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Un anuncio de gran impacto en el CD Tenerife

Conmoción y sorpresa en el tinerfeñismo ante la posibilidad de que Aitor Sanz cuelgue las botas en dos meses | «En junio veremos, pero se trata de exprimir lo que me queda»

Aitor Sanz intercambia pareceres con Shashoua ante la mirada de Andrés Martín.

Un anuncio de gran impacto en el CD Tenerife. El aplauso a Aitor Sanz cuando su nombre se anunció por megafonía fue todavía más atronador que ningún otro día. La jornada de ayer estuvo marcada desde primera hora por el anuncio hecho por el primer capitán en una entrevista concedida a El Periódico de Aragón y cuyo contenido ya anticipaba ayer EL DÍA. El jugador madrileño contempla la opción de colgar las botas en junio o, como muy tarde, al término de la próxima temporada.

«El 30 de junio veremos», verbalizaba el mediocampista blanquiazul. «Se trata de exprimir lo que me queda: la última gota de fútbol. Y disfrutar de cada minuto, de cada entrenamiento y hasta de cada discusión; de cada rondo y de cada partido».

Sanz explicaba que le gustaría ser recordado «como un obrero del fútbol, como un currela»; y por supuesto dejaba entrever que su gran aspiración es cerrar su trayectoria como blanquiazul en Primera División. «Ojalá pudiera tocar el cielo, pero hay que hacer una torre muy alta para lograrlo», fue uno de sus mensajes más ilusionantes en esta entrevista, de un grandísimo impacto entre la feligresía blanquiazul. «No subir es una espinita clavada. Mi final está llegando, este año o el que viene, pero más allá no va a ser», puntualizaba un Aitor con casi 300 comparecencias como blanquiazul.

Tras haber superado en partidos jugados a un histórico como David Amaral, el metrónomo tinerfeñista sumó ayer otra titularidad más. Incombustible e indiscutible también en este último año de contrato, Sanz aterrizó en el club en el curso 2013/14. Ya entonces firmó 34 partidos, recién llegado del Real Oviedo. Su regularidad ha sido una constante: 36, 38 y 37 partidos jugados en los años posteriores, hasta que una lesión le dejó en blanco una temporada entera. Se recuperó cuando incluso había llegado a plantearse la retirada, recobró las sensaciones perdidas y volvió para ser imprescindible. Valga como muestra un botón: en este curso, a sus 37 años, firmó su vigésima segunda titularidad en lo que va de competición. De hecho, su dueto con Alexandre Corredera se ha convertido en una seña de identidad del proyecto del Tenerife.

Sus palabras

En la entrevista que concedía esta semana y se publicaba ayer, dejó otros mensajes de gran calado. Por ejemplo, sobre el míster Ramis. «Es uno de los mejores entrenadores que he tenido; dirigirá a un equipo de élite, seguro», verbaliza Aitor. También define esta etapa actual «como un regalo» para él. Según dice, 289 partidos con el club «son muchos, pero se han hecho pocos». Y agradece, orgulloso, que se le vea como un trabajador del fútbol. Su contrato no dispone de cláusula de renovación automática, como sí el de Carlos Ruiz, pero en todo caso el Tenerife se sentará con él seguramente antes de que acabe este curso. Aitor ya ha hablado.

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