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Una muralla en casa

El Lugo, a punto de cumplir medio año desde la última vez que perdió en el Anxo Carro, libre de derrotas desde noviembre l> Solo han ganado allí el Valladolid y la Ponferradina

Varios defensas del Lugo, en su último partido en casa frente al Leganés. | | E.D.

El Lugo que hoy recibe al Tenerife es un dechado de virtudes en su feudo, donde el equipo de Rubén Albés se transforma y viaja hacia su versión más rocosa, competitiva y fiable. En el Anxo Carro han perdido solo dos partidos, el más reciente en noviembre. Dicho de otro modo, llevan 176 días sin perder en casa. Casi seis meses.

Al Tenerife le quedan solo tres partidos a domicilio para cerrar la liga regular y los tres contra ante rivales que permanecen invictos en sus respectivos estadios por largo tiempo. En el caso del rival de esta tarde, su última derrota como local se produjo en noviembre del año pasado, cuando la Ponferradina dio un zarpazo en el Anxo Carro y se adjudicó los puntos en litigio.

Se da la circunstancia de que los dos desplazamientos venideros para el representativo también serán ante contrincantes fieros en sus feudos. El que más, el líder Eibar, que ha sucumbido una sola vez en Ipurua y al que el Tenerife visitará en mayo, tal vez cuando los armeros ya hayan resuelto favorablemente su carrera por el ascenso directo. El cuadro vasco solo suma una derrota en su casa. Y fue en agosto, con el campeonato recién iniciado.

En cuanto al Girona, rival que espera la próxima jornada al Tenerife en Montilivi, lleva sin perder como anfitrión más de dos meses, concretamente desde el 19 de febrero, cuando le ganó precisamente el Eibar (0-1).

Un rival peculiar

El caso del Lugo es muy particular. Ha cedido puntos en más partidos de los que ha ganado en su campo, pero derrotarle en el Anxo Carro resulta harto difícil. Tan solo lo han conseguido dos equipos: el Real Valladolid en la tercera fecha liguera, cuando las piezas de cada uno de los planteles aún se estaban ajustando; y la Ponferradina, en aquel partido en el Anxo Carro del que han transcurrido ya 176 días. Apuntaba recientemente Rubén Albes, el técnico de los albivermellos, que no le duelen prendas en admitir que su gran éxito (la salvación prácticamente asegurada a falta de cinco jornadas del final) la han abrochado en su casa. Cierto es que a orillas del río Miño concedieron ocho empates, pero su altísima fiabilidad ha sido una constante y les ha hecho casi impenetrables como locales. «Entrenamos como animales y competimos como bestias, sobre todo en nuestra casa; estamos acostumbrados a ello», sintetizaba ayer el jefe del banquillo gallego.

Baste un dato demoledor para confirmar hasta qué punto se transforman cuando juegan ante su afición los de Albes, que llevan encajado un solo gol en sus últimas cuatro comparecencias domésticas. Dejaron su portal a cero ante Alcorcón, Cartagena y Leganés; y en el último mes de competición solo recibieron un tanto en su choque ante el Real Oviedo.

El caso del Tenerife

Aunque está firmando una temporada de mucho mérito, ya le gustaría al representativo ser tan difícil de batir en su estadio como lo es el Lugo. El gran déficit de los blanquiazules está justamente en sus partidos en el Heliodoro, de donde han volado demasiados puntos y el conjunto de Ramis ha registrado hasta cinco derrotas. Algunos de estos tropiezos fueron ante rivales directos como Eibar, Valladolid y Almería; pero otros contra equipos de media tabla como el Mirandés o el propio rival de hoy, que arrancó un valioso punto en el choque de la primera vuelta (1-1). Tenerife y Lugo llegan al actual momento de la competición con idéntico número de puntos como locales (32), pues los gallegos han cedido tantos empates como ocho. En la clasificación de mejores anfitriones del campeonato mandan cuatro aspirantes al ascenso. Por este orden: Almería, Eibar, Valladolid y Girona.

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