eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Tenerife despierta a tiempo

En su peor partido de la temporada, el equipo de Ramis logra sumar ante un Cartagena que solo acierta a batir en una ocasión a un notable Soriano y que juega con uno menos desde el 77 l Gallego establece la igualada

Sergio González, persiguiendo a Mo Dauda en una jugada del partido de ayer en Cartagonova. Iván Urquízar

Definitivamente, el Tenerife tiene algo que debe aprovechar para, quién sabe, llegar lejos esta temporada. En tardes en la que no juega bien, y ya son varias, es capaz de añadir puntos a la clasificación. Le pasó ayer en Cartagonova. Ya está más que demostrado que el de Luis Miguel Ramis es un equipo que sabe sufrir y que, incluso en momentos delicados, nunca se descompone. No se da por vencido, emerge y saca a relucir su carácter competitivo para agotar sus opciones. De hecho, ante el Cartagena pasó de verse superado en todo y quedar casi abocado a una derrota, a tener opciones de ganar.

Ese deseado desenlace habría situado a los blanquiazules en el segundo puesto de la tabla, ya que el Eibar había pinchado un rato antes en La Romareda (1-0). Al final, el perseguidor más cercano del Almería no es ni uno ni otro, sino la Ponferradina. Los insulares bajan al cuarto escalón de la tabla, pero se quedan muy cerca de los dos siguientes, a solo un punto.

Evidentemente, el propósito en Cartagonova fue el más ambicioso, pero la respuesta del equipo estuvo algo lejos de esa meta. Ya fuera por el desgaste de una semana fuera de casa –por la Copa– o por el mérito del rival, la primera hora de juego fue la peor de esta temporada del Tenerife. El Cartagena superó a su oponente en casi todo, en lectura de las situaciones, en anticipación, en disputas, en velocidad de ejecución, en ideas, en ocasiones de gol... Los tinerfeños llegaban tarde, se veían desbordados por los continuos cambios de juego de los locales, con los peligrosos Dauda y Gallar percutiendo por los costados y De Blasis inventando en el medio... La sensación de que lo mejor que estaba pasando era que el resultado seguía siendo de empate a cero, cobraba sentido en cada minuto que pasaba. La fuerza de la dinámica no estaba siendo suficiente para un Tenerife menor, pero en ningún momento derrotado.

Con Aitor Sanz como única novedad en la alineación, respecto a la anterior en Liga –sentó a Pablo Larrea–, el partido entró enseguida en una montaña rusa. El temor de que fuera un encuentro denso y aburrido se esfumó en cuestión de segundos. Los dos equipos salieron enchufados al campo, con transiciones rápidas, llegando al área... Gallego mostró sus intenciones con un remate forzado en un arranque eléctrico que, poco a poco, fue concentrando su mayor intensidad en el lado cartagenero. Y si la cosa no fue a mayores fue por Juan Soriano. El sevillano es de esos guardametas que suman puntos. Si ante la Real Sociedad B –por poner un ejemplo cercano– fue el más destacado, ayer también interpretó un papel crucial. Cerca del cuarto de hora, exhibió sus reflejos en una doble ocasión del Cartagena, primero tras un disparo de Tejera y luego para despejar un lanzamiento de De Blasis. A continuación, sacó a córner un intento desde fuera del área de Bodiger que se fue envenenando. De repente, el Tenerife se había apagado y el Cartagena había agarrado las riendas del partido, controlando el centro del campo y hallando fisuras en la zaga insular.

Aitor y Alexandre no lograban marcar el ritmo adecuado y al Tenerife le duraba poco el balón. No había contragolpes y los mediapuntas quedaban demasiado desconectados. Aún así, el blanquiazul es un equipo que necesita muy poco para hacer daño. Se vio cuando Mellot metió un centro desde la banda derecha que cabeceó picado Enric Gallego. Un aviso en medio de la supremacía local.

Hasta el descanso, siguió siendo el Cartagena el más cercano a marcar. La tendencia no se alteraba y a Soriano se le acumulaba el trabajo. En una, Dauda no acertó a definir frente a frente con el guardameta (22’), en otra fue Sergio González el salvador (42’) al tapar un disparo de Gallar a pase de Rubén Castro –poco del grancanario ayer–, desde el punto de penalti. En medio, el Tenerife fue capaz de volver a sacar sus garras. No se estiraba mucho, pero cuando lo hacía, le metía el miedo en el cuerpo a Marc Martínez, como cuando Elady completó una pared con Gallego con un remate desde el vértice del área pequeña que puso a prueba al guardameta del Efesé.

El intermedio llegaba como una oportunidad para que el Tenerife reseteara y se metiera verdaderamente en un partido que se le estaba escapando de las manos.

Pero la vuelta al césped no dejó nada diferente. El Cartagena siguió a lo suyo, con la lección bien aprendida y teniendo claro cómo desbordar a uno de los mejores bloques defensivos de Segunda, tal como reflejan los números. Ahí apareció Sergio, otra vez, para bloquear un remate de Rubén desde el punto de penalti (49’). Por los pelos, aunque el cántaro estaba viajando demasiado a la fuente.

Tras otra intervención de Soriano (52’) ante el vertical Gallar, un motivado Elady, por su regreso al campo en el que triunfó, asumió la responsabilidad en ataque al generar una acción individual y buscar el gol con un lanzamiento a media altura. Marc sacó el balón.

Ni siquiera era un intercambio de golpes. El Cartagena mandaba y el Tenerife se asomaba muy de vez en cuando. En realidad, el 1-0 parecía cuestión de poco tiempo. Así ocurrió. Una mala entrega de Sergio González se convirtió en un contragolpe del Cartagena impulsado por De Blasis y transformado en gol por Gallar: conducción, recorte y disparo raso al palo que dejó en nada la estirada de Soriano. El tanto era más que justo.

Ramis no tardó en agitar el partido. Metió en el campo a Míchel y a Shashoua –no jugaba desde la visita al Málaga por una lesión muscular– y quitó a Aitor y a Rubén. Los cambios y la necesidad de dar un paso al frente del Tenerife, más el giro dado por el Cartagena para conservar su ventaja y tratar de sentenciar con algún contragolpe, empezaron a cocinar un desenlace inesperado. Los insulares vieron la oportunidad y se aferraron a ella, despertando a tiempo para impedir la derrota. Mollejo fue el primero en tocar en la puerta al recibir un pase del generador Shashoua (64’). Y si el cambio de guion ya parecía claro, lo fue todavía más cuando el Cartagena se quedó un futbolista menos por la expulsión de Dauda, al entrar fuerte a Soriano y recibir la segunda cartulina amarilla (76’).

El siguiente ingrediente consistió en añadir la potencia de Shaq Moore por la banda derecha. El estadounidense fue clave, entre otras cosas porque aportó la asistencia del gol de Enric, quien antes del 1-1 había contado con una clarísima ocasión para anotar, a pase de Muñoz, pero su remate de cabeza salió fuera.

Con el empate en el bolsillo, tras la revisión del VAR, el Tenerife tuvo casi 10 minutos más para completar una remontada que no se produjo. Víctor Mollejo fue el último en intentarlo, ya en el 95’.

El punto fue el mal menor para un Tenerife que no mereció tanto, pero que sigue sumando. Toca analizar de puertas adentro si la falta de frescura es pasajera o no. La siguiente parada, el sábado ante el Lugo en el Heliodoro (20:00).

Compartir el artículo

stats