabían que si no había daños, iban a tener mucho terreno ganado. Se demostró en el tramo posterior del duelo. El conjunto local no fue capaz de golpear con la suficiente eficacia cuando tuvo su momento y el partido fue entrando en aguas más tranquilas, sin que sucediera nada relevante, siguiendo un guion que tantas veces ha interpretado el Tenerife esta temporada. Y como en muchos otros partidos, en minutos de poco relieve, llegó el zarpazo blanquiazul. Como ese depredador que aguarda paciente al instante de saltar. Con rumbo a un descanso que tenía pinta de 0-0, el Tenerife puso en práctica uno de sus recursos preferidos, el robo tras presión en campo contrario y el ataque. Aitor le quitó el balón a un confiado Baena, el capitán enlazó con Enric Gallego y el delantero metió la pelota en el área, cazada por alto por Mario González en una salida a destiempo de Juan Carlos: 0-1 en el 39’ con la marca de la casa, el sello del Tenerife de Ramis.

En un primer tiempo que se alargó hasta el minuto 56 pasaron más cosas. El Girona se tomó mal el gol en contra y se encendió: pidió un penalti por una mano de León sobre Arnau, Stuani cometió una fea falta sobre Soriano –discutió y recibió una tarjeta amarilla que acarrea sanción–... Al margen de todo esto, llegó la peor noticia, la lesión de rodilla de Larrea sin que nadie contactara con él, aparentemente provocada por un mal apoyo de la pierna derecha. Alexandre fue su sustituto después del cuarto de hora de descanso.

En la segunda mitad, el Tenerife no tuvo ninguna duda del plan que debía seguir, el que más éxitos le está dando. Con el tesoro del 0-1, se aferró a su solvencia defensiva para ir avanzando hacia el final. Terminó jugando con Mellot, Sipcic, Carlos Ruiz, José León, Pomares, Sergio González, Shaq... A su manera, pasándolo muy mal por momentos, fue domando a un Girona que hizo todo lo posible por evitarlo. Soriano respondió ante disparos de Aleix (46’) y Arnau (50’), el Girona lanzó un córner tras otro, Mellot sacó de manera milagrosa el disparo de Stuani... Y lo curioso del caso es que el triunfo pudo haber sido más amplio. Con el Girona roto, el Tenerife contó con un par de contragolpes limpios, uno mal resuelto por Gallego y el siguiente despejado por Juan Carlos a tiro de Moore.

Y cayó la vigésima victoria en esta Liga. En Montilivi. Palabras mayores. Un Tenerife muy fiable al que no se le escapará el playoff.

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