Hoy se cumplen 11 meses del primer partido de Pedri con el Barça. Fue un amistoso ante el Nástic, el 12 de septiembre pasado, donde ya dejó algunas pistas del talento a raudales que posee. Nadie, ni siquiera él, podía imaginar la maratón que se le venía entonces, un adolescente de Tegueste, que por entonces no había cumplido ni los 18. Ese fue el primero de los 76 partidos (71 oficiales) que iba a disputar en una temporada de locos en la que, además de ser fijo para Ronald Koeman, lo sería también con la absoluta en la Eurocopa y la olímpica en los Juegos. Pese a que el club tenía previsto darle unos días extra de descanso, el mejor jugador joven de la pasada Eurocopa volverá a entrenar hoy en la ciudad deportiva para echar una mano a un equipo faltado de recursos ofensivos.

El último Pedro canario que llegó con 17 años por el Barça tuvo un estreno fulgurante con el primer equipo, marcando en todas las competiciones en el año del sextete. Aunque con menos títulos, apenas una Copa que echarse en el gaznate en el último año de Messi, el barcelonismo, en general, y Koeman, en particular, se enamoraron a primera vista de Pedri. Y aquel chaval que hasta entonces aún no había jugado ni un partido de Primera se hizo un hueco inmediato en el equipo con su humildad fuera del campo y su descaro, madurez y talento dentro de él. Jugó todos los partidos de Liga menos el último, en el que con el títulos perdido, el técnico neerlandés le dio la tarde libre ante el Éibar. Solo había descansado antes entonces ante el Ferencvaros y acumulaba 3.526 minutos entre Liga, Copa, Champions y Supercopa.

Pleno con España

Pero mientras varios de sus compañeros se marcharon de vacaciones, el final de su temporada estaba lejos de llegar para aquel genio al que una nevada alejó del Madrid: quedaba el doblete de Eurocopa y Juegos. A Luis Enrique le bastaron los tres partidos de marzo ante Grecia, Georgia y Kosovo (clasificatorios para el Mundial) para tener claro que en el torneo continental serían Pedri y 10 más. El centrocampista azulgrana lo jugó todo, incluida tres prórrogas. Solo se ahorró el último minuto en el tiempo extra ante Suiza.

«Ni Iniesta con 18 años ha hecho una Eurocopa así. Que se sumen al carro de Pedri muchos más», asestó Luis Enrique, tras la eliminación en semifinales. Pedri, además de ser elegido mejor jugador joven del torneo, fue también incluido en el once ideal.

Luis de la Fuente también le dio las llaves de la sala de máquinas en Tokio y tan solo le ahorró una de las tres prórrogas, en las semifinales ante Japón, donde dejó el campo extenuado en el minuto 83. Pese a que tantos minutos y kilómetros hacían mella en sus piernas disputó los 120 minutos de la final ante Brasil.

Cuatro días después ayer, tras pasar la revisión médica, volvió a ver a sus compañeros en la ciudad deportiva. Hoy, a pesar al cansancio acumulado, volverá a entrenar junto a ellos para estar en el primer encuentro de la temporada. No solo para poder experimentar por primera vez el calor de la grada del Camp Nou, sino ante la necesidad de un Barça en cuadro (Dembélé, Ansu Fati, Agüero, De Jong, Lenglet, Gavi, Mingueza y Ter Stegen en la enfermería y sin saber cuándo se podrá inscribir a Memphis, Eric García y Emerson) y en shock tras la marcha de su capitán. Un Messi que había encontrado en ese joven insular a su mejor socio. Una sociedad que tan solo ha durado una temporada y que no había podido ser coreada por la afición.

Buscando nuevo socio

Ahora Pedri tendrá que buscar un nuevo destinatario para sus pases de fantasía. A la espera de que se recupere Ansu Fati, con el que debe comandar el futuro del Barça, intentará asociarse con Griezmann y Memphis Depay, siempre que el club logre liberar antes de mañana masa salarial para poder inscribir al delantero neerlandés.

Después de correr 5.025 minutos desde el debut ante el Nàstic hasta la final olímpica, el mejor jugador joven de la última Eurocopa da un paso más adelante. Cuando el equipo recupere efectivos quizás tendrá descanso, pero por el momento su maratón continúa.