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Derbi

La afición gana el derbi

La ovación común por parte de las dos hinchadas, dedicada a La Palma en el minuto 8, une a dos colectivos que se reencuentran después de una temporada a puerta cerrada

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Aficionados del CD Tenerife, rumbo al derbi Carsten W. Lauritsen

Al margen del resultado del partido, el de ayer fue el clásico canario del regreso del público. El estadio de Gran Canaria registró una entrada de 25.887 aficionados, unos 1.500 procedentes de Tenerife tras realizar ayer, en una gran mayoría, los viajes de ida y vuelta. Con mejor sabor de boca para los amarillos, hubo fiesta desde primera hora.

Independientemente del resultado, el derbi de ayer en el estadio de Gran Canaria contó de entrada con un ganador seguro: la afición. Después de una campaña con dos clásicos a puerta cerrada por las restricciones sanitarias, el primero de los dos del presente curso se desarrolló con casi total normalidad y una alta demanda por parte de seguidores de uno y otro club.

El dato de la asistencia de espectadores lo dice todo. Los 25.887 asistentes superaron incluso las previsiones de los dirigentes, quienes habían redondeado esa cifra a la baja en los días previos. La posibilidad de completar el aforo y el buen momento de los dos equipos, fueron motivos añadidos para que el derbi recuperara ayer el colorido de otras tardes.

Las hinchada blanquiazul también se hizo notar. Desde comienzos de la semana pasada se formaron colas en la agencia que empezó a vender los paquetes de entrada y viaje. Y las plazas se agotaron en cuestión de horas. Contando las localidades sueltas que se despacharon en las taquillas, el Tenerife pudo recibir el apoyo de unos 1.500 aficionados en un sector del recinto deportivo de Siete Palmas. Como en los mejores tiempos.

La fiesta comenzó temprano, con traslados en barco desde el muelle de Santa Cruz al de Agaete y, como novedad, tres vuelos desde Los Rodeos al aeropuerto de Gando. Las filas de guaguas fueron llegando al estadio de Gran Canaria casi coincidiendo con la celebración del almuerzo institucional en la zona de palcos. La amplia delegación del club blanquiazul estuvo encabezada por Miguel Concepción, quien vivió su derbi número 19 en el cargo.

Tras el partido los jugadores del Tenerife saludaron a sus aficionados en el estadio de Gran Canaria. | | JUAN CARLOS CASTRO

Para hacerle un guiño a La Palma, sufridora por el volcán, el club anfitrión eligió productos de la Isla Bonita para montar el menú.

No fue el único detalle del partido con este mismo destino. Los dos equipos salieron al campo luciendo una camiseta en la que se podía leer el lema LaLiga con La Palma. Poco después, los más de 25.000 espectadores se coordinaron para dedicarle en el minuto 8 –por el número de Islas Canarias– una cariñosa ovación a los afectados por la erupción del volcán.

Era el momento de disfrutar y sufrir por el derbi. La celebración del gol de Viera, con la duda de la aplicación del VAR, y el desahogo de la pequeña curva blanquiazul tras el tanto de Elady Zorrilla. Pero quedaba el momento cumbre. Cuando el balón entró en la portería de Soriano en el tiempo de descuento. Éxtasis amarillo, amargura blanquiazul. Orgullo de los dos lados, en cualquier caso.

El partido acabó con 2-1, pero el triunfo más valioso fue el de las aficiones. Quitando algún pique tras el gol de Elady, apenas se registraron incidentes. Ganó el público.

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