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Resurge a lo grande

Después de dos derrotas, el Tenerife gana en el campo de uno de los aspirantes al ascenso, el Huesca l Gallego es titular, pero pide el cambio a los 6 minutos l> Golazos de Alexandre y Shashoua para remontar el de Joaquín

Sergio González, Carlos Ruiz y Alex Múñoz, celebrando el triunfo en medio de la tristeza de los jugadores del Huesca. LaLiga

El Tenerife resurgió dentro de la competición ganando en Huesca después de dos derrotas seguidas y también en el propio partido, sobreponiéndose a la tempranera sustitución de Enric Gallego, como en Almería, y a un gol del Huesca encajado tras una pérdida de balón. En un escenario adverso, pasada la media hora de juego, el equipo blanquiazul reaccionó, tiró del talento de Alexandre Corredera y Shashoua para remontar y terminó imponiéndose con firmeza.

No es que el plan de Ramis saliera tal como estaba previsto, punto por punto. Pero, en cierto modo, la de ayer fue una victoria que llevó su sello, una más, como la de Valladolid. El Tenerife supo adaptarse a cada situación, por muy incómoda que resultara, fue capaz de sufrir en los momentos en los que el Huesca trató de apretar, lanzó sus zarpazos para meter miedo e incluso sacar a relucir su pegada, y acabó domando a un rival entregado y desesperado por la solidez defensiva blanquiazul.

Para empezar, ese plan de Ramis incluyó la arriesgada decisión de repetir con Enric Gallego en la alineación. El delantero había llegado a El Alcoraz –una de sus casas deportivas en el pasado– condicionado por el esguince de tobillo sufrido en Almería nueve días antes. A pesar de esas dudas, entró en un once retocado con dos cambios respecto al anterior: salieron Sipcic –sus errores en el Juegos del Mediterráneo le pasaron factura– y Mollejo y entraron León, debutante como titular, y el cada vez más influyente Samuel Shashoua.

Volviendo a Gallego, la apuesta tuvo buenas intenciones, pero fue fallida. Apenas estuvo seis minutos en el campo. Tras un choque con Pulido, pisó mal y pidió el cambio. Como en Almería, Ramis ocupó el puesto de delantero centro con Elady y metió en el campo a Rubén Díez para que, a su vez, cubriera el hueco dejado por el jienense en el interior izquierdo.

Para colmo, en un tramo inicial accidentado, Carlos Ruiz estuvo cinco minutos fuera del partido por una brecha en la frente que le provocó, sin querer, su excompañero Juan Carlos Real. Entre unas cosas y otras, fue un cuarto de hora sin ritmo, con demasiadas interrupciones, una fase en la que la puesta en escena del Huesca fue correcta. Los de Nacho Ambriz empezaron mandando. Cumplían a rajatabla su propósito de tener la posesión en cualquier lugar del campo, incluso jugando con fuego cerca de su área. Esa propuesta, estudiada por un Tenerife preparado para adelantar su presión por momentos, le acabaría costando un disgusto a un conjunto oscense que comenzaba a generar llegadas con las diagonales de Escriche y la verticalidad de Joaquín. En cambio, los insulares no hallaban el camino. Les costaba tener profundidad en las bandas, no manejaban con continuidad el centro del campo y se estiraban muy poco, solo con un disparo forzado de Elady (21’). Esa tendencia alcanzó su cumbre con un gol de Pulido anulado por fuera de juego y, poco después, con el único tanto del Huesca. Una fallo de Míchel en la entrega del balón a José León fue aprovechado por Joaquín para plantarse solo ante Juan Soriano y adelantar a su equipo (31’). A esas alturas y dadas las circunstancias, la amenaza de un tercer partido sin poder puntuar cobraba fuerza.

Seguramente, la clave para que no se produjera ese desenlace estuvo en la inmediata respuesta del Tenerife. Tres minutos más tarde, Mellot se animó a avanzar por su carril y puso el balón en el área con ventaja para Ignasi Miquel. Pero el central se confió. Shashoua metió la pierna y logró conectar con Alexandre, quien, en el área pequeña, recortó a Pulido y, con sangre fría, definió a la perfección. Contar con futbolistas como el inglés o el gerundense, tiene estas ventajas.

Y también con Juan Soriano. El sevillano es de uno de esos guardametas que ganan puntos, o ayudan a no perderlos. Si bien poco pudo hacer en la jugada del 1-0, sí evitó que el Huesca volviera a adquirir renta con dos paradones encadenados al borde del descanso. En una misma jugada, exhibió sus reflejos al despejar un cabezazo de Escriche y, acto seguido, neutralizó un disparo de Pitta sin oposición. El portero puso de mucho su parte para acercar al Tenerife a una victoria que acabaría cayendo de su lado. No habría sido lo mismo llegar al intermedio con 2-1.

Lo mejor estaba por venir. Tras una primera parte –de 50 minutos– irregular y algo distante de la idea de juego de Ramis, aunque sin un daño irreparable en el resultado, el Tenerife ganó en seguridad en la segunda. Puede que también le ayudara el efecto que tuvieron en el Huesca los cambios introducidos por Nacho Ambriz. Lo de prescindir de Juan Carlos, poner a Mosquera por Nwakali y adelantar a Marc Mateu, no se tradujo en una mejora inmediata.

Mientras los locales trataban de centrarse, el Tenerife empezó a cogerle el pulso al partido. Con peloteros como Alexandre y Rubén Díez ayudando en el juego interior, menos pérdidas en las entregas y más opciones para que se sumaran al ataque los laterales Mellot y Álex Muñoz, los blanquiazules fueron creciendo, sabiendo que estaban ante la oportunidad de dar un giro definitivo al guion. Ahí, el Huesca colaboró en su empeño por iniciar las jugadas desde su área. Fue toda una invitación para un Tenerife al que no se le da mal eso de apretar y golpear, sobre todo si esa situación se produce tan cerca de la zona de peligro. En una de esas arriesgadas construcciones, los blanquiazules se lanzaron en una presión alta que acabó con una recuperación de Aitor y un pase a Shashoua con valor gol. Sam controló, dejó sentado a Pulido y anotó su tercer tanto, los mismos que logró en la Liga pasada.

Superando obstáculos, el Tenerife había conseguido lo más difícil, amortiguar los golpes de la sustitución de Gallego y del gol del Huesca y ganarse a pulso la remontada. Pero quedaban 35 minutos y no se podía dar nada por sentado. Lo que sucede es que entre las virtudes de este Tenerife está la capacidad para dormir los partidos cuando le interesa. Es algo que no apareció en la derrota ante el Mirandés pero que sí se vio, por ejemplo, en el triunfo en el José Zorrilla. Lo de ayer fue similar. Un rival con tanta variedad ofensiva como el Huesca, se quedó en nada, sin ideas e impotente ante la cohesión de un rival carente de fisuras. Solo llegó a inquietar a Soriano con un disparo raso de Joaquín que, tras rozar a un defensa, sacó con apuros el portero. Como se suele decir en estos casos, los de Ramis supieron sufrir una vez más. Incluso merecieron ampliar la renta en el marcador con un remate de cabeza de José León que despejó Andrés in extremis.

Ramis completó su obra con unos cambios que terminaron por someter a un Huesca entregado. En definitiva, tercer triunfo a domicilio de la 21/22. Por si había dudas, el Tenerife sigue apuntando alto.

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