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El Tenerife emerge en El Molinón

El Tenerife pasa de dos derrotas seguidas a un triunfo, remontando en el campo del Sporting con un doblete de Gallego | La diferencia con el séptimo es de 11 puntos | Está a 4 del segundo, el Almería, su próximo rival

Celebración del Tenerife en Gijón. LaLiga

El CD Tenerife emerge en El Molinón. Lo hizo otra vez. No fue ni una mala racha. Solo un par de derrotas seguidas con respuesta inmediata. En la primera vuelta, el Tenerife ya había pasado de dos jornadas sin sumar a conseguir un triunfo, en dos momentos diferentes, y ayer emergió en El Molinón –definitivamente, se le da bien– tras los tropiezos con el Mirandés y el Valladolid, disipando dudas, si es que existían.

Lo que va quedando cada vez más claro es que no se le va a escapar su presencia en la promoción. Cuenta con un margen de 11 puntos con el séptimo (Real Oviedo) y restan 33 en juego. Falta por saber si le dará para algo más, para subir por la vía directa o no. De momento, siendo cuarto, recibirá el próximo lunes en el Heliodoro a un Almería que es segundo y tiene una diferencia de cuatro puntos. 

Para propiciar esa prometedora situación, el equipo de Ramis protagonizó ayer uno de esos partidos que acaban siendo cruciales en una temporada de éxito. No es que los blanquiazules se enfrentaran al Sporting angustiados por la obligación de ganar, algo que sí debieron sentir los de Martí, que se presentaron en esta cita con tres derrotas seguidas y la amenaza creciente de la cercanía de los puestos de descenso; pero desde el vestuario blanquiazul sí habían admitido que necesitaban recuperar su verdadera esencia, su fiabilidad defensiva y su pegada, rasgos que no se percibieron ni en Anduva ni en la goleada encajada a manos del Valladolid. Dicho y hecho. En una actuación creciente y coral, el Tenerife volvió a mostrarse como un equipo reconocible y ganador. Ya suma ocho triunfos fuera, balance que sitúa al representativo como el mejor visitante.

La octava no fue ningún paseo. De hecho, fue el Sporting el que golpeó primero en el arranque de la segunda mitad. Hasta ese momento, el partido había ofrecido muy poco. El Tenerife lo inició con cambios en la alineación, tal como había avanzado Ramis. Aparte de las novedades esperadas de Alexandre, Aitor Sanz y Mario, el técnico incluyó la de Shaq Moore. El estadounidense no era titular desde el 15 de diciembre, en la Copa. Ayer recordó al Shaq de la campaña pasada. Potente, ofensivo e influyente en el juego de ataque.

Con estos argumentos, el Tenerife se aseguró entrar en el partido sin sobresaltos, bien plantado en el campo y evitando un teórico arranque enérgico del Sporting. En realidad, pasó muy poco en esa fase inicial. Los locales, tocados en su confianza, trataron de llevar la iniciativa, pero sin filo, dependientes de la referencia de Djuka y con buenas intenciones por las bandas, sobre todo con un vertical Puma Rodríguez. Pero poco más. Posesión plana. Por su parte, el Tenerife vivía tranquilo, sabiendo que la ansiedad iba a ser ayer la enemiga de un único equipo.

Puede que el Tenerife llevara al extremo esa actitud paciente. Si bien no sufría, salvo por un disparo a media vuelta de Djuka (9’) y otra ocasión del delantero serbio, generada tras un error en la salida de Alexandre (18’), la escuadra insular apenas inquietaba a Mariño. Tan baja fue la producción ofensiva del Tenerife en el primer período, que no se registró ningún disparo entre los tres palos. Lo más parecido a eso fue un remate cruzado de Moore, desde el vértice del área, que salió muy alto (19’). 

Cambios tras el descanso

Ramis se dio cuenta de que con esa tendencia, el mayor premio iba a ser el empate, y no tardó en retocar la alineación. Tras el intermedio, quitó a Mollejo y a Elady –sufrió un golpe en los primeros minutos– y refrescó el ataque con Andrés Martín y con Enric Gallego, compatible con Mario, que continuó en el terreno de juego.

El efecto de esas sustituciones se notó enseguida. Al cuarto minuto, el Tenerife tuvo su mejor ocasión. Gallego envió un pase al corazón del área que no supo aprovechar Andrés. El jugador cedido por el Rayo remató solo, sin oposición, pero el balón fue directo al guardameta del Sporting.

Ese aviso anunció que el encuentro podía animarse, tras un aburrido primer tiempo, y el conjunto gijonés lo confirmó marcando su único gol a continuación. Djuka dejó patente su categoría al colar el balón en la portería con un potente disparo que tocó en el larguero, sin opciones para Soriano (49’). La ocasión no habría existido si Alexandre no hubiera arriesgado tanto –otra vez– en la conducción dentro del área. Su pérdida le costó muy cara al Tenerife.

El centrocampista respiró aliviado cuando, tres minutos más tarde, los blanquiazules neutralizaron la ventaja local. Aunque el remate de cabeza de Gallego fue perfecto –lección de colocación y eficacia en el golpeo–, tuvo mucho mérito Moore al desbordar a Kravets y meter un centro medido.

De este agitado comienzo del segundo tiempo salió fortalecido un Tenerife pleno de seguridad, todo lo contrario que un Sporting impotente en su propósito de recuperar el control del partido. Los de Martí acusaron el mazazo y fueron cayendo en la trampa de querer poner remedio con prisas.

La situación había pasado de preocupante a muy favorable para un Tenerife que sabe desenvolverse a la perfección en este tipo de escenarios, ante un rival que empezaba a desordenarse y dejaba espacios. Así fueron cayendo las ocasiones de gol, una tras otra, un goteo que no hizo sino bloquear aún más a los locales, presa del miedo, y agigantar al Tenerife.

Tras el empate, Gallego activó un contragolpe conducido a toda velocidad por Bermejo, quien filtró un peligroso pase al centro del área sin encontrar un rematador. El representativo era cada vez más dañino para un frágil Sporting.

El siguiente en intentarlo fue Mario, con un remate a la media vuelta desde el pico del área pequeña que atrapó Mariño (62’). De inmediato, Shaq volvió a crear problemas por el costado derecho metiendo un balón que no cazaron por muy poco ni Mario ni Gallego. Más que el 2-1, lo que se veía venir era el 1-2. Era cuestión de insistir. El camino estaba marcado.

Pero en esa senda podía surgir algún obstáculo. Si el Sporting estuvo cerca de imponerse, fue en el minuto 65, de nuevo, por un error en la salida de un futbolista del Tenerife. En este caso, de León. La acción acabó con un disparo al palo de Djuka y una milagrosa aparición de Shaq para impedir un segundo remate con valor gol (65’).

Tras este sobresalto, el Tenerife siguió a lo suyo, ahora con Carlos Ruiz subiendo al remate de una falta lateral lanzada por Alexandre. El central se adelantó a Mario y Enric, que esperaban la llegada del balón con una mayor ventaja.

El impulso definitivo

Fue entonces cuando Ramis decidió añadir un poco más de combustible. Apuntaló el medio con Pablo Larrea –de vuelta después de tres meses de baja por una lesión— y añadió la chispa de un Shashoua que ofreció detalles estimulantes, como en sus mejores tardes, dejando indicios de que no está perdido para el tramo final del curso.

Así, cocinando el triunfo a fuego lento, sin prisas pero sin pausa, el Tenerife alcanzó la remontada, como en El Alcoraz, Butarque y El Toralín (1-2). La jugada definitiva puso de relieve la variedad de recursos del equipo blanquiazul. Pase en profundidad desde el centro del campo de Álex Bermejo a Shashoua, conducción del inglés y centro envenenado al área, cuyo despeje en corto fue a parar a Gallego. El delantero barcelonés firmó su primer doblete como blanquiazul –llega a los ocho tantos– con otro tutorial de olfato y colocación, estando donde debe estar un rematador. Es su especialidad.

De ahí en adelante, el Tenerife supo dormir el partido. Ya en el descuento, el Sporting amagó con la igualada tras un remate cruzado de Jony, justo cuando su rival defendía con tres centrales por la entrada en el campo de Sipcic.

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