No pasa todos los días que el Tenerife gane un partido en campo contrario. Y mucho menos que lo haga en la primera jornada de Liga. De hecho, no ocurría en Segunda División desde la temporada 2006/2007. Algo estará cambiando. Este domingo lo consiguió en el estadio Fernando Torres con momentos determinantes al principio y al final, gracias a la astucia y la pegada demostrada por Bermejo, autor del 0-1 en el minuto 4, y la calidad de Corredera, quien resolvió a favor de los blanquizules en el tiempo añadido un encuentro que parecía destinado a un justo empate.

El 1-2 será recordado, precisamente, por la maniobra del exfutbolista del Badajoz casi sin margen para que el Fuenlabrada pudiera reaccionar. Le llegó el balón al área tras una genial conducción de otro de los fichajes de este verano, Elady, levantó la cabeza y puso el balón donde quiso, en la escuadra de la portería defendida por un impotente Altube. Golazo.

Así se resume el debut del Tenerife en la campaña 2021/22, un estreno del que se esperaban noticias, como la primera alineación del curso. Ramis salió, más o menos, con lo esperado. Tomando como referencia el último amistoso, el del 7 de agosto en La Rosaleda, los tres únicos cambios coincidieron en la defensa y en el acompañante de Míchel en el centro del campo. El técnico mantuvo al mismo portero, Juan Soriano, y a todo el bloque ofensivo, formado por los extremos Nono y Bermejo, por el mediapunta Shashoua y por el delantero –sin ser un especialista puro– Elady. Los que no tuvieron esa continuidad fueron el central Sergio González, el lateral izquierdo Jéremy –por ellos jugaron ayer Carlos Ruiz y Pomares– y el mediocentro Corredera –Aitor–.

Con estos argumentos entró en escena un Tenerife al que no le pudieron salir mejor las cosas. Y es que en el minuto 4 logró adelantarse con el gol de Álex Bermejo. El tanto no se produjo como consecuencia de la superioridad de un equipo sobre otro o por la tendencia del juego. Era demasiado pronto para eso. En realidad, no había un claro dominador. Pero sí pudo surgir por la respuesta inmediata de un Tenerife que salió al campo despierto, decidido, dispuesto a ocupar espacios en el terreno contrario. Ahí, el extremo barcelonés, situado en ese momento en una posición centrada cerca del área, aprovechó una mala cesión de cabeza de Diéguez, se plantó solo ante Altube y coló el balón con un potente disparo.

Viéndose en ventaja, aunque fuera con un gol tan tempranero, los blanquiazules activaron la segunda fase del plan, la de incidir en el orden defensivo, evitar una inmediata reacción del Fuenlabrada e incluso ceder la iniciativa al rival. Ahora le tocaba a los de José Luis Oltra ser más arriesgados. Y tal como demostró el Tenerife la pasada temporada con Ramis, ahí se siente seguro. Ya tenía rodaje en esa manera de competir. Por momentos, apenas sufrió. De hecho, el primer disparo a puerta del Fuenlabrada –único en este período– llegó en el minuto 19 con una falta directa ejecutada por el especialista Pedro León en la que Soriano intervino con autoridad.

No es que el Tenerife estuviera jugando con fuego, pero no tardó en enfrentarse a un segundo sobresalto. Poco después, los locales pidieron penalti por manos, las de Carlos Pomares, quien golpeó la pelota sin querer dentro del área. Saúl Ais Reig, el mismo árbitro que expulsó al lateral izquierdo la campaña pasada en Oviedo en el primer minuto de juego, optó por no señalar la pena máxima. Más tarde tomó la misma decisión, con acierto, al pillar a León tirándose dentro del área de los insulares.

A todo esto, el Tenerife, con orden y el recurso de los peloteros de la mediapunta, se lanzaba a por el segundo tanto cada vez que podía, preferente por el costado derecho, zona por la que creaba superioridad con un ofensivo Mellot, con Nono y también con el omnipresente Shashoua, que solía descolgarse por ese costado. El balance dejó un par de disparos de Nono de media distancia (33’ y 46’), el primero con peligro y despejado con problemas por Altube.

Convincente actuación del Tenerife en el primer tiempo. Quedaba darle continuidad tras el descanso. Pero lo cierto es que fue el Fuenlabrada el equipo que consiguió ir comiendo terreno a base de empuje, y empezó a modificar el guion. El equipo local regresó al césped después del intermedio con la idea de adelantar un poco la presión, ser más agresivo, finalizar más jugadas... Además, José Luis Oltra cambió de banda a Álex Mula y fue el exblanquiazul el encargado de transformar esa dinámica creciente de los madrileños en el gol del empate. A raíz de una pérdida de balón del Tenerife en el centro del campo, el extremo asumió la responsabilidad del ataque, avanzó por el carril izquierdo, entró en el área y sorprendió a Soriano con un tiro raso pegado al palo.

El 1-1 no era injusto. Sin que el Tenerife se hubiera ido del partido, sí daba la sensación de que no se sentía tan cómodo. Le costaba ganar los duelos, no era tan consistente en el medio –Aitor Sanz pidió el cambio a la hora de juego– y sufría en las bandas. Para colmo, la entrada de Roman Zozulia –aclamado por el público– le dio al Fuenlabrada todavía más empuje. Los de Oltra habían pasado de tirar una vez a puerta en los primeros 45 minutos a insistir con disparos de Cristóbal, otro de Mula...

Pero de alguna manera o de otra, el Tenerife supo resistir a partir del gol de la igualada. Lo hizo neutralizando al Fuenlabrada en sus mejores minutos, con casi media hora por delante. Y ahí intervino Ramis para agitar el juego ofensivo de unos blanquiazules que se habían limitado a lanzar cinco córners en este período. El entrenador encontró el momento adecuado para revitalizar el centro del campo con la presencia en el césped de Corredera y añadir una referencia con el debut con el primer equipo del delantero Ethyan.

En el tramo final, el encuentro volvió a igualarse. Pudo ganar el Fuenlabrada con un cabezazo de Iribas. Pero el Tenerife volvía a pisar el área contraria. Avisó con un potente chut de Ethyan y no perdonó al minuto siguiente con el gran gol de Corredera, toda una declaración de intenciones. La diferencia pudo ser aún mayor cuando Sergio González dispuso de un mano a mano con Altube que se marchó fuera por poco.