eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CD Tenerife - SD Huesca (0-0): Todo menos el gol

El Tenerife empata a cero con el Huesca y se vuelve a quedar en el intento de enlazar tres triunfos | Pierde la ocasión de ponerse a dos puntos del ascenso directo, de forma provisional, pero da otro paso hacia el ‘playoff’

23

CD Tenerife-SD Huesca Carsten Lauritsen

No hay manera de que el Tenerife encadene tres triunfos en Liga. Por séptima vez, ayer se quedó en el intento. Lo puso todo menos el gol y se estancó en un 0-0 con el Huesca para dar otro paso –corto, eso sí– hacia una promoción que tiene más que controlada. Otra cosa es el ascenso directo. Había llegado a esta jornada con la oportunidad de situarse a dos puntos del tercero –el Almería–, de manera provisional, dado que los tres clubes que lo superan en la clasificación juegan entre hoy y el lunes. Ahora, en el peor de los casos, podría alejarse a siete con cinco jornadas por delante.

La igualdad fue el ingrediente principal de una primera parte en la que el orden estuvo por delante del riesgo. De entrada, no se percibieron indicios de un posible ganador del duelo. Tarjeta de presentación de partido largo y confirmación con el paso de los minutos. Sin perder el sitio, a su manera, el Tenerife trataba de ser vertical, pero se quedaba a medias. Le faltaba precisión en el último pase. Mejores intenciones que resultados en la zona de máxima influencia. Por su parte, el Huesca se sentía cómodo en el césped del Heliodoro. Sin el empuje de un aspirante al ascenso, descolgado en el noveno puesto, ni el miedo del que nota la amenaza del descenso. Dispuesto a jugar, el conjunto del exblanquiazul Xisco Muñoz se estiró pronto con un par de saques de esquina tempraneros. Entretanto, los locales lo intentaban dándole amplitud al campo con la aportación de los laterales, principalmente de un Álex Muñoz inquietante para la defensa en un costado izquierdo en el que Bermejo mostraba el camino con algunas acciones de ruptura, justo lo que hacía falta, pero sin la suerte de finalizar. Los blanquiazules no se empeñaban en insistir en un único camino. Circulaban el balón, entraban por un lado y por el otro, pero no acertaban a conectar con el encargado de definir, un Enric Gallego que aparecía más fuera del área que dentro. Para colmo, Elady no terminaba de encajar, no estaba teniendo acierto.

El control pasaba de un color a otro. El Huesca, armado de buenos peloteros, evitaba caer en la trampa de las pérdidas en zonas de alta tensión y conseguía que al Tenerife le durara cada vez menos el balón en sus botas. El duelo se encaminaba a un terreno pantanoso, de pocas rupturas, de ninguna transición, a pesar de que era lo que le interesaba a los dos equipos. Al cuarto de hora no se había registrado ningún remate. No ocurría nada relevante cerca de las áreas. Quizás, cuestión de tiempo.

Por fin (20'), el Tenerife logró descolocar un poco al Huesca con una galopada de José León y una genial maniobra de Bermejo. Sin más. El guardameta Andrés ni siquiera tuvo que intervenir. Los de Ramis veían algo de luz por el carril izquierdo, pero seguían estando algo lejos de la invitación al gol. Y el Huesca seguía a lo suyo. Superaba con relativa comodidad la presión –puede que menos agresiva que otras tardes– e incluso llegó a montar un contragolpe tras un error de Aitor, sin consecuencias.

El primer remate a puerta nació en el minuto 27. Alexandre controló fuera del área y no se lo pensó dos veces. Buscó el palo más alejado, pero el balón no cogió camino. Al Tenerife le hacía falta generar algún estímulo, enchufar a la grada, agitar un encuentro que iba perdiendo gas, algo que no molestaba a su oponente. Fue entonces, rondando la media hora, cuando los blanquiazules empezaron a dar sensación de dominio. Un detalle de Bermejo por aquí, una acción de estrategia por allá... Una tendencia prometedora para un Tenerife creciente en ese momento. Pero el Huesca supo reaccionar para enfriar el partido e incluso poner a prueba a Soriano, que respondió con elasticidad a un disparo de Timor desde la frontal del área (31’). Hasta el descanso, el manejo fue azulgrana. El Tenerife se fue apagando y su rival se hizo con el mando en el centro para pisar con más frecuencia el campo contrario. Una llegada peligrosa por la izquierda y un remate de Marc Mateu, lo ratificaron.

El 0-0 lo dejaba todo abierto. Resultado justo en el intermedio. Ninguno había sido superior. El descanso le daba al Tenerife la oportunidad de resetear. Su regreso al campo, con Pomares por Álex Muñoz, marcó una pauta diferente. El equipo salió más decidido, con un ritmo más alto, dispuesto a finalizar cada ataque. Enseguida contó con una ocasión clara, una falta al borde del área que ejecutó Elady para que Andrés se luciera.

El Heliodoro notó que era el instante de apretar un poco y puso de su parte para que la corriente fuera todavía más potente. El acoso local se tradujo, entre otras cosas, en una fila de saques de esquina, alguno con ganas de entrar en la portería. Por ejemplo, cuando el balón le cayó a Sergio González en el borde del área pequeña para que el cartagenero conectara, sin éxito, una volea. El juego empezaba a dar señales de que había emergido un arreón blanquiazul, esa ola de fútbol ofensivo que a menudo decanta los partidos con el impulso del efecto Heliodoro.

Viéndolas venir, Xisco empezó a introducir cambios y el Huesca consiguió domar a un Tenerife que también movió piezas con la entrada al campo de Andrés y Mario por Bermejo y Elady (75’). A esas alturas, el partido había entrado en un tramo peligroso. Los de Ramis no terminaban de romperlo y el Huesca tenía calidad suficiente para subir y golpear. El duelo en el medio comenzaba a caer del lado visitante. Aitor Sanz y Alexandre, agotados, hacían lo que podían para sostener al equipo y enlazar con los atacantes. Porque quedaba tiempo suficiente para conquistar lo que tanto estaba costando, un único gol. El Tenerife lo tuvo en sus botas en el 87’, en uno de los pocos contragolpes que tuvo, el más claro, un tres contra dos iniciado por Pomares y mal resuelto por Andrés Martín.

Poco después, los blanquiazules volvieron a sorprender al Huesca en una transición. Mario entró en el área, recortó y remató al cuerpo del portero, pero el asistente había levantado la bandera.

Al Tenerife le quedaron un par de faltas laterales, lanzadas por Míchel sin la suerte de encontrar rematador. Pudo dejar su puerta a cero después de ocho jornadas, pero le faltó producir más en el área contraria. No fue su noche, al menos en el apartado goleador. Un punto más cerca del playoff.

Compartir el artículo

stats